Un impresionante hallazgo ha sido realizado en Perú: se trata del descubrimiento de una momia de 800 años que presenta el cuerpo totalmente atado con soguillas y sus manos sobre el rostro.
Un grupo de arqueólogos peruanos que trabajan en el complejo arqueológico de Cajamarquilla, en los suburbios de Lima, halló la semana pasada una momia del período preincaico en perfecto estado de conservación, y envuelto con numerosas soguillas. Según los investigadores, los restos corresponden a un hombre, enterrado en posición fetal, y que tendría entre unos 1200 y 800 años de antigüedad.
De acuerdo con los investigadores, el patrón de enterramiento de este hombre indica que se trataría de un habitante de las sierras próximas al complejo. Esto probaría que el sitio arqueológico, en un período anterior a los incas, había estado ocupado por habitantes serranos, de la región de Chacllas y también de la costa.
Ambos tipos de pobladores se habrían ubicado estratégicamente en ese área para mantener relaciones comerciales, según lo que explica un comunicado emitido por la Universidad Nacional Mayor San Marcos, de Lima (UNMSM).
La momia fue hallada en posición fetal, con las manos sobre su rostro, y cubierta con “soguillas” -así dice el comunicado- alrededor de todo su cuerpo. Estaba en el interior de una cámara subterránea ovalada. Al lugar se accede por una escalinata de siete gradas, según lo que explica en el comunicado Yomira Silvia Huamán Santillán, egresada en Arqueología en la UNMSM, que fue parte de la excavación que dio con el hallazgo.
Al lado de la momia, dentro de la cámara funeraria -de 3 metros de largo por 1.40 de profundidad- se encontraron restos de lo que sería un cuy andino (conejillo de Indias), y el esqueleto de otro animal, aparentemente un perro. También había restos de maíz y de otros vegetales.
Pieter Van Dalen, uno de los responsables del Proyecto Cajamarquilla, que también informó que los restos serían de un hombre, de entre 18 y 22 años, dijo en un comunicado:
“La momia habría sido enterrada entre el año 800 a 1200 después de Cristo”.
Cajamarquilla es uno de los asentamientos más extensos que existen en el oeste de la ciudad de Lima, en Perú. Allí trabajan hace tiempo investigadores de la citada UNMSM, de la Universidad de San Cristóbal de Huamanga y de San Antonio de Abad de Cusco. La trascendencia de este complejo arqueológico reside en que se encuentra en una posición estratégica.
Es que el lugar, que se halla en lo que hoy es el distrito de Lurigancho, en el valle del río Rímac, 24 kilómetros al este de Lima, “era un centro urbano donde se desarrollaban múltiples funciones, tenía una gran variedad de sectores, administrativos, domésticos, residenciales”, señaló Van Dalen. Cajamarquilla “era una ciudad muy grande que pudo haber albergado entre 10.000 y 20.000 personas en un total de 167 hectáreas”, aseveró el investigador.
Se construyó hacia el año 200 antes de Cristo y estuvo ocupada hasta el año 1500, en el período anterior al florecimiento de imperio Inca. Un artículo publicado en la Revista de Arqueología y Sociedad del Museo de Arqueología y Antropología de San Marcos describe a ese lugar como “un centro comercial multiétnico, donde residían personas de diversas nacionalidades, aunque principalmente población local (ichma) y chacllas”.
Perú alberga cientos de centros arqueológicos de culturas que se desarrollaron antes y después del Imperio Inca, que dominó hace 500 años la zona austral del continente cubriendo desde el sur de Ecuador y Colombia hasta el centro de Chile.
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Também faltam pesquisas conclusivos, em humanos, em longo tempo para que possamos confirmar, menos controvérsias, que sim.