«Entonces Salomón fue a Ezion-Geber, y a Eloth, junto al mar en la tierra de Edom. Y Huram lo envió por las manos de sus siervos, y siervos que tenían conocimiento del mar; y fueron con los siervos de Salomón a Ophir, y tomó allí cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y lo llevó al rey Salomón» (I Reyes, versículo 27-28, Antiguo Testamento, Biblia).
En 1989 un extraño anunció, recorrió algunas agencias de noticias. Según cables de aquellos días, un explorador norteamericano Gene Savoy, denunció el hallazgo de antiguas tablillas de escritura, que dijo descubrir en una cueva oculta del sector arqueológico Gran Vilaya, norte del Perú, y asentamiento de los legendarios Chachapoyas, civilización pre-incaica.
Savoy declaró haberse encontrado allí, con tres tablillas de escritura de enorme peso en piedra, y grabadas aquellas rocas, con antiguos caracteres similares al hebreo, egipcio y fenicio, informándose además, estos jeroglíficos, pudieran ser evidencia de una antigua conexión sudamericana con medio oriente, que en el pasado, habrían alcanzado interconexión a través de sus rutas marítimas.
A esta tesis escandalosa, que provocó un verdadero murmullo entre los académicos, siguió una afirmación aún más audaz por parte de Savoy, involucrando esta escritura, como legado de la legendaria Ophir, tierra bíblica desde donde el rey Salomón habría importado su oro, y cuyo centro minero no sería otro que Perú.
Un Savoy provocador siguió anunciando:
Los jeroglíficos en las tabletas son similares a los utilizados en la época del Rey Salomón, e incluyen uno idéntico, al símbolo que siempre apareció en los barcos, enviados a la legendaria Tierra de Ophir, que es descrita en la Biblia como la fuente de su oro. Cuando escuché por primera vez sobre el posible contacto, entre Egipto, Israel y las Américas, nadie era más escéptico que yo”.
Añadiendo, para rematar:
Las tablas no fueron traídas aquí desde otro país como Egipto. Esto es una forma de escritura jeroglífica de Chachapoyas. Estamos hablando de algo muy viejo. Es posible que las culturas andinas sean mucho más antiguas de lo que creemos, quizás más antiguas de lo que conocemos como el Viejo Mundo”.
Cono de Silencio
Cuando el descubrimiento salió a luz, voces críticas se apresuraron a desmentir a Gene Savoy, considerado tan solo un investigador autodidacta, y sin méritos académicos que ayudaran a respaldar sus explosivas afirmaciones. Poco a poco aquel hallazgo incendiario, fue enterrado bajo un cono de silencio, y todo se redujo a menciones poco entusiastas.
Particularmente me topé con este descubrimiento una década atrás, y mi interés siempre radicó en saber que había sido de estas escrituras, cuya lectura podrían cambiar el escenario histórico andino. Fue un desafío que siempre tuve presente, a pesar de la escasa información que desde entonces comenzó a circular.
Nadie sabía dónde estaban esas evidencias, y mi insistencia por años, chocó con la mayor de las indiferencias. Recién en 2018 conseguí localizar las misteriosas tablillas, pero antes de abordar esta historia, les dejo unas cuántas impresiones sobre Gene Savoy, y su fabuloso legado.
El verdadero Indiana Jones
En 1981 se estrena Indiana Jones y Los Cazadores del Arca Perdida, donde Steven Spielberg inicia su saga magistral, con el irreverente Indiana Jones como protagonista principal, dando vida a un intrépido arqueólogo en búsqueda de emociones y aventuras. Dentro del icónico film, una escena recordada, tiene a Indy Jones asediando un templo andino de los antiguos Chachapoyas, para hacerse con su ídolo de oro, deidad consagrada a la fertilidad. Esta imagen va a provocar un sinfín de rumores, creyéndose Spielberg se había inspirado en Gene Savoy para construir su icónico personaje. Y no se equivocaban.
