En 1938 comenzó una de las expediciones científicas más controvertidas de la Historia. Un equipo de las SS de la Alemania Nazi se adentró en el Himalaya, supuestamente en busca de una raza aria primigenia.
Heinrich Himmler, el poderoso comandante militar del Tercer Reichr, ordenó a sus científicos buscar conexiones entre una supuesta raza aria y otras culturas milenarias con el objetivo de justificar la limpieza étnica de los judíos en Europa. Himmler ordenó trabajar en esta línea a la Ahnenerbe, es decir, la Sociedad para la Herencia Ancestral Alemana, secta de los nazis.
Ahnenerbe fue una entidad pseudocientífica alemana constituida formalmente en 1935 por dirigentes e ideólogos del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán con el objetivo de realizar y divulgar investigaciones en apoyo de la ideología nazi y, en particular, de sus teorías relacionadas con la raza aria.
La Ahnenerbe fue integrada en la estructura de las SS, organización fundamental del aparato de Estado del Tercer Reich, dirigida por Heinrich Himmler, por Walther Wüst y Wolfram von Sievers. Sus actividades estuvieron orientadas hacia las expediciones arqueológicas, etnológicas y antropológicas en países sudamericanos como Brasil, Argentina, Chile, y también en la región del Himalaya. La organización fue disuelta al final de la guerra y sus actividades fueron investigadas en los juicios de Núremberg. En 1946 fue declarada organización criminal junto con las SS. Sievers fue juzgado y condenado a la pena capital como criminal de guerra. Por su naturaleza, la Ahnenerbe y su historia son uno de los temas abordados por las controvertidas teorías sobre el ocultismo nazi.
En busca de las conexiones arias
Muchos miembros de alto rango del régimen nazi, incluyendo a Hitler, Himmler y Hess, mantuvieron delirantes creencias ocultistas. Motivados por tales creencias, los alemanes se interesaron en enviar una expedición a Tibet atraídos por el aura de misticismo de aquella nación.
Himmler asumió el patrocinio de la misión y convirtió a todos los integrantes del equipo en oficiales de las SS, pero adentrarse en el Tíbet no era una tarea fácil. En aquella época, el reino del dalái lama parecía una fortaleza cerrada al mundo, a pesar de que en 1903 los británicos habían forzado una cierta apertura cuando entraron en el país con un ejército. Sin embargo, el territorio mantuvo un estatus semiautónomo prohibiendo el acceso a extranjeros.
La Ahnenerbe patrocinó en 1938 el envío de una expedición al Tíbet, única conocida fuera de Alemania a pesar de su carácter secreto, bajo la dirección del biólogo Ernst Schäfer, pese a los recelos de este sobre la obsesión de Himmler por el ocultismo. Schäfer era muy persuasivo y logró entrar engatusando a un funcionario con regalos y buenas palabras. De esta manera, el Consejo de ministros del Tíbet autorizó a los nazis a visitar durante 14 días la ciudad prohibida de Lhasa.
La Situación Geopolítica de Tíbet
Durante mucho tiempo, Tibet había sufrido los intentos de anexión por parte de China y el fracaso británico para brindar protección a la nación. Por otro lado, la Unión Soviética bajo el mandato de Stalin, persiguió encarnizadamente la influencia del budismo tibetano que se practicaba dentro de sus fronteras, y en su país limítrofe, la República Popular de Mongolia (Mongolia Exterior). Como contrapartida, Japón apoyaba al budismo tibetano en la Mongolia Interior, que se había anexado como parte de Manchukuo, en Manchuria. El Gobierno Imperial, al proclamar que Japón era Shambala, trataba de ganar el apoyo de los mongoles para invadir la Mongolia Exterior y Siberia para crear una confederación bajo la protección japonesa.
En vista de la inestable situación regional, el gobierno tibetano estaba evaluando la posibilidad de también obtener la protección de Japón. En 1936, Alemania y Japón habían firmado un pacto en contra de la organización comunista internacional, declarando su mutua hostilidad hacia la expansión del comunismo internacional. La invitación para la visita de una delegación oficial de la Alemania nazi fue hecha bajo este contexto. Sin embargo, en agosto de 1939, poco después de la expedición alemana a Tibet, Hitler rompió su acuerdo con Japón y firmó el pacto nazi-soviético. Al mes siguiente, los soviéticos derrotaron a los japoneses que habían invadido la Mongolia Exterior en mayo. Posteriormente, no llegó a concretarse las intenciones del gobierno tibetano con los japoneses y los alemanes.
