Todos recordamos La Misión aquel inolvidable film de 1986, donde el protagonismo guaraní se ganó los corazones del mundo. Claro el relato parece ceñirse a ciertos estereotipos, donde las culturas sudamericanas son retratadas como poco evolucionadas. Pero como diría el dicho, las apariencias engañan, y vayan sí lo hacen.

Y es que tenemos indicios los apacibles guaraníes ocultan secretos de importancia, poco documentados, vinculados a la existencia de un antiguo pasado civilizador, cuyo develar, los asombrará.

Ajusten sus cinturones, se avecina un viaje movido.

Narciso Ramón Colmán Cuellar – Biografía del hombre que resucitó el idioma guaraní

“En muchos sentidos, Colmán podría atribuirse el mérito de haber rescatado al guaraní de la ignominia a la que lo habían relegado los escritores paraguayos que trabajaban exclusivamente en español y que, desdeñando la lengua indígena, producían simples imitaciones de estilos europeos”. Encyclopedia.

Antes de hablar sobre la existencia de un insólito hallazgo que luego comentaremos, es necesario hacer una breve semblanza de su descubridor, siendo nada menos el laureado poeta paraguayo conocido con el seudónimo de Rosicrán, o sea Narciso Ramón Colmán, Cuellar. Al parecer en la reconstrucción de su biografía existe cierta discrepancia en cuanto a su año de nacimiento, ya que algunos autores lo refieren en 1876, otros 1878, y un tercer grupo sitúa su natalicio en 1880. Ante la duda me comuniqué con su bisnieto Fernando Colmán quién certifica la verdadera fecha es 29 de octubre de 1879, nativo de Ybytymí, distrito de Paraguarí.

Hijo de una humilde familia sus padres fueron Juan Vicente Colmán, y Rosa Isabel Cuellar. Desde muy joven Narciso destacó como telegrafista, aunque más tarde sus estudios en el campo jurídico lo llevarían a San Bernardino, localidad muy cerca de Asunción para trabajar como juez de paz. Pero su verdadera pasión era la poesía, y pronto destacaría como uno de los máximos referentes del Paraguay, bajo el seudónimo de Rosicrán (término nacido de la inversión de Narciso R). Fruto de esta dedicación será Ocara Poty (en guaraní Flor Silvestre), publicado en 1917. Su prosa dedicada empieza a ganarle reconocimiento, así como sus estudios en la antigua lengua guaraní iniciando su rescate.

Escena de La Misión, galardonado film de 1986, y donde los guaraníes juegan un papel vital como una raza aún por explora en cuanto historia pasada. Mucho más que un simple pueblo evangelizado. Cortesía: filmaffinity.com

Es solo el inicio de su fama que en 1921 tendrá su salto cualitativo tras conocerse ÑANDE ĬPĬ CUÉRA (Traducido del guaraní como Nuestros Antepasados), obra recibida con gran entusiasmo por importantes estudiosos americanistas, considerado texto cumbre por su tratamiento de la antigua prehistoria guaraní. Su texto compuesto por 28.000 versos hará de Narciso R. Colmán un hombre singular, debido al trasfondo utilizado por el genial autor, donde se inserta un misterioso pasado de la raza guaraní, aún por decodificar plagado de leyendas arrobadoras, informando en su prólogo hallazgo más que singular. Veamos.

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Secretos del Tatu Cuá – Un Cerro de Otro Mundo

“En una gruta excavada debajo del monte Tatu Cuá fue descubierta la escultura de un Soberano – Gran Sacerdote, de altura doble a la de un hombre normal, sentado en el trono. Su cabeza estaba ceñida por una tiara compuesta por triángulos e imágenes de diosas, los pies se apoyaban en un cúmulo de piedras esféricas, y las paredes de las cavernas estaban cubiertas de inscripciones jeroglíficas. Los triángulos que aparecen en diversas partes del territorio americano y en Egipto, grabados en monumentos funerarios, incluidos en los dibujos de Nazca, o que cuelgan sobre el pecho de importantes personajes, son el símbolo de los Aha. Conceptualizan la coexistencia de lo divino y de la materia en su estado más puro, amalgamado en el interior del huevo de Ama”. Jadwiga Pasenkiewicz. Los Soberanos de los Mundos Perdidos, 1992.

