Macuxíes, aborígenes del Amazonas y su viaje a la Tierra Hueca
Publicado el 23 May 2022
© Imagen: Sebastian Raymond / New Line Cinema

En 2008 cuando inauguré mi blog Crónica Subterránea, uno de los primeros posts estuvo dedicado al misterio de los macuxíes. Tal fue su repercusión que pronto todo Internet replicó la historia, y aunque existían algunos antecedentes, como luego veremos, su lanzamiento en mi sitio lo hizo viral.

Con los años aquel fantástico relato fue creciendo en intensidad, y algunas líneas se iban agregando al mensaje original, aunque su contenido conservaba intacta su magia. Parecía imposible resistirse a la idea sugerida, sobre una Tierra Hueca cuyo acceso conocían los macuxies del Amazonas.

El tiempo no parece menguar su interés, y día a día su legado sigue cosechando más adhesión entre los fanáticos subterráneos. Conozcamos su trastienda.

Ajusten sus cinturones, se avecina un viaje movido.

Macuxíes – Los Hijos del Sol

“Cuenta la leyenda que los macuxi, descendientes de los hijos del Sol, el creador del fuego y la enfermedad, fueron elegidos para proteger la Tierra interna; un submundo sembrado de flores, árboles, peligros y hombres enormes que permanece escondido en las entrañas de nuestro planeta. Aseguran que fue a ellos, habitantes de una región fronteriza entre Brasil, Guyana y Venezuela, a quienes se les encomendó la difícil tarea de mantener lejos a los extraños. De hecho, dicen los más viejos del lugar, sólo a un macuxi le está permitido perderse en el corazón del mundo”. Irma Cuesta. Guardianes de la Tierra Interna, 2019.

Los macuxíes, también conocidos como macusi, macussi, makushi, makusi, makuxi, son una tribu oriunda del Amazonas, fronterizos con el sur de Guyana, norte de Brasil, a través de Roraima, y limitando con el occidente venezolano. Las primeras referencias sobre su existencia datan de a mediados de 1700. Se dicen en sus inicios eran un pueblo seminómada, aunque con la llegada de los europeos decidieron iniciar sus primeros asentamientos.

Desde que se produjera este contacto los macuxíes han sido víctimas de crueles tormentos que incluyen asesinatos, robo de tierra, tortura y hasta esclavitud. Tal brutalidad sigue en pie, y la violencia es una constante para ellos. Más allá de esta información son pocos los datos académicos acerca de este pueblo.

Existen si algunas leyendas adorables, que hacen de los macuxíes descendientes del mismo sol, así como creadores del fuego, y hasta descubridores del árbol de la vida. Lo cuál nos brinda una primera pista oculta, y no menos curiosa al abordar nuestro próximo capítulo.

Héctor Antonio Picco, autor argentino, creyente en la tierra hueca, y uno de los primeros en divulgar la historia de los macuxíes

Héctor Antonio Picco, autor argentino, creyente en la tierra hueca, y uno de los primeros en divulgar la historia de los macuxíes. Cortesía: timesleader.com

Los Macuxíes y el descenso a la Tierra Hueca

Los primeros antecedentes acerca de esta historia me llegaron a través de un estudioso argentino, Héctor Picco quién lo refiriera en su libro Las Pruebas Materiales de la Tierra Hueca, siendo además su autor y un firme creyente sobre esta hipótesis. Le seguiría otro escritor también argentino, Gabriel Silva quién también se hizo eco de este informe, y lo supongo su divulgador original. Tanto Picco, ya fallecido, así como Silva, defendieron siempre esta visión sobre un planeta hueco, con un mundo en su interior. Al parecer el relato está extrapolado de una leyenda que parece circular en Brasil, aunque para ser honesta, en todos estos años me fue imposible comprobar su veracidad, no pudiendo acceder a la fuente legítima.

