Tratando de emular a Alejandro Magno y a Julio César, Napoleón Bonaparte pasó varias horas dentro de la Gran Pirámide de Giza, en la Cámara del Rey. Tras salir, pálido y asustado sus hombres de confianza le preguntaron sobre lo ocurrido allí dentro; a lo que Napoleón respondió: «Incluso si te lo dijera, no me creerías».
Se dice que una noche de agosto de 1799 cambió el curso de la historia mundial cuando Napoleón Bonaparte se encontraba dentro de la Gran Pirámide de Giza, experimentando un secreto que alteraría para siempre el destino de Napoleón.
Si miramos hacia atrás en la historia, descubriremos que en el verano de 1798, más de treinta mil soldados franceses llegaron a Egipto bajo el mando del general Bonaparte.
Su misión oficial era liberar al país del Nilo de tres siglos de dominio turco y, de paso, bloquear la libre navegación de los ingleses con sus colonias orientales.
Sin embargo, el joven Napoleón hizo algo que ninguna otra persona había hecho jamás: se llevó consigo a más de un centenar de eruditos de todas las disciplinas para estudiar, escribir y copiar todo lo que pudieron de la tierra de los faraones.
Templos, tumbas, momias, túneles, espléndidos tesoros y las pirámides sagradas se abrieron, revelando al mundo una historia fascinante.
De hecho, fue la expedición de Napoleón, que fue tan militar como científica cuando el continente europeo redescubrió los tesoros perdidos del antiguo Egipto e incluso encontró una clave que permitió al mundo entero entender lo que escribieron los antiguos egipcios hace miles de años.
Mientras uno de los soldados de Napoleón estaba cavando una trinchera alrededor de la fortaleza medieval de Rachid, encontró por casualidad uno de los artefactos egipcios antiguos más importantes de la historia: la piedra Rosetta que ayudó a los eruditos a descifrar finalmente los jeroglíficos egipcios.
La piedra de Rosetta se escribió en tres versiones: jeroglífico, demótico y griego. A partir de los escritos griegos, los investigadores finalmente pudieron encontrar una equivalencia en los jeroglíficos y establecer una especie de código para leer los textos del antiguo Egipto.
La búsqueda de Napoleón en Egipto
Sin embargo, la campaña de Napoleón a Egipto también sirvió como una búsqueda espiritual de la tierra que había perturbado la imaginación de grandes personajes de la historia antes que él.
Pirámides y Esfinge de Giza de Description de l’Égypte Antiquités, v.5.
Como muchos de sus contemporáneos, Napoleón se sintió atraído por el exotismo oriental y había leído una obra muy popular para entonces, The Journey to Egypt and Syria de Constantin Volney, publicada en 1787, que hablaba de numerosos misterios de las civilizaciones de la zona.
Durante su campaña, Napoleón viajó a Tierra Santa y se enfrentó al ejército turco y, de paso, descansó por una noche en Nazaret. Este viaje tuvo lugar el 14 de abril de 1799.
Durante el mismo año, en agosto, Napoleón regresó a El Cairo cuando decidió que dormiría dentro de la Gran Pirámide de Giza.
Se le acompañó hasta la Cámara del Rey, que en ese momento era de difícil acceso, con pequeños y difíciles pasajes que no llegaban ni al metro y medio de altura. El acceso era complicado debido a la falta de luz y a que unas antorchas no encendieron.
La experiencia de Napoleón dentro de la Pirámide
La Cámara del Rey se encuentra dentro de la Pirámide y es una sala rectangular de unos 10 metros de largo y 5 metros de ancho formada por losas de granito, paredes y techo liso, completamente sin decorar, y solo contiene un sarcófago de granito vacío sin marcas, depositado allí durante la construcción de la pirámide, ya que es demasiado grande para pasar por los pasajes.
La experiencia de Napoleón en la Gran Pirámide..
Napoleón pasó aproximadamente siete horas dentro de la Gran Pirámide y justo al amanecer “salió de la pirámide” pálido y asustado.
Cuando algunos de sus hombres más confiables le preguntaron a Napoleón qué había sucedido dentro de la Pirámide, Napoleón respondió:
“Incluso si te lo dijera, no me creerías”.
Se cree que la noche que Napoleón pasó dentro de la Gran Pirámide cambió su vida para siempre.
Aunque regresó a Francia derrotado, políticamente hablando Napoleón logró grandes victorias en los meses siguientes. Logró acabar con el gobierno de la Revolución Francesa e inició el Consulado como Napoleón Bonaparte como líder.