El relato que ahora voy a comunicar me llegó primero a través de otros autores, y que encima no tenían bien aunado los datos bibliográficos. Me tomó un tiempo encontrar la referencia exacta, siendo nada menos la narrada por Narciso R. Colmán. Antes de proseguir debo advertir, esta historia solo se reseña una edición muy antigua de ÑANDE ĬPĬ CUÉRA (Nuestros Antepasados), el denominado poema etno-génetico y mitológico, ya citado dado a luz en 1929.

Narciso Ramón Colmán Cuellar el exquisito estudioso paraguayo que en 1929 diera luz Ñande Ipi Cuéra (Nuestros Antepasados), y cuya publicación le valiera gran reconocimiento en su país por su defensa del idioma guaraní. Cortesía: ea.com.py

Pues bien, allí Colmán cuenta una historia atrapante acerca de una aventura en el mágico Tatu Cuá (Cueva del Tato en guaraní, y cristianizado luego como Cerro San José) perteneciente a la Sierras de Ybycuí, Paraguarí, señalada como localidad nativa de Colmán.

En 2019 al cumplirse el centenario de Ñande Ipi Cuéra, se reeditó el extraordinario libro que, en clave novelada, recoge mitos y leyendas de los antiguos guaraníes. Cortesía: medium.com

Según narra el estudioso paraguayo, mientras se encontraba participando de una cacería en la cumbre del Tatu Cuá, se topó por casualidad con una gruta tallada en su interior, dotada de una inmensa puerta rocosa. Una vez en su interior Colmán fue testigo de un increíble hallazgo.

Escribe:

“Reconocimos inmediatamente en la escultura las formas rudas de un indio sentado sobre una roca prismática, que entre otras particularidades ostentaba un signo triangular en la frente, y otro en el pecho; y sobre la espalda, a manera de túnica, un caparazón idéntico a la del tatú-guasú (tatú carreta en español), revestido también de jeroglíficos en toda la superficie. Las dimensiones de esta factura eran superiores a la estatura humana, y se hallaba entre una profusión de pedregullos en su base. Todo lo interior de la gruta estaba recubierto de signos cuya significación nos encargarnos de interpretar posteriormente, tratando de descifrarlos, haciéndonos el papel de quirománticos, o de pétreománticos, o propiamente dicho, de litománticos, con la diferencia de que la quiromancia es el arte de adivinar el porvenir por medio de las rayas de las manos, y en el caso presente, esto es en la petreomancia, nosotros hemos tratado de descifrar el pasado y tal vez el porvenir, haciendo deducciones de líneas, rayas, vetas, manchas, rajaduras y otros caracteres que hemos hallado impresos en aquella escultura indiana y también en las piedras recogidas en ese curioso antro que acabamos de describir. ¿No nos hallamos tal vez, ante el origen del vocablo tatuaje? Nos permitimos decirlo así, ateniéndonos a la misma denominación aborigen del cerro: Tatu-cuá (Cueva del tato). Como quiera que nuestra suposición fuera pasible de controversia, el hecho es que nuestro hallazgo puede arrojar alguna luz sobre los misteriosos y hasta ignorados orígenes de la raza guaraní y la clave del significado de un sinnúmero de voces que cayeron en desuso y relegados al olvido”.

El misterioso Tatu Cuá, cerro que muchos creen representa un antiguo volcán apagado. Cortesía: Flickr

¿Se trata tal vez de la misteriosa gruta recorrida por el fantástico armadillo dorado (tatú carreta)? Se interroga Colmán. ¿O es tal vez una antigua cripta iniciática? Colmán divulga su hallazgo entre algunos conocidos, pero cuando decide retomar el lugar, no lo encuentra, como sí una mano misteriosa lo ocultara. Una instantánea de esa experiencia y posterior grabado son los únicos testigos de su hallazgo. Todo habría ocurrido en 1912. Consulté nuevamente a Fernando Colmán, sobre el asunto de su bisabuelo y me declaró con total franqueza, por lo cual le estoy muy en deuda, que este hallazgo para mi sorpresa fue novelado por el propio Colmán. Mentiría si digo no sentí cierta desazón al conocer la cruda realidad. No obstante, buceando en el poema de Colmán se desprenden algunas pistas sugestivas que bien valen la pena analizar.

