Desafortunadamente, algunas deidades y seres sobrenaturales propios de las leyendas de la península ibérica, no gozan de la popularidad que caracteriza a los panteones de otras mitologías por lo que resulta interesante conocer a algunos de los dioses propios de esta región. Uno de ellos es Mari, tal vez, una de las figuras más importantes del panteón vasco, al norte de España.
Una divinidad que nos refiere al culto de lo femenino, de la tierra, la naturaleza y la fertilidad.
¿Quién es Mari?
Se trata de una figura de increíble poder, que cuenta con control sobre el clima y que en ocasiones es entendida como una personificación de la naturaleza.
Bella y poderosa, castiga la mentira y a los mentirosos, pero ayuda a algunos seres humanos. Es capaz de cambiar la forma con la que se presenta y de invocar vientos y tormentas y que se vincula con lo subterráneo pues habitaría en cuevas y cavernas de las montañas de esta región, sobre todo, en el Amboto.
También muestra en sus leyendas, una marcada relación con lo femenino llegando hasta revelar algunos conocimientos a las mujeres.
“No es casual que Mari viva en una cueva profunda, pues ésta bien puede relacionarse simbólicamente con el útero. En el interior de la cueva se encuentra la guardiana de la vida, Mari, como en el útero materno se encuentra el origen de la fecundidad y de la descendencia”.
RUIZ, Pablo y REÑÉ, David, 2020, Guía de los seres mitológicos de España. España: Círculo Rojo. ISBN 978-84-1350-166-6
Mari puede ser invocada pero esto ha de realizarse de una cierta manera y se ha de seguir un marcado protocolo en su presencia.
El protocolo
Para llamar a la diosa, normalmente se expresa que se debe de realizar una ofrenda. Bien lanzando una piedra dentro de su cueva o bien, ofreciéndole un macho cabrío. Esto no resulta extraño si consideramos que esta diosa suele estar relacionada con elementos caprinos.
Ya una vez en su presencia, uno debe de comportarse correctamente ante la diosa y se han de seguir una serie de normas que, si no se conocen con anterioridad, sería difícil que uno llegara a imaginarse, véase:
- Es importante la forma en la que uno se dirige a ella pues no se le puede tutear.
- También hay que prestar atención a la forma en la que se entra y se sale de sus dominios. En este caso, se debe de salir de la misma manera en la que se entró: caminando hacia atrás, sin darle la espalda a la diosa.
- Es significativa la forma en la que se permanece en sus dominios. Uno no se debe de sentar y debe de comer nada, aunque la diosa invitara a hacerlo.
Esta especie de «acertijos» o pruebas que impone la diosa son similares a los que aparecen con otras figuras de la mitología ibérica, como las hadas, y guardan cierto parecido asimismo con procesos de iniciación.
Nuestra compañera Sonia Gupta del canal AEnigma, nos presenta muchos más detalles de esta deidad en un programa junto a Pablo Ruíz en el siguiente video:
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