Un equipo de científicos detectaron un objeto “misterioso” que libera explosiones gigantes de energía, tres veces por hora. Cualquiera que sea el objeto, que está relativamente cerca, a 4.000 años luz de distancia, no se parece en nada a lo que los astrónomos han visto antes.

Cada 18.18 minutos, pulsa brillantemente, uno de los objetos más luminosos en el cielo de radio de baja frecuencia. No coincide con el perfil de ningún objeto astronómico conocido, y los astrónomos están atónitos. Lo han llamado GLEAM-X J162759.5-523504.3.

Natasha Hurley-Walker, astrofísica del International Centre for Radio Astronomy Research (ICRAR) de la Curtin University, en Australia, dijo en un comunicado:

“Este objeto aparecía y desaparecía durante unas pocas horas durante nuestras observaciones. Eso fue completamente inesperado. Fue un poco espeluznante para un astrónomo porque no hay nada conocido en el cielo que haga eso. Y realmente está bastante cerca de nosotros, a unos 4.000 años luz de distancia. Está en nuestro patio trasero galáctico”.

Una posible explicación

La Vía Láctea vista desde la Tierra. El icono de estrella muestra la posición del misterioso transitorio repetitivo. Crédito: Dra. Natasha Hurley-Walker (ICRAR / Curtin University).

Por el momento, creen que es muy probable que sea una de dos cosas, dos estrellas “muertas”: un tipo de estrella de neutrones ultramagnética llamada magnetar o, con menor probabilidad, una enana blanca altamente magnetizada. Si es lo primero, sería la primera vez que detectamos un magnetar con un período de pulsación muy largo, conocido como magnetar de período ultralargo.

Los objetos que pulsan de forma regular o no tan regular son bastante comunes en el espacio. Cualquier cosa que cambie inesperada y dramáticamente en brillo se conoce como transitorio e incluye todo, desde supernovas y agujeros negros que rompen estrellas, hasta erupciones estelares.

Los púlsares caen en una canasta similar: son estrellas de neutrones que giran extremadamente rápido, expulsando rayos brillantes de emisión de radio de sus polos, de modo que pasan junto a la Tierra, como un faro. El período de estas rotaciones, y por lo tanto los pulsos, está en la escala de segundos a milisegundos.

Sin embargo, los astrónomos no han visto nada como GLEAM-X J162759.5-523504.3. Fue visto en los datos del Murchison Widefield Array en Australia Occidental, un radiotelescopio de baja frecuencia que consta de miles de antenas dipolo en forma de araña repartidas por el desierto.

En los datos recopilados por el MWA entre enero y marzo de 2018, empleando una nueva técnica desarrollada por el astrónomo Tyrone O’Doherty de la Curtin University, los astrónomos encontraron 71 pulsos del mismo lugar en el cielo.

Misterioso objeto

Al analizar la señal, rastrearon su ubicación y descubrieron que el objeto, sea lo que sea, es más pequeño que el Sol y muy brillante en la radio. También descubrieron que la emisión está altamente polarizada o retorcida, lo que sugiere que su fuente tiene un campo magnético extraordinariamente fuerte.

Esto sugiere que podríamos estar mirando un magnetar. Como ya se mencionó, se trata de un tipo de estrella de neutrones, que ya son fascinantes: los núcleos muertos colapsados ​​de estrellas que alguna vez fueron masivas, hasta alrededor de 2.3 veces la masa del Sol, empaquetados en una esfera ultradensa de solo 20 kilómetros.

Para obtener un magnetar, debe agregarle un campo magnético absolutamente inestable. Estas estructuras magnéticas son alrededor de 1.000 veces más poderosas que las de una estrella de neutrones típica, y mil billones de veces más poderosas que las de la Tierra. No sabemos cómo ni por qué se forman, pero la evidencia reciente sugiere que podrían evolucionar a partir de púlsares.

Los magnetares de período ultralargo podrían ser la forma evolucionada, habiendo ralentizado su rotación significativamente con el tiempo, pero se pensaba que era imposible detectarlos realmente.

Esto nos lleva a GLEAM-X J162759.5-523504.3, con su tamaño pequeño, señal altamente polarizada y emisión sorprendentemente brillante.

Hurley-Walker agregó:

“Nadie esperaba detectar directamente uno como este porque no esperábamos que fueran tan brillantes. De alguna manera, está convirtiendo la energía magnética en ondas de radio de manera mucho más efectiva que cualquier cosa que hayamos visto antes”.

Es posible que el objeto sea otra cosa, como una enana blanca. Pero el perfil hasta ahora se ajusta mejor a lo que esperaríamos ver de un magnetar de período ultralargo, dijeron los investigadores.

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Vale la pena señalar que, durante los ocho años que MWA ha estado operativo, solo se ha encontrado que GLEAM-X J162759.5-523504.3 estuvo activo durante ese período de dos meses en 2018. Hay muchas razones potenciales para esto, incluida la posibilidad de que su actividad esté fuera de nuestro umbral de detección actual, o que haya experimentado un estallido inusual. Ambas razones podrían explicar por qué no hemos detectado nada parecido antes.

Los investigadores continúan monitoreando la región para ver si el objeto vuelve a ponerse en marcha. También sugieren que podría ser beneficioso estudiarlo en otras longitudes de onda de radio. Mientras tanto, seguirán buscando otros objetos como este. Tenemos tantas preguntas.

Hurley-Walker agregó:

“Más detecciones le dirán a los astrónomos si se trata de un evento único y raro o de una gran población nueva que nunca antes habíamos notado”.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Nature.

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