Enigmáticas columnas capaces de producir electricidad, captadas durante la realización de La Exposición Universal de San Francisco llevada a cabo en 1915 ¿Estamos ante un secreto? Cortesía: photoshelter.com

Enigmático Génesis Guaraní ¿Resabios de la Atlántida?

“Ñande Ypy Cuéra luce como una obra de arte y de filosofía autóctona, un poema mitológico que presenta una cosmogonía colmada de divinidades y genios que dieron origen a la nación de los guaraníes, relatando la trayectoria desde la aparición de la primera pareja humana, Rupavé y Sypavé, que fueron creados por Tũpã (Dios supremo) y Arasy (Madre Celestial) plasmando la arcilla del Lago Tapaycua (fuente divina), nombre antiguo del Lago Ypacaraí. Dieron a luz al hijo primogénito Tume Arandu, padre de la sabiduría y profeta inspirado del cielo. Éste se salvó del diluvio universal con sus hermanas Guarasyava y Tupinambá. La primera casase con el atlante Karive, con el apodo Paragua, dando origen a la raza guaraní; la segunda se casó con Mba’e hory, apodado Amaraso, hermano de Paragua. Son los padres de la raza Tupí“. Juan Peter Miranda prologando la reedición que en 2006 se hiciera sobre Nuestros Antepasados.

Una pieza de la desaparecida Colección Crespi. ¿Representa tal vez al Señor de los Moxos, dignatario de Paititi? Archivo Personal / Débora Goldstern.

En su génesis guaraní Colmán inicia su relato con Tupa (padre de todos los seres), a quién presenta habitando el astro rey, casado con Arasy (madre luna). Debido a su propia insatisfacción Tupa decide iniciar la creación terrestre, y aquí atención de un tema que siempre remarcamos, el de una antigua tradición primordial, puesto Tupa escoge la colina de Arigua como piedra basal para su proyecto. En esas tierras nacerán luego Sypavê y Rupavê, primera pareja humana de vida inmortal según revela este primer misterio. Tupa no solo se sirve de arcilla, sino mezcla la esencia con otros compuestos. Uno de ellos es la ka’a ruvicha, potente zumo alucinógeno utilizado para ceremonias rituales, y también como planta maestra. Colmán califica a la ka’a ruvicha como la Piedra Filosofal de los guaraníes, cuyo consumo produce la vida eterna. El poemario continúa narrando como aquella armonía casi idílica descendió al mal, por lo cual Tupa decidió su extinción a través del diluvio, conocido como Yporu. Solo sobrevivieron algunos elegidos para así reiniciar aquella maldita creación. Tras el caos dos misteriosos visitantes los hermanos Karaive (Hombre Civilizado) y Ma’ê hor (El de mirada Risueña) arriban a tierras guaraníes, originarios de Halánte o sea Atlántida, tal vez oriundos de Oceanía.

Los hermanos luego trasmutarán sus nombres, y así Karaive, se transformará en Paragua (etimología de marítimo), mientras Ma’ê hor, desde entonces será conocido como Amaraso (gusano de lluvia), más tarde radicado en Brasil. Con Paragua, el esplendor atlante volverá a renacer en tierras guaraníes, gracias al ingenio de un primogénito dotado llamado Arekaja. Es el nacimiento de Mba’e vera guasu, la gran ciudad resplandeciente, y actualmente mencionada como tierra de felicidad, que como enuncia Colmán, es también fuente de los misterios y encantos.

Escribe:

“Desde Arigua se contemplaba una ciudad resplandeciente; era el símil de aquella capital de la Atlántida desaparecida. Se fabricó también todo cuanto era uso en aquella urbe. Por la noche despedía un resplandor blanco semejante a la luz del relámpago. Cuenta la tradición que la casa de Paragua era un Edén suspendido a las orillas del Tupã Ykua. Construcción de extraordinaria altura, sus mborechakáva (ventanas), eran doradas a fuego. Al contacto de los rayos solares despedían áureos reflejos que cegaban la vista. Paragua tenía la obsesión de las luces y acarició la idea de obtener una iluminación igual a la que se usaba en la gran ciudad resplandeciente que fue la metrópoli de Atlántida, en cuyas cercanías había un pozo de profundidad extraordinaria, de donde se extraía un líquido amarillento que tenía propiedades fosforescentes, capaces de alumbrar en la obscuridad como alumbran las luciérnagas”.