En un capítulo de la vieja serie La Máquina del Tiempo se muestran panales gigantes

En un capítulo de la vieja serie La Máquina del Tiempo se muestran panales gigantes. Cortesía: timetravelnexus.com

Y es que sus difusores nunca dieron demasiadas explicaciones sobre el fabuloso relato. Establecido este punto repasemos la leyenda. Me voy a basar en el artículo escrito por Gabriel Silva, donde se expone su creencia en la Tierra Hueca, insertado en uno de sus párrafos la célebre historia.

Dice Silva:

“Cuentan los últimos macuxíes (del norte del Amazonas), que hasta el año 1907 entraban por una caverna y andaban entre trece y quince días, hasta llegar al interior. Allí, ‘del otro lado del mundo’, viven los ‘hombres grandes’, que miden entre tres y 3.5 metros. Son muy buenos, pero hay que respetar sus indicaciones.

La consigna de los macuxíes del lugar era custodiar la entrada de la caverna, impidiendo el acceso a todo otro ser que no fuera alguno de los autorizados de la tribu. Cuando el gran viento que recorría el enorme túnel empezaba a soplar hacia afuera, (tenía ritmos de cinco días hacia afuera y otros tanto hacia adentro) podían comenzar a descender las escaleras (de 82 cm. de altura cada escalón), y las escaleras terminaban al tercer día (contaban los días con el estómago y los períodos de sueño, lo que resulta sumamente exacto).

Cueva de los Tayos retratado su interior durante 1969. Se visualizan pasajes interminables al interior de la tierra

Cueva de los Tayos retratado su interior durante 1969. Se visualizan pasajes interminables al interior de la tierra. Archivo Personal / Débora Goldstern.

Allí dejaban también las breas (antorchas hechas con palos embebidos en brea de afloramientos petrolíferos cercanos), y continuaban iluminados por luces que simplemente estaban colocadas allí, grandes como una sandía y claras como una lámpara eléctrica. Cada vez andaban más rápido, puesto que iban llevando menos peso e iban perdiendo el peso corporal.

Atravesaban cinco lugares que estaban muy bien delimitados, en medio de unas cavidades enormes, cuyo techo no era posible ver. Allí había -en una de las salas- cuatro luces como soles, imposible mirarlos, pero que seguramente no era tan altas como el sol. En ese sector crecían algunos árboles de buenos frutos, como cajúes, nogales, mangos y plátanos, y plantas más pequeñas.

Por la descripción comparativa con ciertos lugares de la zona macuxí, esa sala tendría unos diez kilómetros cuadrados de superficie ‘transitable’ y vegetada, y otros sectores inaccesibles y muy peligrosos, con piedra hirviendo, así como unos arroyos de azogue (mercurio, que los macuxíes conocieron en el presente siglo su uso para amalgamar el polvo de oro, merced a los garimpeiros que hoy contaminan con él las aguas amazónicas). Luego de estas cinco grandes cavidades, en un punto situado más allá de medio camino, debían tomarse de las paredes, y con cuidado impulsarse porque ‘volaban’ (es decir que estaban ingrávidos como un astronauta).

Durante dos semanas, los tres mineros estuvieron atrapados bajo tierra, pero solo dos sobrevivieron al desastre. Una vez rescatados narraron su increíble experiencia bajo tierra

Durante dos semanas, los tres mineros estuvieron atrapados bajo tierra, pero solo dos sobrevivieron al desastre. Una vez rescatados narraron su increíble experiencia bajo tierra. Cortesía: lifeinsidethepage / blogspot

El viento que había comenzado a soplar hacia a fuera, no era obstáculo al iniciar el descenso, pero si lo intentaban al revés, la violencia del remolino les podía arrastrar al abismal túnel, y el cadáver -golpeado mil veces- no se detendría hasta un día de marcha, cueva adentro. Respetando este ciclo, iniciando la marcha con viento en contra (que era a favor de su seguridad) bajaban tres días por escaleras; y luego de dos días de marcha por túnel angosto, ya sin escaleras, el viento volvía hacia adentro, de modo que cuidaban los pasos desde el día de la partida, para no dejar arena removida o guijarros sueltos que luego se estrellarían en sus espaldas.

