Uno de los hallazgos más enigmáticos de la historia, fue la hoja de hierro de una daga ornamentada, enterrada junto a Tutankamón en el siglo XIV a. C. El misterio de esta arma continúa vigente, y es que la misma nunca se oxida.
En 1925, tres años después del hallazgo de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, el arqueólogo inglés, Howard Carter, descubrió 2 puñales ocultos en la tela que envolvía el cuerpo momificado del rey.
En el muslo derecho, estaba una hoja de hierro con un mango de oro decorado que terminaba en un pomo redondo de cristal, encerrada en una vaina de oro ornamentada con un diseño de plumas y la cabeza de un chacal.
Los expertos se emocionaron al ver la hoja de hierro en perfecto estado, sin un ápice de óxido. Los estudios posteriores demostrarían la sorprendente razón.
Por qué no se oxida la daga de Tutankamón?
Un espectrómetro de fluorescencia de rayos X examinó la daga de Tutankamón en el Museo del Cairo, donde se encuentra actualmente.
El resultado no se publicó en una revista arqueológica, sino en la revista Meteoritics and Planetary Sciencie, sorprendiendo a todos.
¿Por qué? Sencillamente porque el material con el que fabricaron la daga, hace miles de años, provenía de un meteorito.
El hierro poseía 11% de níquel y un 0.6% de cobalto, con pequeñas cantidades de fósforo, azufre y carbono. Composición química común de los meteoritos de hierro.
LECTURA RECOMENDADA: El artefacto del antiguo Egipto que se asemeja a un tablero de control
A su vez, el alto contenido de níquel, provocó que la aleación fuera inoxidable, lo que permitió que se mantuviera intacta hasta la actualidad. De hecho, en su hoja son visibles las huellas de la forja. Es decir, que los herreros del antiguo Egipto aún no sabían fundir hierro, pero ya lo trabajan forjándolo.
El hierro meteórico era conocido por muchos pueblos antiguos. El término hierro en los textos mesopotámicos, hititas y egipcios está relacionado con el cielo.
Incluso, en Egipto había un jeroglífico especial, cuyo significado se traduce de manera literal como «hierro celestial».
Un material especial
Fue a mediados del siglo XIII a. C., que empezaron a denotar todos los tipos de hierro, incluido el habitual, que es de origen terrestre.
El metal proveniente del cielo solía ser venerado como un regalo de los dioses, por su rareza. Además de ser mucho más costoso que el oro.
El más antiguo de los objetos de hierro encontrados en los enterramientos egipcios, proviene de una época anterior a la unificación del Estado, bajo el gobierno de los faraones. En un período conocido de la cultura Gerzeh.
Por ello, la proporción de impurezas en el hierro con el que se fabricó la daga de Tutankamón, ayudó a establecer su origen exacto; esta se fabricó precisamente con el hierro del meteorito Kharga, llamado así por el oasis cerca del cual cayó.
Se cree que un egipcio descubrió los restos del fragmento que cayó cerca del puerto de Mersa Matruh, a 240 kilómetros al oeste de Alejandría.
El autor del estudio, Albert Jambon, un arqueo-metalúrgico francés y profesor de la Universidad de Pierre y Marie Curie, en París, declaró que el método usado abre la posibilidad de rastrear cuándo y dónde ocurrieron las primeras operaciones de fundición, el umbral a la «nueva era».
Sin duda, una prueba más de lo avanzados que estaban los antiguos egipcios en cuanto a conocimientos… ¿Cómo sabían que los objetos que caían del cielo eran de hierro? ¿Cómo es posible que pudieran trabajarlo tan eficazmente?
Gracias por leernos. Te invitamos a seguirnos en nuestra Página de Facebook, para estar al tanto de todas las noticias que publicamos a diario. También puedes unirte a nuestra comunidad en Telegram.
0 comentarios