Pues muchos son los datos recogidos hasta hoy que construyen la tesis acerca de la veracidad del gran invento de Nikola Tesla, un automóvil eléctrico construido en 1931; el problema es cuando la ciencia interviene pidiendo lo irrefutable, «pruebas».
¿Las hay? Veamos.
Una vida de invenciones
Antes de ahondar en uno más de los capítulos de la vida de Nikola Tesla (el del automóvil eléctrico) y decimos capítulos porque su historia pareciera sacada de una novela dada la rivalidad con Thomas Alva Edison, su larga estancia en el grandioso hotel Waldorf Astoria, sus envidiables amigos, de la talla del mismísimo Mark Twain y la pobreza en la que terminaron sus días, dan cuenta del fabuloso inventor que era y del prestigio que llegó a tener en la sociedad de aquella época.
Nikola Tesla
Pero bueno, nada dura para siempre y es precisamente esa excentricidad, esas falsas afirmaciones sobre posibles inventos que tenía entre manos y sus múltiples manías lo que hizo que al final terminara relegado y considerado por muchos como un simple loco charlatán.
Pero no olvidemos que entre sus inventos y descubrimientos más valiosos están: el generador de corriente alterna, la bobina de Tesla, el control remoto y los estudios sobre rayos X, y solo por nombrar algunos, pues fue un prolífico inventor.
¿Fue posible el automóvil eléctrico en 1931?
Pues los teóricos y los científicos aún no se ponen de acuerdo, pero se afirma que acallar las grandes invenciones de Tesla era vital para que muchas compañías prosperaran y al parecer, el automóvil eléctrico fue una de sus grandes contribuciones a la ingeniería, sacrificado.
Tan solo las calles de Búfalo pudieron ser testigos del automóvil eléctrico que alguna vez soñó Tesla, un auto sin batería.
¿Y qué es un auto sin batería?, pues ni para arrancar. Recordemos que la batería es el dispositivo que proporciona la energía eléctrica para funciones tan necesarias como esa, arrancar, y contemos con que esto sucedió en 1931, es decir, para esa fecha, Nikola Tesla ya era todo un visionario de la tecnología automovilística que hoy da su nombre a una enorme compañía, ni más ni menos.
¿Cómo lo logró?
Cuentan que, para ese año, adquirió un automóvil Pierce Arrow, y le dejó solamente el embrague, la caja de cambios y la transmisión a las cuatro ruedas. Lo demás lo extrajo para poder llevar a cabo su hazaña.
Automóvil Pierce Arrow. Crédito: Michael LoCascio / Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)
Posteriormente, puso un motor eléctrico de 57 KW e instaló un sistema eléctrico que sorprendentemente se alimentaba de manera inalámbrica.
Y estamos hablando de hace casi 100 años atrás, ¡increíble!
A manera de antena, dispuso unas gruesas barras de aproximadamente 10 centímetros con el fin de recibir la energía emitida de una torre cercana y así transmitirla al motor eléctrico.
Torre Wardenclyffe.
Financiado por su mecenas
Hay que hacer un pequeño paréntesis sobre el tema del automóvil para aclarar que George Westinghouse fue invaluable en la carrera de Nikola Tesla, precisamente porque gracias a sus bondadosas financiaciones y a una fe ciega en los inventos de Tesla, se pudieron llevar a cabo una serie de descubrimientos.
Westinghouse apareció en la vida de Tesla una vez este renunció a su trabajo en la compañía del mismísimo Edison sintiéndose engañado y estafado tras el sueldo que percibía.
Le apostaba decididamente a su idea de la corriente alterna y en general, al potencial del ingeniero.
Por ello, Tesla pudo llevar a cabo muchas de sus propuestas ya que financieramente no era muy cuidadoso, de hecho, sus últimos días los pasó mal, arruinado y dejando deudas gigantescas en cada uno de los hoteles donde decidía hospedarse.
Volviendo al automóvil
Motor asícrono o de inducción. Cortesíua: nuria1001.neocities.org
Se dice que este auto estuvo a prueba durante ocho días y que alcanzó velocidades de 144 kilómetros por hora, no solo eso, en tramos de hasta 80 kilómetros pudo alcanzar dicha velocidad.
Pero si a las pruebas nos remitimos, lo único seguro que podría desvelar la existencia de algún auto fantástico que hubiese podido existir, es la presentación de una patente en 1898 por parte de Tesla para «un método y aparato para controlar el mecanismo de movimiento de embarcaciones o vehículos».
Salvo eso, no hay ninguna otra evidencia de dicho auto y sería una verdadera suerte que 89 años después fuese encontrado; tal vez saldrían a la luz muchas verdades que hoy no pasan de ser un mito y que acrecientan, ya sea positiva (para sus fanáticos y devotos) o negativamente (para sus más acérrimos detractores) la imagen del inventor.
La caja negra
Esta resulta ser un misterio, la famosísima caja negra que contenía un receptor capaz de extraer la energía oscura.
Nikola Tesla en su laboratorio. Crédito: Alamy
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Todo lo que el automóvil necesitaría para ponerse en marcha estaba guardado en ella. Una docena de lo que hoy se conocería como transistores hacían parte de la caja, pero además había cables, capacitores y resistencias listas a darle el empuje necesario a la creación de Tesla.
Pero la misteriosa caja solo fue vista por el inventor y el famoso sobrino que dicen, tenía, nadie más.
Entonces, el misterio continúa…
La búsqueda continúa
Los fanáticos no paran, las especulaciones continúan y muchos han buscado por años el famoso granero en donde, después de una semana de recorrido en el Pierce Arrow, Tesla parqueó, extrajo su caja negra y al hotel. Así, sin más.
El único testimonio ¿real?, lo ofreció Peter Savo por allá en la década de los 60´s, Savo sería el sobrino de Nikola Tesla, quien lo acompañó durante la travesía y puesta en marcha del automóvil eléctrico pero la fuente sigue sin ser lo suficientemente creíble ya que el mismísimo William Terbo (este sí sobrino nieto de Tesla), dijo no reconocer a Savo como sobrino o familiar de Tesla y mucho menos da crédito a la existencia de un auto de estas características inverosímiles para la época.
¡Qué golpe de realidad nos daría hallar el Pierce Arrow en aquel granero de Búfalo!
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Borraron todo eso tal como borraron el invento del bombillo que nunca se quemaba Tesla tuvo capitalistas de enemigos que le hicieron la vida imposible a sus inventos y vida.