La situación en Australia está fuera de todo control. Se ha declarado estado de emergencia debido a los intensos incendios y gases tóxicos producidos por el humo liberado.
Más allá de la grave ola de calor que ha venido golpeando a Australia desde hace algunos días, los incendios también continúan destruyendo terrenos y matando a la vida silvestre.
Autoridades han declarado este jueves el estado de emergencia por siete días en Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney; según informa El País.
Dicho lugar también experimentó temperaturas récord, anteriormente no registradas y que han incrementado la propagación de los incendios forestales.
Condiciones meteorológicas catastróficas
La primera ministra de el estado de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, utilizó la frase «condiciones meteorológicas catastróficas», para referirse a la grave situación que atraviesa la isla continente.
Lo más grave de todo es que se trata de la segunda oportunidad en que el estado de emergencia es declarado desde que iniciaron los incendios en septiembre.
Aproximadamente 100 focos de incendios se han contabilizado en Nueva Gales del Sur desde hace varias semanas, y la mayoría continúan sin poder controlarse, generando nubes de humo tóxicas que llegaron a Sídney.
El pasado martes, la temperatura alcanzó los 40.9 ° C, superando el anterior récord de 40.3 ° C en la región.
Para la labor de extinguir los incendios se han enviado más de 2.000 bomberos que hasta ahora continúan tratando de apaciguar las incesantes llamas, junto a la ayuda de militares y voluntarios de varias partes del país, e incluso enviados desde Canadá.
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Emergencia global
Las autoridades han dado a conocer que se esperan las peores condiciones en Sídney, con temperaturas que podrían seguir subiendo y una mayor cantidad de incendios que se podrían desatarse en el estado.
Además, Sídney enfrenta una «emergencia de salud pública», en vista de que se ha registrado un incremento del 80% de ingresos a centros de salud durante los últimos días, y la mayoría debido a problemas por la mala calidad del aire.
Hasta ahora 3 millones de hectáreas se han quemado, 800 casas fueron destruidas, seis personas han muerto y miles de animales han perecido. Esa es la trágica realidad que vive Australia en estos momentos.
Muchos activistas han culpado al gobierno por no tomar las acciones necesarias contra el calentamiento global.
Lo que vemos ahora en Australia podría ser el inicio de una serie de tragedias en diversos lugares del mundo. Es una situación que debe ser tomada como problema mundial y no pensar que es solo un hecho aislado.
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