Un dato interesante es al parecer la iluminación de la ciudad, se obtenía a través de la mezcla de azufre, azogue, y aceite mineral, demostrando un profundo conocimiento de las propiedades naturales producidas por la propia tierra. El poema alude a otras historias no menos fascinantes en su contexto. Actualmente esta interesante obra es objeto de discusión, ya que se acusa a su autor de insertar la Atlántida como parte de la antigua historia guaraní. Pero, aunque mucho del contenido expresado por Rosicrán, despierte sonrisas irónicas, ciertos testimonios legados por antiguos cronistas llevan a pensar lo contrario. Uno de esos casos tiene a la enigmática Mba’e vera guasu como una leyenda más que viva, y como veremos fuente de un secreto aún mayor. Veamos.

El Gran Moxo y la pista Paititi

“En medio del lago sobre una isla, se levantaban los soberbios edificios cuya belleza superaban cualquier imaginación. El Palacio del Señor estaba construido con la piedra blanca, hasta el techo. En la entrada había dos torres con una escalinata en el centro. En un pilar, a la derecha, encadenados con anillos de oro, estaban echados dos juagares (vivos) expresión de poder. En la cima de este pilar, a una altura de siete metros y setentaicinco centímetros, fue colocada una gran luna que iluminaba el lago, disipando la oscuridad. Referencias entregadas por Jadwiga Pasenkiewicz.

Algunos de los grabados del magnífico ÑANDE ĬPĬ CUÉRA (NUESTROS ANTEPASADOS). Relato de otro mundo. Cortesía: portalguarani.com

En 1602 se va a publicar Argentina y conquista del Río de la Plata con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil, un extenso título que lleva la firma de Martín del Barco Centenera, recordado por su participación en la conquista y evangelización del Virreinato del Plata. Nativo de Logrosán, España, Barco Centenera fue un reputado hombre vinculado a la Iglesia, así como poeta laureado.

La obra ya mencionada forma parte del género poético, aunque de carácter histórico. Y nuevamente atención porque el estudioso ibérico hace mención en el mismo de la existencia del Gran Moxo, un fabuloso monarca vinculado al misterio de Paititi, pero además destaca por la inserción de unas misteriosas luces perpetuas.

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Así lo retrata en su canto quinto titulado: En este canto se dice cómo vino Alvar Núñez Cabeza de Vaca al Río de la Plata, y de su prisión y trabajos que de ella sucedieron, y del gran Moxo, Señor del Paytití.

“En una gran laguna éste habitaba, en torno de la cual están poblados los indios que a su mano él sujetaba en pueblos por gran orden bien formados. En medio la laguna se formaba una isla de edificios fabricados   con tal belleza y tanta hermosura que exceden a la humana compostura. Una casa el Señor tenía labrada de piedra blanca toda hasta el techo, con dos torres muy altas a la entrada, había de una al otra poco trecho. Y estaba en medio de ellas una grada y un poste en la mitad de ella derecho, y dos vivos leones a sus lados, con sus cadenas de oro aherrojados. Encima de este poste y gran columna, que de alto veinte y cinco pies tenía, de plata estaba puesta una gran luna, que en toda la laguna relucía. La sombra que hacía en la laguna muy clara desde aparte parecía”.

Estamos ante un pasado revelador. La Laguna donde se asienta el misterioso gobernante remite a un sitio mítico el de Xarajes, que en antiguos mapas aparece señalado, aunque su localización sigue siendo esquiva, tenido como parte del bestiario fantástico.

En su artículo La Esfera Iluminada del Gran Moxo, el estudioso Sandor Csizi, brinda algunas pistas sobre la Laguna de Xarajes, que desde Paraguay extiende su búsqueda hacia el Mato Grosso.

