3I/ATLAS realizará su mayor acercamiento al Sol este 29 de octubre. La “prueba de fuego” que definirá su verdadera naturaleza: ¿objeto natural o tecnológico?
Publicado el 28 Oct 2025
© Imagen: GPT-5 / Telescopio Espacial Hubble - Edición: @codigooculto

El astrofísico Avi Loeb considera que el paso del objeto interestelar 3I/ATLAS por su perihelio, el punto más cercano al Sol, será una prueba definitiva sobre su verdadera naturaleza. Este evento, previsto para el 29 de octubre de 2025, representa una oportunidad única para saber si se trata de un cometa natural o de un artefacto manufacturado, capaz de resistir condiciones que destruirían a un cuerpo común.

La llegada del visitante interestelar

3I/ATLAS, identificado como el tercer objeto interestelar conocido tras Oumuamua y Borisov, fue detectado a comienzos de 2025 por el sistema de vigilancia ATLAS. Su trayectoria lo dirige a través del plano de la eclíptica, el mismo donde orbitan los planetas, y alcanzará una distancia mínima de unos 203 millones de kilómetros del Sol. Este acercamiento generará un nivel extremo de radiación y calor, suficiente para provocar la sublimación de materiales helados o la fragmentación de estructuras poco cohesionadas.

Para Loeb, este momento constituye una “prueba de fuego” en el sentido científico del término: un experimento natural que revelará la composición y el origen del objeto. Si 3I/ATLAS se comporta como un cometa ordinario, liberando gas, polvo o fragmentos a medida que se calienta, se confirmará su carácter natural. Pero si permanece íntegro, sin mostrar actividad cometaria o incluso realizando maniobras inesperadas, podría estar formado por materiales no convencionales o, en el caso más extraordinario, por tecnología artificial.

Una hipótesis que desafía las suposiciones

Loeb reconoce que la hipótesis tecnológica es audaz, pero sostiene que no puede descartarse sin evidencia. Argumenta que los científicos deben aplicar el principio de modestia cósmica: la disposición a considerar que la inteligencia puede existir más allá de la Tierra y que su presencia podría detectarse mediante huellas tecnológicas. Este enfoque no implica creer en teorías especulativas, sino analizar los datos con mente abierta y sin prejuicios.

El investigador recuerda que Oumuamua, descubierto en 2017, mostró una aceleración no gravitacional y carecía de la típica cola de un cometa. Esa anomalía motivó la creación del Proyecto Galileo, una iniciativa destinada a recopilar datos de posibles artefactos tecnológicos en el entorno solar. 3I/ATLAS, según Loeb, ofrece una oportunidad aún mejor: un objeto interestelar conocido con antelación y con una trayectoria que permite organizar observaciones coordinadas en todo el sistema solar.

Procesamiento de una imagen de 3I/ATLAS, tomada el 14 de octubre de 2025 por la constelación de satélites PUNCH.

Procesamiento de una imagen de 3I/ATLAS, tomada el 14 de octubre de 2025 por la constelación de satélites PUNCH. Crédito de imagen: Thomas Lehmann y Marshall Eubanks

Lo que las observaciones podrían revelar

Durante el perihelio será difícil observar directamente a 3I/ATLAS desde la Tierra debido a su proximidad angular al Sol. Sin embargo, varias misiones espaciales podrían seguirlo. Entre ellas, la misión JUICE de la Agencia Espacial Europea, rumbo a Júpiter, tendría un ángulo de visión favorable. También se espera que el objeto pase relativamente cerca de Venus a inicios de noviembre y de Júpiter en marzo de 2026, lo que abrirá nuevas oportunidades de observación mediante instrumentos de la sonda Juno o telescopios de seguimiento.

Según los cálculos de Loeb, si el objeto está compuesto por material volátil, el calor solar en el perihelio provocará una intensa liberación de gas, formando una coma visible. Si, en cambio, está hecho de metales o compuestos resistentes, podría mantenerse intacto incluso bajo radiación extrema. El autor sugiere que, en ese escenario, deberían buscarse otros indicadores, como emisiones térmicas anómalas, reflejos luminosos regulares o desviaciones de la trayectoria esperada. Cualquiera de estas señales justificaría una investigación más profunda.