Aún con viento a favor -ya en el séptimo u octavo día de marcha-, llegaban a la zona “donde todo vuela”, es decir al medio de la costra del planeta (el medio de la masa, magnéticamente hablando, que no es el centro geométrico de la Tierra, sino cualquier punto en medio del espesor de la corteza). A veces el viento era muy fuerte, y en vez de tomarse de las paredes para impulsarse, debían hacerlo para frenarse y no ser golpeados. Generalmente duraba desde poco menos de un día hasta día y medio, la travesía sin gravedad.

Algunas veces debieron aferrarse a las salientes pétreas o a hierros que habían ‘desde antes’ clavados en la roca, y esperar dos días a que amainara el viento. Luego seguían el camino caracterizado por arroyos con aguas muy frías que atravesaban la caverna, y entraban a una especie de gran vacía, mayor que las anteriores, donde habían unas cosas brillantes, similares a los paneles de abejas de unos diez metros de diámetro, situados sobre un vástago, como un tronco de árbol, a una altura imprecisable por la memoria de los últimos macuxíes que viven recordando aquello, aún con cierto temor a las represalias de ‘los hombres grandes’.

El Caso Olaf Jansen, quién aseguró lograra penetrar por accidente en la tierra hueca donde tuvo contacto con una raza de gigantes

El Caso Olaf Jansen, quién aseguró lograra penetrar por accidente en la tierra hueca donde tuvo contacto con una raza de gigantes. Cortesía: ourhollowearth.com

Los viajeros iban recobrando el peso, pero no llegaban a recobrarlo totalmente, porque aparecían en ‘la tierra del otro lado’, donde todo es un poco más liviano, el sol es rojo y siempre es de día, sin noche, ni estrellas ni luna. Allí permanecían unos días, disfrutando de unas playas cercanas, volviéndose más jóvenes. (Lo que recuerda a Apolo, que iba al Olimpo a rejuvenecerse) Los macuxíes conocían muy bien el Atlántico, pues estaban -‘afuera’- a unos trescientos kilómetros de la costa, y no era éste el mar).

Los gigantes les daban unos peces muy buenos y grandes, cuya carne no se descomponía hasta dos o tres meses de haber sido pescados. Con esa preciosa carga, manzanas más grandes que una cabeza y uvas del tamaño de un puño, además de mucha energía corporal, volvían acompañados de algunos gigantes que les ayudaban con el enorme peso que traían. El viaje de vuelta se iniciaba con viento a favor, para volver a tenerlo a favor también en la última etapa, al subir los tres últimos días por las escaleras, cuyos últimos restos existen actualmente. La creencia -o conocimiento- de los macuxíes, es que si respetan las pautas dadas por los gigantes, luego de morir aquí afuera, nacerán entre ellos, allá adentro.

Cuentan que algunos macuxíes no morían, sino que se transformaban (¿transfiguraban?) en casi-gigantes y se quedaban en el interior. Esto requería principalmente, no tener hijos aquí afuera. La tragedia para los macuxíes sucedió en 1907. Tres exploradores ingleses, llegaron en nombre de su reina, buscando diamantes. La zona macuxí es actualmente un poco diamantífera, pero ya se la ha explotado desde 1912 tan intensamente que se ha hecho una contaminación brutal (por el mercurio usado para procesar el oro que también se extrae allí), siendo poco o nada rentable la búsqueda de diamantes ahora. Cuando llegaron los ingleses, había lo suficiente como para conformar a la reina y a muchos ambiciosos que se enriquecieron luego, explotando a los nativos, pero uno de aquellos ‘viajeros autorizados al Centro de la Tierra’ cometió la terrible imprudencia de violar la consigna de secreto, e indicó el lugar de entrada a los extranjeros…

