La mitología siempre ha sido relacionada con los dioses y los espíritus guardianes de la naturaleza. Así es como los nórdicos tienen la historia de Hyldemoer, el guardián de los árboles.
Derivado del vocablo danés, Hyldemoer significa «madre anciana», y se asocia directamente con el espíritu guardián de los árboles.
Se dice que este espíritu tiene muy buena relación con los humanos y eso se puede apreciar en las historias celtas e, incluso, británicas, siendo conocido como «Old Lady».
Hyldemoer, el protector de los árboles antiguos
El trabajo de este espíritu es proteger a los árboles más viejos y vulnerables. Para los escandinavos, estaba totalmente prohibida la tala de árboles sin el permiso necesario.
Una de las razones más importantes era que esto provocaba la ira y posterior pérdida de la bendición de Hyldemoer, lo que podría ser fatal para el pueblo.
Esto se debe a que los nórdicos, en las peregrinaciones anuales de los elfos, se realizaban siguiendo el trazo de los árboles más memorables.
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Si el hombre corta uno de estos árboles, se ganaría el repudio inmediato de los señores del Alfheim. Lo mismo pasaría con las Asradi, las sirenas que habitan las heladas aguas subterráneas y se alimentan de las raíces de los árboles.
Sin embargo, más allá de la prohibición de la tala de árboles, los nórdicos tuvieron una manera de alabar a Hyldermoer, debido a la importancia de la madera de los árboles para su cultura.
Negociar un contrato con el espíritu protector de los árboles
Si la tala de árboles estaba prohibida en general ¿Cómo es posible que los poderosos barcos y escudos de los vikingos estuvieran hechos de madera?
De acuerdo a la leyenda, los reyes vikingos ofrecían toda clase de sacrificios a Hyldemoer, donde incluían sacrificios humanos.
Sin embargo, el espíritu no los aceptó y dejó que la sangre se secara sobre la corteza de los árboles y cada barco hecho de madera de las talas, se hundió de manera inexplicable.
Los señores de los nueve mundos de la mitología nórdica, entre los que destacaban Odín, Thor, Frey y Tyr se mostraron preocupados por la situación. Pues Hyldemoer no permitiría que nada se hiciera a partir de la madera de sus árboles.
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Decidieron ofrecerles tantos regalos como pudieron; un lugar privilegiado en Naglfar, una trenza de Gleipnir, Sleipnir, el corcel de Odín, el cayado de Hela, la reina del inframundo.
A pesar de todos estos lujos, Hyldemoer no flaqueó en su convicción y se negó a que cortaran sus árboles.
Ante la situación, los dioses cambiaron de táctica y decidieron amenazar; Thor lo hizo con su martillo. Freya realizó una cadena de hechizos Seidr, Loki envió a las valkirias a que le atormentaran, Odín ordenó a los einherjes que se establecieran en Asgard y declaró que si el espíritu no obedecía, cortaría de raíz todos los árboles del Midgard.
Una vez más, la Madre Anciana hizo caso omiso a las amenazas.
La bendición para usar la madera
Viendo todo lo que sucedía, los nórdicos prácticamente estaban resignados, sin embargo, un hombre mortal encontró lo único que Hyldemoer exigía a cambio de madera.
Desde ese momento, antes de derribar un árbol antiguo, los nórdicos deben recitar el siguiente juramento:
“Madre Anciana, a cambio de tu madera te ofrezco la mía, cuando yo mismo de sombra, cuando yo mismo sea árbol”.
De esta manera, aquellos que se atrevan a blandir un hacha contra el tronco de un árbol deben ser enterrados a los pies del mismo para convertirse en un árbol en el futuro.
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Cabe destacar que aquellos que son enterrados a los pies de un árbol pierden todo el derecho de ascender al Valhalla. Aunque dicho destino tampoco era un deshonor para los vikingos.
Como siempre, la mitología antigua nos regala relatos tan extensos y hermosos sobre la naturaleza y el cuidado de la misma que si la tuviéramos presentes nuestro planeta sería un lugar mucho mejor para vivir y no estuviéramos viviendo el desastre en el que nos encontramos en la actualidad.
Por: Erick Sumoza
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