Hace 3.500 años una ciudad fue destruida por una misteriosa explosión. Se trata de Tell el-Hammam, un sitio arqueológico en Jordania, en la parte oriental del valle inferior del Jordán, cerca de la desembocadura del río Jordán.

En 1650 a. C. se produjo un terrible cataclismo al noreste del Mar Muerto. Su resultado fue la destrucción total de la gran ciudad de Tell el-Hammam, muy desarrollada en aquella época.

Historiadores y arqueólogos han expresado diversas hipótesis sobre las causas de tan grandiosa destrucción. Entre ellas figuraban un terremoto, un volcán o un enorme rayo.

Sin embargo, ninguna de las hipótesis se ha confirmado. Lo más probable es que Tell el-Hammam fuera destruida por una explosión y de la noche a la mañana.

Una explosión catastrófica

La explosión de un meteorito sobre la ciudad habría podido causar tal destreza. Los científicos incluso calcularon su potencia: 9.000 veces la bomba atómica detonada en Hiroshima. En la ciudad se encontraron cuerpos de personas convertidas en piedra. Sus posturas indicaban que hubo contacto visual con algo brillante.

En los últimos momentos, los habitantes de la ciudad intentaron esconderse de la amenaza inminente, o al menos cubrirse con las manos.

El incidente de Tell el-Hammam se ha comparado con la explosión de Tunguska. La fuerza de ambos casos es sobrecogedora. Pero hay un “pero”, los investigadores no encontraron rastros de un meteorito ni de un cráter formado.

Restos de la ciudad Tell El-Hammam. Crédito de imagen: Tell El-Hammam Excavation Project

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En un instante, más de 200 edificios quedaron destruidos, entre ellos un grandioso palacio y varias estructuras de gran tamaño. La temperatura era tan alta que el lago cercano se evaporó al instante.

¿Civilizaciones antiguas con tecnología de armas nucleares?

El viajero y explorador ruso Andrey Sklyarov expresó la versión de que en la Tierra estaba teniendo lugar una guerra de dioses. Es decir, civilizaciones muy desarrolladas con armas destructivas, posiblemente nucleares, luchaban en la Tierra y en el cielo.

Debido a ello, las ciudades de los pueblos fueron borradas de la faz de la Tierra. Y el nivel general de vida y desarrollo bajó bastante.

Aproximadamente la misma arma poderosa destruyó 8 ciudades en el territorio de la moderna Turkmenistán, Mohenjo-Daro, antiguas ciudades de la India, Sodoma y Gomorra, muchos asentamientos en la Península Arábiga y el norte de África, ciudades de Asia Central.

Si todas ellas fueron destruidas en unos 300-350 años por diversos cataclismos, entonces esto sería extraño. Sobre todo cuando se trata de meteoritos. Por lo tanto, la hipótesis de Andrey Sklyarov tiene derecho a la vida.

La destrucción de Sodoma y Gomorra. Crédito de imagen: John Martin, 1852 (Wikimedia Commons)

Por ejemplo, en los Vedas indios se indican varios tipos de armas. Por ejemplo, flechas que drenan ríos y lagos enteros, discos solares que queman ciudades e incineran elefantes, amuletos y artefactos que provocan la distorsión del tiempo y el espacio, lo que conduce inevitablemente a una realidad alterada. Todo ello podría conducir a la destrucción que vemos en Tell el-Hammam.

Otro investigador, llamado Steven Collins también comparó la devastación con el suceso de Tunguska de 1908, en el que un enorme asteroide entró en la atmósfera terrestre sobre Siberia, causando una destrucción generalizada. Añadió que el estallido propuesto “habría sido mayor que el de Tunguska, que tuvo 1.000 veces más energía que la bomba atómica que destruyó Hiroshima”.

Sorprendentemente, este cataclismo también parece haber producido cantidades sustanciales de sal, como señaló James Kent, profesor asociado de Ciencias de la Tierra en la University of Los Angeles – un detalle que puede recordar a algunos la historia de la mujer de Lot, que se convirtió en una estatua de sal tras la destrucción de Sodoma y Gomorra. Aunque Collins confía en sus conclusiones, algunos arqueólogos le han acusado de sacar conclusiones prematuras sin suficientes pruebas de campo.

Los hallazgos de una investigación relacionada ha sido publicada en Scientific Reports.

[H/T: scinews]

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