Los misteriosos Macuxíes custodios de una leyenda que de comprobarse puede alterar el mundo

Los misteriosos Macuxíes custodios de una leyenda que de comprobarse puede alterar el mundo. Cortesía: theguardian.com

Uno de ellos envió una carta a Su Majestad, repitiéndole una narración como ésta, con algunos detalles más. En las arenas de las playas interiores, abunda el diamante, al igual que en algunos enormes bloques carboníferos de mineral de serpentina, de antiguos calderos volcánicos, que hoy son, justamente, parte de esos túneles hacia el interior del mundo. Los tres hombres salieron -o mejor dicho entraron- de expedición, pero no regresaron jamás. En vez de ello, salieron los gigantes, reprendieron a los macuxíes y les prohibieron para siempre el ingreso al interior. Luego de dos años de angustia y pobreza (esa zona, en esta superficie externa tenía diamantes -sin valor entonces para ellos-, pero no mucha fruta ni muchos peces), decidieron intentar un nuevo contacto con los gigantes, a pesar de la prohibición. Viajaron esperanzados durante dos días, pero llegaron a un punto del camino donde el viento venía de otra caverna que ellos no conocían. El camino original estaba derrumbado. Algunos volvieron inmediatamente, pero otros decidieron seguir el nuevo y desconocido túnel.

Varios meses después, uno de ellos regresó y dijo al resto que podían entrar; los gigantes les autorizaban, pero sería para no volver nunca afuera, porque otros ingleses irían al territorio y les dañarían. Algunos se negaron a partir, porque el lugar asignado era uno de aquellos grandes panales. Otros aceptaron irse, y no regresaron jamás. Unos años después, comenzaron a llegar garimpeiros, a enturbiar los ríos con zarandas, y mercurio, y a enturbiar los cerebros de los pocos macuxíes que se quedaron ‘afuera’, con caña, caipiriña y macoña (droga). También les enturbiaban las espaldas -con látigos- y la raza, violando a sus mujeres.

En junio o julio de 1946 hubo un enorme derrumbe en el túnel, cayendo casi toda la escalera. Hoy sólo quedan algunos escalones del inicio, y un enorme precipicio no escalable e insondable, donde el viento sopla con ritmos diferentes. Algunos viejos macuxíes que escaparon al látigo inglés, y aún viven contando su edad por lunas, no se resignan totalmente a olvidar el Paraíso Perdido. Nunca mejor expresado, pues ellos lo conocieron. Y lo perdieron.

Pero no termina allí esta tragedia. Un hombre llamado Alone Moore, fue enviado por el gobierno inglés en 1909 para cumplir dos objetivos. El primero, asegurarse que la narración recibida por la reina era verídica. El segundo: “Silenciar todo lo relativo a grandes cantidades de diamante, y si fuera hallada una excesiva cantidad, molerlo todo y asegurarse que se pierda para siempre”. Las averiguaciones de Moore fueron muy metódicas y escrupulosamente delicadas: torturó primero a algunas mujeres y luego a los pocos niños que habían quedado ‘afuera’. Quería saber dónde estaban los demás aborígenes, los tres exploradores, y sobre todo: dónde estaban esas grandes cantidades de diamante que preocupaban a la reina. Este segundo objetivo difícilmente me lo pudieran haber aclarado los aborígenes, ni los historiadores. Las crónicas y cartas que un aborigen conserva, tampoco aclaran la aparente contradicción de esta orden. Supuse que alguien saboteaba al gobierno inglés, o algo muy grande se tramaba a nivel financiero mundial, pues ya había visto unas órdenes semejantes dadas a unos soldados ingleses, que en 1934 buscaban a un alemán que decía haber encontrado un filón de oro grande como toda una montaña”.

