Una rueda gigante de piedra y un colosal monumento en forma de luna. Estos son algunos de los elementos de una enorme estructura submarina en el Mar de Galilea, que se ha convertido en un enigma para la arqueología.

Israel es una nación que guarda una fuerte relación con el pasado. Sus edificaciones actuales aún se vinculan con las estructuras de hace miles de años. Sin embargo, aún existen muchos misterios sin resolver.

Uno de ellos se encuentra en el fondo del Mar de Galilea, específicamente entre las regiones en disputa de Golán y Galilea. Esta misteriosa estructura submarina ha desconcertado tanto a arqueólogos como historiadores ¿Quién la construyó?

Enormes estructuras submarinas

Piedras de basalto que forman la estructura. Cortesía: livescience

Su hallazgo se produjo en el 2014. Un arqueólogo israelí notificó sobre un extraño monumento de piedra en forma de media luna. Con dimensiones de 150 metros de longitud y 7 metros de altura, fue apodado «Jethro Cairn».

Hasta el momento, los expertos han encontrado cerámicas que pertenecen a la Edad de Bronce, lo que la situaría en el año 3050 o 2560 a. C. Sin embargo, se cree que podría tener hasta 13.000 años de antigüedad.

Los expertos sugieren que el inmenso monumento en forma de media luna, podría ser un simbolismo al dios mesopotámico de la luna, Sin. Esta deidad era la guardiana de los caldeos que habitaron la ciudad de Ur.

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A tan solo un día de camino está la ciudad de la Edad de Bronce tardía Ben Yerah, cuyo significado es «Casa del dios de la luna».

A 13 kilómetros al sureste, hay otro misterioso monumento; en el año 2003, se encontró a 9 metros de profundidad en el Mar de Galilea una estructura cónica más grande que un Boeing 747.

Esta construcción colosal se hizo con rocas de basalto. Sus medidas exactas son de 70 metros de ancho en su base y mide 10 metros de altura, con un peso de 60.000 toneladas.

Estructura circular se detectó por primera vez en un sonar de una parte del mar en el verano de 2003. Crédito: Shmuel Marco

Los expertos creen que este monumento se construyó en tierra firme, quedando sumergido por el lago. Aun así, no han podido descifrar su edad exacta.

Lo único claro es que esta construcción fue de gran importancia en el pasado. Cada piedra de 1 a 2 metros de ancho y de 90 kilogramos cada una, fue extraída de la cantera más cercana, ubicada a kilómetros de distancia.

Otro de los colosales misterios de la arqueología es Gilgal Rfaim. Este monumento prehistórico, cuyo nombre significa «rueda de gigantes», hace referencia a los Nephilim, la raza de gigantes mencionada en la biblia.

Está formado por más de 42.000 rocas de basalto, alineadas en cinco círculos concéntricos. Toda la estructura junta pesa más de 40.000 toneladas.

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La compleja construcción posee una cámara funeraria de 4.5 metros en el centro de los cinco círculos que la forman. De éstos, el más grande mide más de 152 metros de ancho.

En la superficie, la estructura parece un intrincado laberinto. Desde la altura se puede apreciar correctamente su forma circular. Algunos de estos círculos están completos, otros no. Esto sugiere que se pudo crear según los patrones astronómicos.

En los días más cortos y más largos del año, la salida del sol se alinea con las aberturas de las rocas. En pocas palabras, podría ser una especie de «máquina» para predecir eclipses solares y lunares.

¿Ayuda proveniente de los cielos?

Diagrama de la estructura cónica de 10 metros. Cortesía: livescience

Quién y para qué se crearon estas estructuras es algo que la ciencia no ha podido resolver. Sin embargo, la importancia para sus creadores es evidente.

El avance tecnológico, abrió un panorama mucho más amplio de las ideas y descubrimientos del pasado. Esto nos ha hecho entender que los humanos antiguos, en realidad, eran mucho más avanzados de lo que creíamos.

El problema es que no existen registros o pruebas arqueológicas de estas creaciones, ya que la quema de bibliotecas en el pasado borró gran parte de nuestra historia.

Es por ello, que desconocemos cómo científicos prehistóricos, que estudiaron los antiguos conocimientos egipcios, mesopotámicos o babilónicos, como Hou Yih, de China, sabía que la luna era un satélite frío y desolado.

El ganado pastando cerca revela la escala de enormes anillos de piedra en las llanuras de los Altos del Golán. (Wikimedia Commons)

O como sabían los filósofos griegos las distancias exactas entre estrellas o la existencia de planetas que no alcanzaban a ver.

A pesar de que la ciencia se niega, en su mayoría, a aceptar estas leyendas como válidas, una explicación a esto podría estar en las historias sobre el descenso de los cielos de deidades.

Y es que, desde el año 8000 a. C., el humano dejó de ser un cazador nómada a convertirse en agricultor que se estableció en comunidades.

Tan solo siglos después, la humanidad alcanzó un desarrollo que no logró en miles de años ¿Qué pasó durante esa época perdida de la historia? ¿Por qué las culturas antiguas atribuyen ese cambio a las deidades que llegaron desde los cielos?

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¿Acaso recibieron alguna enseñanza cósmica de estos seres?

Los expertos han declarado que la única forma de crear una enorme estructura submarina, como la que está en el mar de Galilea, sólo es posible a través de una planificación digna de una sociedad desarrollada.

Esto ha llevado a que teóricos sugieran que los orígenes de la humanidad se encuentren en otra época mucho más lejana. Mucho más atrás en el tiempo de lo que nos han hecho creer durante décadas.

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