Iván el Terrible, fue el primer zar de Rusia y es recordado por su barbarie. Ahora un equipo de científicos ha reconstruido por primera vez el rostro del tirano a partir de su cráneo.
La fría mirada del tirano más cruel de Rusia es revelada 440 años después de su muerte, luego de que un grupo de científicos reconstruyeran su rostro a partir de su cráneo.
Iván el Terrible, primer zar de Rusia, transformó su país en un imperio y expandió sus fronteras hacia el este, hasta Siberia, y hacia el sur, hasta el Caspio.
Pero se le recuerda más por su barbarie: descuartizó a sus súbditos, los hirvió vivos, los empaló, los asó, los ahogó bajo el hielo y los desgarró con caballos.
Incluso se dice que golpeó a su propio hijo hasta matarlo, enfurecido tras enfrentarse a él por golpear a la esposa embarazada del príncipe, provocándole un aborto.
Sin embargo, a pesar de toda su infamia, el verdadero rostro del zar no ha pasado a la historia, y un grabado descolorido es quizá la única representación que se tiene de él en vida.
Ahora podemos contemplar su gélido rostro por primera vez en siglos, tras la reconstrucción científica de su cara a partir de su cráneo. La tumba del zar fue excavada en 1963 por el científico soviético Mikhail Gerasimov.
Cicero Moraes, autor principal del nuevo trabajo, declaró: «Según el estudio del doctor Gerasimov, parece que Iván llevaba una vida desordenada de excesos alimentarios y abuso de alcohol.
Esto debió de empeorar su estado en los últimos años.
Esto contrasta con el aspecto que tenía de joven, cuando se le describía como alto, con una hermosa cabellera, hombros anchos, músculos fuertes y un rostro agradable.
Un hecho interesante es que encontraron una gran cantidad de mercurio en su cuerpo, lo que hizo sospechar a algunos de envenenamiento.
“Pero dadas las costumbres de la época, pudo haber sido utilizado como tratamiento para algún problema de salud”.
La cara final representa una combinación de varios enfoques.
Uno de ellos consistió en utilizar datos de donantes vivos para revelar el grosor probable de la piel del zar en distintos puntos del cráneo.
Otra técnica utilizada fue la deformación anatómica, en la que la cara y el cráneo de un donante vivo se alteraron digitalmente hasta que coincidieron con las dimensiones de Iván el Terrible.
El busto final fue una combinación de todos estos datos», explicó Moraes, experto brasileño en gráficos, que lo calificó de parecido “fuerte y decidido”.
“Fue una experiencia muy interesante, ya que no se trataba sólo de una aproximación facial, sino del estudio de la historia del zar.
Encontré fuentes que afirmaban el epíteto de ‘terrible’ y otras con pruebas diferentes, que indicaban que la fama podía haber sido exagerada, por ejemplo, por enemigos y adversarios”.
Una representación de Iván el Terrible en vida fue revelada por imágenes multiespectrales en 2017, en la portada de un libro titulado el Apóstol, publicado en 1564.
Y aunque está demasiado descolorido para hacer una comparación con la nueva reconstrucción, el Sr. Moraes dijo que el rostro que creó coincidía bien con una reconstrucción anterior del propio Dr. Gerasimov.
Después de terminar, comparé los rostros y, aunque utilizamos enfoques diferentes para componer los bustos, los resultados fueron muy similares.
Iván el Terrible, que reinó como Iván IV, tenía sólo tres años cuando subió al poder tras la muerte de su padre.
Su madre gobernó inicialmente como regente, pero cinco años más tarde ella también moriría -supuestamente envenenada- y el niño se convertiría en un peón en la lucha de poder entre familias nobles rivales.
En comentarios atribuidos al zar, éste dice de esta época que él y su hermano vivían como “vagabundos e hijos de los más pobres”.
Al parecer, los animales se llevaban la peor parte de su ira, y se dice que arrancaba las plumas a pájaros vivos y arrojaba gatos y perros por la ventana.
Pero a los 13 años ya estaba listo para librarse de sus captores.
En una fiesta celebrada en 1543, hizo arrestar y ejecutar a Andrei Shuisky, el poder tras el trono, y las leyendas cuentan que fue despedazado por perros.
Siguió un periodo de relativa paz, pero al entrar en la treintena, Iván IV cayó en la paranoia por un doble golpe.
Primero murió su esposa en 1560, al parecer envenenada.
Cuatro años más tarde, su íntimo amigo Andrei Kurbsky se pasó al bando contrario durante una guerra contra la Mancomunidad Polaco-Lituana.
Iván IV intentó abdicar alegando la traición de la aristocracia, pero la corte no podía gobernar sin él y le suplicó que regresara.
Como precio, exigió el derecho a ejecutar a los traidores percibidos y confiscar sus propiedades sin interferencias.
También decretó la creación de la oprichnina, una vasta porción de Rusia donde podía gobernar con poder absoluto.
Respaldado por su guardia personal, los oprichniki, brutalizó el territorio y ejecutó a todo aquel que se opusiera a su celo paranoico.
En 1570, el zar mandó matar hasta 15.000 personas en Nóvgorod -entonces la segunda ciudad de Rusia- en una masacre tan brutal que la ciudad nunca recuperó su preeminencia.
Una leyenda, tal vez apócrifa, dice que también dejó ciego al arquitecto que construyó la catedral de San Basilio de Moscú para que no pudiera volver a construir nada tan bello.
Murió a los 53 años, en 1584, durante una partida de ajedrez, y fue enterrado en la catedral del Arcángel de la capital rusa.
Tras asesinar a su heredero, Ivan Ivanonich, al zar le sucedió su segundo hijo, Feodor Ivanovich.
Desinteresado por la política, Feodor I dejó a otros el mando y murió sin descendencia, poniendo fin a la dinastía de los Rurik y sumiendo a Rusia en un periodo de crisis y anarquía apodado la Época de los Problemas.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en un estudio en la revista OrtogOnLineMag.
[FT: DM]
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