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Curiosamente, según Peter Tompkins en su clásico Secrets of the Great Pyramid, “Bonaparte quería quedarse solo en la Cámara del Rey, como Alejandro el Grande antes que él”.
Obsesionado a lo largo de su carrera con otras figuras históricas clave, Napoleón trató de emular los pasos de Alejandro Magno y Julio César, quien supuestamente también había pasado una noche solo en la cámara, mientras buscaba un propósito mayor.
Una experiencia mística
Lamentablemente, todo lo que Napoleón experimentó y vio entre las paredes de la Cámara del Rey es un secreto que se llevó a la tumba.
Vista de la Cámara del Rey en la Gran Pirámide. Cortesía: documental A&E
Se formularon innumerables leyendas sobre la experiencia de Napoleón, incluida una que sugiere que Napoleón tuvo algún tipo de visión en la que se veía a sí mismo como el emperador más grande que jamás haya vivido en el planeta.
La gran pirámide de Giza es en sí misma un lugar místico y mágico. Vivir una noche a solas dentro de la pirámide es una sensación inimaginable.
Pasar la noche dentro de esta imponente masa de piedra es para la mayoría de la gente una idea completamente loca. Después de un tiempo, el simple hecho de respirar tiene que hacer un ruido terrible.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, Napoleón Bonaparte no fue el único “loco” en atreverse.
Enigmática Gran Pirámide
Hablando sobre la Gran Pirámide, en su biografía, el famoso ocultista Aleister Crowley informó lo siguiente:
“La Cámara del Rey brillaba como si tuviera la luz de la luna tropical más brillante. La lastimera y sucia llama amarilla de la vela era como una blasfemia, y la apagué. (…) En la mañana esta luz astral había desaparecido por completo, y el único sonido que se podía escuchar era el aleteo de los murciélagos…”.
Otros, sin embargo, también informaron visiones extrañas mientras estaban dentro de la Gran Pirámide.
En 1930, el teósofo y espiritualista británico Paul Brunton también describió cosas extrañas que sucedieron durante su breve estancia en la Cámara del Rey.
Brunton dijo que fue “… asaltado por visiones de criaturas hostiles y rodeado de apariencias de formas grotescas y demoníacas …“.
Vista de las Pirámides de Egipto. (Public domain)
¿Cómo explicar estos fenómenos?
Entonces … ¿qué causa estas misteriosas experiencias dentro de la Pirámide? ¿Y es posible que haya una “fuerza mayor” residiendo dentro de la Pirámide?
Curiosamente, los bloques de granito dentro de la cámara real son un material que puede conducir electricidad.
Se trata principalmente de granito que tiene una alta concentración de cristales de cuarzo, que ha demostrado tener propiedades piezoeléctricas; de hecho, todos los objetos electrónicos que conocemos hoy contienen cuarzo.
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Los antiguos constructores de la pirámide conocían estas propiedades y pueden haberlas utilizado de una manera que desconocemos hoy.
Las misteriosas propiedades electromagnéticas dentro de la Cámara del Rey fueron probadas empíricamente. En una ocasión, uno de los visitantes que ingresó a la pirámide recibió una pequeña descarga eléctrica al beber agua de una taza de metal.
Representación artística de la campaña de Napoleón en Egipto. (Public domain)
Además, los investigadores también informaron que las baterías de sus cámaras y equipos de investigación se agotaron inexplicablemente mientras estaban dentro de la pirámide.
¿Podrían estas anomalías electromagnéticas explicar visiones y experiencias místicas dentro de la Pirámide? ¿Y es posible que estas anomalías sean evidencia de que la gran pirámide de Giza no es una tumba como proponen los estudiosos de la corriente principal?
Otra teoría que intenta explicar el “poder” de la Gran Pirámide, es que su forma geométrica le da a la estructura la capacidad de concentrar energía cósmica, lo que, entre otras cosas, ayudaría a preservar el cuerpo del Faraón, depositado justo en el centro de la construcción.
Sin embargo, ninguna de las tres Pirámides de Giza contiene momias. Esto ha llevado a muchos investigadores a proponer teorías que sugieren que las pirámides no eran tumbas sino máquinas gigantes de energía.
Quizá Napoleón haya experimentado “algo” producido por la energía concentrada en este misterioso lugar…
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Se podría decir que los avistamientos OVNI que se tienen desde el siglo pasado apenas son la punta del iceberg que representa el actuar de esa civilización en nuestro mundo.