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Expedición al Tíbet
Después de este preámbulo sobre el panorama político durante la Segunda Guerra Mundial, retornamos a 1938 cuando la expedición partió al Tíbet en abril de ese año. Los alemanes tuvieron que sortear a los británicos, preocupados por la incursión nazi en el Himalaya. Los servicios secretos del Reino Unido, que observaban recelosos esta expedición alemana a través de la India británica, sospechaban otro objetivo. el espionaje. Incluso algunos historiadores adelantaron que la intención real de los nazis era explorar unas regiones que iban a ser de gran interés para el Tercer Reich y Japón una vez ganada la guerra.
Los expedicionarios recorrieron 400 kilómetros a través de estepas nevadas y tormentas de nieve antes de llegar a Lhasa, la capital tibetana habitada por unas 25.000 personas. Casi el mismo número de monjes habitaban los tres enormes monasterios que rodeaban la ciudad. Los notables del país acudieron como invitados a sus fiestas, mientras que los expedicionarios no se comportaron precisamente como “emisarios de la superior raza aria” en busca de sus primos perdidos en el Oriente. Lo que oficialmente se describió como el “encuentro entre Oriente y Occidente” fue más bien una serie de festejos donde predominó el consumo de alcohol.
En medio del ambiente festivo, los alemanes capturaron gran cantidad de mamíferos y aves, realizaron mediciones geomagnéticas y estudios etnológicos. También filmaron a monjes borrachos, midieron cráneos, realizaron estudios antropológicos de los nativos y obtuvieron moldes craneales de los rostros de los voluntarios tibetanos.
Tras muchas maniobras, la expedición entró en la Ciudad Prohibida de Lhasa en enero de 1939, exhibiendo sus gallardetes de las SS. Schäfer mantuvo buenas relaciones con el regente, Reting Rimpoché, pues el nuevo Dalai Lama, un niño recién descubierto, no había llegado aún a la capital.
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Unas semanas antes del estallido de la guerra, culminó aquella extraña misión en la que se combinaron espionaje, bacanales e investigaciones zoológicas de primera categoría. Los expedicionarios volvieron a su país con ejemplares disecados de más de 3000 aves, 400 cráneos y pieles de mamíferos, así como reptiles, anfibios, varios miles de mariposas, langostas, diversas muestras de minerales, mapas topográficos y 40.000 fotos en blanco y negro.
Ernst Schäfer regresó a Alemania convertido en un héroe del III Reich, llevando una carta del regente para Hitler y un perro apso de regalo para el führer, que murió en el camino. Schäfer fue premiado con la dirección de un instituto científico propio, y empezó a preparar con Himmler otra expedición al Cáucaso para “estudiar” a los judíos de la región, los Dag Chufut. Sin embargo, Stalingrado hizo que se cancelase el proyecto del Sonderkommando Kaukasus, lo que tal vez libró a Schäfer de involucrarse directamente en el genocidio debido a que, tras la guerra, fue juzgado pero exonerado. En 1950 se estableció en Venezuela, donde montó la estación biológica de Rancho Grande. Posteriormente estuvo en África, para rodar un documental para el controvertido ex rey de Bélgica, Leopoldo, que conmemoraba el 50º aniversario de la anexión del Congo. Finalmente terminó sus días en un balneario en la Baja Sajonia, falleciendo en julio de 1992.
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En Busca del Martillo de Thor
Entre los integrantes de la expedición de Schäfer al Tíbet se encontraba un joven antropólogo y oficial de las SS, Bruno Berger, que acabaría en Auschwitz seleccionando un centenar de prisioneros a los que consideraba “interesantes” por sus características raciales. Los elegidos fueron gaseados, y sus cuerpos reducidos a esqueletos terminaron formando parte de la colección de la Ahnenerbe.
Entre los integrantes de la expedición de Schäfer al Tíbet se encontraba un joven antropólogo y oficial de las SS, Bruno Berger, que acabaría en Auschwitz seleccionando un centenar de prisioneros a los que consideraba “interesantes” por sus características raciales. Los elegidos fueron gaseados, y sus cuerpos reducidos a esqueletos terminaron formando parte de la colección de la Ahnenerbe. Ése fue uno de los genocidios de la organización científica de Himmler que fue descubierta por los aliados al hallar los archivos escondidos en una cueva conocida como Kleines Teufelsloch. En estos documentos también se encontraba registrado el pillaje de museos y los experimentos seudocientíficos con prisioneros de Dachau.