“La casa o isla de El Gran Moxo es una de las ciudades perdidas en la selva. Dijo Moxo al señor del lago. Esta área cae en la meseta de Mato Grosso, que aún hoy está inexplorada. Los primeros cartógrafos españoles aún marcaban un lago con este nombre, pero los mapas son completamente inexactos. Además, está Sette Sgunas(Siete lagos) también. Según el cazador de tesoros francés Robert Charroux, hay que salir del pueblo de Diamantino (14°35’S y 57°30’O) hacia la isla. También es posible que los terremotos lo hayan enterrado durante mucho tiempo o lo hayan inundado con agua. Es una meseta cubierta de vegetación exuberante y erosionada, y su investigación todavía no se recomienda en la actualidad. Por esto también desapareció el coronel Fawcett, quien también escuchó leyendas de los indios de que hay ciudades secretas en el bosque primitivo cuyos habitantes tienen algún tipo de fuente de luz desconocida para iluminar las casas”.

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Dato interesante comunicado por Csizi, acerca de Martín del Barco Centenera, refiere a su encuentro en tierras paraguayas con el mitológico Carbunclo (experiencia descrita en su canto tercero del poema ya mencionado), legendario ser considerado guardián de los tesoros, y metales, descrito por algunos, como semejante a un gran gato, portando en su frente una piedra luminosa.  Otras narrativas, hacen su barbilla o pelo dorado. Tras esta leyenda se vincula al poderoso dragón de sabiduría, y también porque no, reminiscencia hacia el vellocino de oro griego. Sin dudas las experiencias aportadas por Barco Centenera, narrando sus observaciones sobre animales, mitológicos, tierras mágicas y hasta tecnología perdida, descubren huellas de una esquiva tierra camuflada bajo lo asombroso, que en Sudamérica se conoce como Paitití, una de las vías hacia Ávalon.

Hasta Aquí.

Conclusión

En recientes años el Tatu Cuá, hoy conocido como Cerró San José, viene siendo noticia por algunas curiosidades, como por ejemplo si esta meseta es nada menos que un antiguo volcán apagado. De hecho se dice la poderosa agencia norteamericana NASA hace tiempo realizó algunos estudios sobre el caso, ya que se rumorea en su interior existiría un cráter hueco. Si esta versión pudiera aclararse entonces la imaginación de Narciso R. Colmán sobre su supuesto hallazgo novelado, podría tomarse como una realidad encubierta, y donde los guaraníes podrían ser visto como herederos de secretos, que quizás algún día vuelvan a ver la luz. Continuará.

Bibliografía

Libros:

• Barco Centenera, Martín del. La Argentina y conquista del Río de la Plata. Lisboa, 1602.
• Bertoni, Moisés Santiago. La Civilización Guaraní. Paraguay, 1922.
• Colmán, Narciso R. ÑANDE ĬPĬ CUÉRA (Nuestros Antepasados). Asunción: El Lector, 2009.
• Charroux, Robert. Tesoros Ocultos. Santiago de Chile: Zigzag, 1963.
• Pasenkiewicz, Jadqwiga. Los Soberanos de los Mundos Perdidos. Buenos Aires: Kier, 1992.
• Pitaud, Henri. La gran ciudad brillante de los guaraníes, Mbae Verá Guazú, 1977.
• Wilkins, Harold. Secret Cities of Old South América. USA: Adventures Unlimited Press, 1998

Sitios web:

• Abc
  Bogado, Cristino. Rosicrán / Rosicrak.
  https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/2019/07/07/rosicran-rosicrack/
• Biblioteca Pléyades
  Lloyd, Ellen. El Misterio de las Lámparas siempre encendidas.
  https://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_hitech14.htm
• Encyclopedia
  Colman, Narciso (1876-1954).
  https://www.encyclopedia.com/humanities/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/colman-narciso-1876-1954
• Historia Secreta
  Csizi, Sandor. La Esfera Iluminada del Gran Moxo.
  https://titkostortenelem.org/osi-technologia/30-gran-moxo-vilagito-goembje
• Poetas Siglo XXI
  Sabido Sánchez, Fernández. Narciso R. Coleman.
  https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2011/12/5514-narciso-r-colman.html

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