La orden -consta en el libro de ‘Lendas e Tradições da Roraima Velha’, de Francisco Lacerna Gambidez- no era quitarle el oro ni embarcarlo a Inglaterra, sino ‘hacerlo desaparecer, o eliminar todo rastro que permita encontrarlo alguna vez’.

Inmensa caverna detectada en San Pablo, Brasil. ¿Podrían tener razón los macuxíes?

Inmensa caverna detectada en San Pablo, Brasil. ¿Podrían tener razón los macuxíes? Cortesía: theguardian.com

Mucho de lo comentado por Silva recuerda a Julio Verne, y su Viaje al Centro de la Tierra. Cuando escribí sobre el autor francés expuse su condición como iniciado en antiguos misterios, por lo cuál todos sus libros deben ser examinados con ojos “abiertos”. Una intrigante conexión une a esta obra verniana con Etidorpha, hace poco reseñada. Y es que tanto Uri Lloyd como Julio Verne sitúan a Italia como centro del misterio hueco. Ahora bien, continuando con nuestra lectura de entre líneas, otro autor que se cuela en este universo es el de Willis George Emerson que nos legara El Dios Humeante. Un Viaje al Mundo Interior, datado de 1908.

No miento si digo la descripción de Emerson compite en atención con la de los macuxíes, despertando no pocos suspiros. Hablamos también de una especie de biblia mormona, que ha incitado como también develé, a la búsqueda de la tierra hueca por parte de algunos exploradores modernos, y donde las regiones polares parecen ser el objetivo. Sin embargo, la lectura más trepidante ahonda en los vaivenes políticos atravesados por los macuxíes, ejes de una disputa colonial aún activa, centrada en la explotación minera. Y es que hablamos de tierras riquísimas en minerales preciosos. Todo este escenario hasta aquí detallado me remite una vez más a Tayos y su leyenda., tal como lo narré en Código Oculto.

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Historias de Escaleras hacia el Interior de la Tierra

“Al llegar a Compañero Masón el aspirante ha avanzado un paso más, y como este grado simboliza la juventud, en él empieza su educación intelectual. Y es aquí, en el lugar que separa el pórtico del santuario, donde termina la infancia y comienza la juventud, donde encuentra ante sí una escalera que le invita a subir, y le enseña que debe comenzar a realizar su labor masónica y emprender las gloriosas y difíciles investigaciones que le han de procurar la posesión de la verdad“. El Simbolismo de la Escalera de Caracol, 2017.

Uno de los puntos centrales en la historia macuxíes la que revela su descenso hacia el mundo interno a través de una inmensa escalera. Por supuesto, existe un lado físico y otro espiritual cuando hablamos de mundo subterráneo y sus variantes. Si tomamos su versión más iniciática podríamos hablar de un ritual hacia la búsqueda interna, tantas veces comentado. Pero también es cierto, existen ciertos relatos donde las escaleras hacia el interior de la Tierra parecen ocultar una verdad incómoda, si atendemos al caso que ahora vamos a comentar. El incidente tuvo lugar en 1963, durante un accidente minero en Shepton, condado de Schuylkill este de Pensilvania. Sucedió tres hombres quedaron atrapados a 100 metros bajo tierra, tras colapsar el pozo de una mina carbonífera. Dos de ellos lograron sobrevivir, Henry Throne y David Fellin, quiénes lograron ser rescatados. Todo hubiera quedado como una anécdota sino fuera porque Thorne y Fellin declararon ser testigos de observaciones sorprendentes bajo tierra, aunque para algunos no sean más que alucinaciones.

En una declaración jurada que los mineros emitieran al gobierno norteamericano leemos lo siguiente:

“Al cuarto o quinto día vimos esta puerta, aunque no teníamos luz de arriba ni de nuestros cascos. La puerta estaba inundada con una brillante luz azul. Era muy claro, mejor que la luz del sol. Dos hombres de aspecto ordinario, no mineros, abrieron la puerta. Vimos hermosos escalones de mármol al otro lado. Lo vimos un tiempo, y luego dejamos de verlos”.