La Ahnenerbe no sólo patrocinó la expedición al Tíbet de Schäfer sino hasta otras ocho, todas con la intención de probar la supremacía aria o encontrar testimonios de supuestos antiguos conocimientos de “la raza dominante”. Durante el proceso, los científicos nazis que recogían para las SS prácticas chamánicas finlandesas, calcos de petroglifos prehistóricos escandinavos o tejido de momias guanches; además de operaciones de espionaje.
Aunque en los archivos de la Ahnenerbe no está documentado que los nazis buscaran el Arca de la Alianza o el Santo Grial, no sería nada extraño porque trataron de hallar cosas más insólitas: en una carta Himmler les encarga investigar el paradero del martillo de Thor, el dios del Trueno. El reichführer estaba esperanzado de que el legendario objeto era un arma real de los antiguos arios, que significaba un avanzado conocimiento de la electricidad que podía ser usado contra los aliados.
Aun cuando era evidente que el frente ruso acabaría con el poderío nazi en Europa, Himmler se propuso destinar todos sus esfuerzos a desarrollar una máquina que utilizara ingeniería eléctrica que sirviera para asestar un último golpe mortal. Como una de sus últimas extravagancias, transmitió a la Oficina Técnica de la Escuadras de Protección la descabellada propuesta para la construcción del arma eléctrica “milagrosa” que salvara a la gran Alemania. Pero Hitler quería resultados casi instantáneos, y el avance aliado no permitía dedicar un tiempo que no tenían a la experimentación.
Himmler recurriría a varias empresas para que realizaran un diseño de su artefacto soñado, y sería la oscura empresa Elemag-Hildesheim quien le presentaría un proyecto para su construcción en noviembre de 1944. Tras analizar minuciosamente los bocetos del conductor eléctrico presentados por Elemag, los técnicos de las SS comunicaron a Himmler que aquello era inviable, apenas una fantasía en medio del estado avanzado desgaste y escasez en los que la guerra había sumido al país. Himmler no quiso aceptarlo, y recurrió al jefe de la oficina de planificación del Consejo de Investigación del Reich, quien le confirmó la imposibilidad de llevar a cabo tan gigantesco y fantástico proyecto.
Bibliografía
Sitios web:
- La expedición que Hitler ordenó al Himalaya para buscar el origen de la raza aria
https://www.elespanol.com/cultura/historia/20190830/expedicion-hitler-ordeno-himalaya-buscar-origen-aria/425208452_0.html - La expedición de Hitler en el Tíbet
https://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170511/historia-la-expedicion-de-hitler-en-el-tibet.html - Hitler and the Himalayas: The SS Mission to Tibet 1938-39
https://tricycle.org/magazine/hitler-and-himalayas-ss-mission-tibet-1938-39/ - Expedition nach Tibet sollte Arier-Mythos untermauern
https://www.deutschlandfunk.de/ns-rassenwahn-expedition-nach-tibet-sollte-arier-mythos.1310.de.html?dram:article_id=390137 - German Nazi belief in a lost civilisation lead to one of the most bizarre expeditions in history
https://www.afr.com/world/europe/german-nazi-belief-in-a-lost-civilisation-lead-to-one-of-the-most-bizarre-expeditions-in-history-20170409-gvgylw - Himmler, en busca del Grial y el martillo de Thor
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20210412/6637250/himmler-busca-grial-martillo-thor.html - La conexión nazi con Shambala y el Tíbet
https://studybuddhism.com/es/estudios-avanzados/historia-y-cultura/shambhala/la-conexion-nazi-con-shambala-y-el-tibet - Himmler, el oscuro burócrata al frente de las SS
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200523/481308739811/himmler-nazismo-tercer-reich-ss-cuchillos-largos-solucion-final.html - El científico psicópata nazi que hablaba de una «raza aria canaria»
https://www.abc.es/espana/canarias/abci-cientifico-psicopata-nazi-hablaba-raza-aria-canaria-201712231438_noticia.html - Del Santo Grial al martillo de Thor
https://www.lne.es/cultura/2007/06/14/santo-grial-martillo-thor-21870927.html
Artículo escrito por Pedro Noguchi, colaborador de CodigoOculto.com
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