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Tres posibles resultados

Loeb describe tres desenlaces probables:

El primero es el más convencional: un cometa natural que se fragmenta o desarrolla una cola visible al acercarse al Sol, demostrando un comportamiento estándar.

El segundo sería un objeto natural pero extraordinariamente resistente, quizá un fragmento de un planeta interestelar o de un núcleo metálico.

El tercero, y más desafiante, sería la detección de comportamientos no explicables por la física conocida, como aceleraciones dirigidas o emisión controlada de energía, lo que implicaría una posible manufactura.

El autor señala que los datos obtenidos durante los meses siguientes al perihelio permitirán evaluar cuál de estas hipótesis se ajusta mejor a la realidad. En diciembre de 2025, el objeto estará a unos 267 millones de kilómetros de la Tierra y podría observarse con mayor claridad mediante telescopios espaciales y radiotelescopios. Cualquier irregularidad en su movimiento o su brillo será cuidadosamente analizada.

En agosto, el telescopio gemelo de dos metros de las Islas Canarias capturó una imagen que mostraba un débil chorro que se extendía aproximadamente 5.95 kms desde el núcleo del objeto, apuntando hacia el sol.

En agosto, el telescopio gemelo de dos metros de las Islas Canarias capturó una imagen que mostraba un débil chorro que se extendía aproximadamente 5.95 kms desde el núcleo del objeto, apuntando hacia el sol.

Ciencia, curiosidad y prudencia

Más allá de las hipótesis, Loeb insiste en que la ciencia debe guiarse por la evidencia y no por la imaginación. La posibilidad de que un objeto interestelar sea artificial no convierte la investigación en ciencia ficción, siempre que se fundamente en observaciones verificables. De hecho, afirma que el descubrimiento de artefactos de otras civilizaciones sería una extensión natural de la arqueología, solo que aplicada al cosmos. Si las civilizaciones antiguas dejaron monumentos de piedra, quizá otras pudieron dejar huellas tecnológicas flotando entre las estrellas.

El paso de 3I/ATLAS también recuerda la necesidad de mejorar los sistemas de detección de objetos interestelares. En menos de una década, la humanidad ha identificado tres de ellos, lo que sugiere que podrían existir muchos más atravesando el sistema solar. Estudiarlos no solo tiene valor científico, sino también estratégico, ya que comprender su naturaleza ayuda a prevenir riesgos y a preparar futuras misiones de exploración.

Un encuentro cercano al Sol

El 29 de octubre de 2025, 3I/ATLAS alcanzará su perihelio, el punto más cercano al Sol en su trayectoria. En ese momento se situará a aproximadamente 1,36 unidades astronómicas, una distancia intermedia entre las órbitas de la Tierra y Marte. Los astrónomos esperan que el intenso calor solar provoque una fuerte actividad en su superficie, con emisiones de gas y polvo que permitirán estudiar su estructura interna y su tasa de sublimación.

A pesar de la emoción que despierta su paso, el objeto no representa peligro alguno para la Tierra. Su distancia mínima con respecto a nuestro planeta será de unas 1.8 unidades astronómicas, equivalente a más de 270 millones de kilómetros. Este margen es enorme incluso en términos astronómicos, por lo que el evento será completamente seguro.

3I/ATLAS (en la imagen) presenta características únicas, como una cola antagónica, cambios de color extremos, una trayectoria muy inusual y una coma enorme.

3I/ATLAS (en la imagen) presenta características únicas, como una cola antagónica, cambios de color extremos, una trayectoria muy inusual y una coma enorme. Crédito de imagen: International Gemini Observatory

Una oportunidad para la humildad científica

Avi Loeb concluye que el encuentro con 3I/ATLAS es una oportunidad para medir no solo la naturaleza del objeto, sino la disposición humana a aceptar la sorpresa. La verdadera prueba, dice, no será para el objeto que se acerca al Sol, sino para nosotros mismos. Si respondemos con curiosidad, rigor y apertura, la ciencia habrá cumplido su propósito. Si reaccionamos con prejuicio o indiferencia, quizá perdamos la ocasión de entender algo trascendental sobre nuestro lugar en el universo.

Referencias: Avi Loeb, The Acid Test of 3I/ATLAS at Perihelion, Medium, octubre de 2025. (Fuente)

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Por: CodigoOculto.com

Redacción CODIGO OCULTO

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La verdad es más fascinante que la ficción.

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