Henry Throne y David Fellin señalaron tras la misteriosa puerta pudieron ver hombres ataviados con ropa extraña. Otro relato intrigante lo aporta el investigador Ronald Calais, mencionando a un minero británico de Staffordshire, quién se topara con una escalera que tras desembocar en una caverna, ocultara maquinaria desconocida. Todo esto habría ocurrido en 1770. No puedo dejar de mencionar una infidencia sobre el enigma de la Cueva de los Tayos, donde una escalera sin fin parece localizarse en una de sus estancias, y que descenso tras descenso vuelve más luminoso su interior.

Aborígenes Macuxies

Aborígenes Macuxies. Cortesía: lahoramuertaempieza.com

Gigantes y Panales de Abeja

La abeja como término oculto supone la transmisión de conocimiento, y la colmena es símbolo de hermandad. Los gigantes pudieran ser los maestros iniciados, e inmortales. Cuando los macuxíes se introducen al interior de la tierra rejuvenecen, y a su regreso a superficie, vuelven cargados de beneficios para la tribu. Pero como dice el rumor, tan solo uno de ellos emprende el viaje revelador. Aunque ignoramos mucho de esta ceremonia, quizás ficticia, quizás secreta, porque estamos ante un informe tabú. ¿Dónde se encuentra ese acceso, que durante tres días se debe emprender para descender a sus entrañas?  Los macuxíes no afirman ni niegan, solo sonríen. Hasta Aquí.

Conclusión

Esta historia sobre el reino interior de los macuxies, se presenta inconclusa en su resolución. No existen certezas sobre su realidad. Aún así el relato parece no dispuesto a rendirse, y se erige como una memoria conocida que alienta al despertar. Como decía Gurdjieff estamos dormidos. Continuará.

Aunque el audio del siguiente vídeo se encuentra en otro idioma, usted puede activar los subtítulos en español. En caso desconozca cómo hacerlo, puede consultar esta GUÍA.

Bibliografía

Libros:

  • Picco, Héctor. Las Pruebas Materiales de la Tierra Hueca.

Sitios web:

  • Ideal
    Cuesta, Irma. Guardianes de la Tierra Interna.
    https://www.ideal.es/sociedad/guardianes-tierra-interna-20190508083600-ntvo.html
  • IWGIA
    Guyana: el impacto de la extracción de oro en Wapichan Wiizi.
    https://iwgia.org/es/noticias/4558-guyana-el-impacto-de-la-extracci%C3%B3n-de-oro-en-wapichan-wiizi.html
  • Portal Amazonia
    Descubre las leyendas del Amazonas que agitan el imaginario popular.
    https://portalamazonia.com/cultura/conheca-as-lendas-da-amazonia-que-mexem-com-imaginario-popular
  • Times Leader
    La historia de Sheppton todavía fascina.
    https://www.timesleader.com/features/752179/sheppton-story-still-fascinates

Un artículo escrito por Débora Goldstern, colaboradora de CodigoOculto.com

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Débora Goldstern

Débora Goldstern

Autor

Bibliotecaria de Profesión, natural de Buenos Aires, Argentina. Presta servicios en la Universidad Abierta Interamericana desde hace 16 años. Además es escritora e investigadora, dedicándose al estudio de las civilizaciones andinas desaparecidas por más de 20 años. Ha participado como consultora de la revista Ufo Brasil, ha sido expositora en diversos congresos y es regularmente convocada por programas de radio, tv, documentales, films y canales de Internet. Ha publicado dos libros: «Secretos subterráneos de los mundos olvidados - Cueva de los Tayos» y «Tierra Hueca». Débora es colabora permanente en CodigoOculto.com desde Diciembre de 2018.

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