Nacido y criado en Washington, USA, en 1927 como Douglas Eugen Savoy, desde niño sintió fascinación por las culturas indígenas, y se interesó vivamente por la arqueología. A los 17 años se enroló en la armada. Aunque nunca logró graduarse en alguna disciplina, por su cuenta y durante casi una década, profundizó en estudios de Filosofía y Folklore, así como también de Religión, llegando a fundar más tarde su propio culto, La Iglesia del Segundo Advenimiento de Cristo, de la cual se declaró obispo, llegando a escribir más de sesenta volúmenes sobre el tema.
Estas devociones místicas espirituales, no impidieron a Savoy continuar su interés por las antiguas civilizaciones sudamericanas, y cuyo fervor aumentó, cuando se topó con la lectura de La Ciudad Perdida de los Incas, 1952, donde Hiram Bingham hacía alusión a su descubrimiento de Machu Picchu, así como de los trabajos de Thor Heyerdahl, ambos investigadores de gran influencia, en su posterior carrera como explorador de estos misterios.
En 1957 luego de sufrir un divorcio traumático, y con una situación económica difícil, Gene decide su traslado a Perú, donde inicia su carrera como articulista de varios periódicos, bajo el seudónimo de Gene Savoy. Por aquellos días la fiebre del dorado, es la meta de casi todos los expedicionarios que se lanzan a la selva a perseguir el sueño de la riqueza. Savoy no es ajeno a esta visión, y se interesa por uno de los mitos más renombrados de los Andes. Sus contactos con frailes agustinos, y benedictinos, le proporcionan información de primera mano en base a mapas y documentos, aunque el destino, reservaba otra sorpresa para el inquieto Savoy, encarnado en Vilcacamba, la capital secreta, y último refugio de los Incas según crónicas de la Conquista.
En 1964 luego de convencer a las autoridades peruanas, y obtener fondos privados para financiar su proyecto, parte a la jungla al mando de cien hombres munidos de todo tipo de provisiones, lanzándose a la búsqueda de la improbable Vilcacamba, que luego de catorce días rastrillándose la selva, emergió con sus restos a la luz.
Aquel hallazgo fue su primer triunfo, y también originó una de sus primeras controversias, al declararse los restos de Vilcacamba eran conocidos por algunos locales, aunque increíblemente las autoridades peruanas nunca quisieron atender el caso, ignorando estos primeros reclamos. No sería la última vez que Gene Savoy, vería su reputación en entredicho.
Tan sólo un año después, 1965, daría con uno de sus hallazgos más reputados el Gran Pajatén, ciudadela pre-inca localizada en el norte peruano, obra de los Chachapoyas, misteriosa civilización tan bien referenciada como el pueblo de las nubes, y cuyo reinado, habría sobrevivido hasta los primeros avances de los conquistadores. Nuevamente polémica, y acusaciones enfrentadas, una vez el descubrimiento alcanzara repercusión internacional.
En 1969, Savoy se embarcó en una balsa de totora bautizada como Kaviku, o Serpiente Emplumada I, para demostrar al mundo, que antiguos navegantes sudamericanos, y de centro américa, mantenían regular contacto oceánico, y expresando sus antiguas deidades, Viracocha y Quetzacóalt respondían a un mismo origen. De alguna manera Savoy emulaba la línea trazada décadas antes, por el famoso explorador noruego Thor Heyerdahl, en su recordada aventura con el Kon-Tiki.
Todos estos hallazgos y viajes, fueron ilustrados en tres trabajos decisivos de Gene Savoy, Antisuyo, la búsqueda de las ciudades perdidas del Amazonas, 1970, Vilcacamba, la ciudad Perdida de los Incas, 1969 y en El Camino de la Serpiente Emplumada, 1974, convertidos a partir de entonces en clásicos instantáneos, y de lectura obligatoria para sus continuadores.
Con estas publicaciones nacieron nuevos recelos, que llevaron a catalogar a Savoy como un mero saqueador de tumbas. Pero su tarea continuó. Luego de regresar a los Estados Unidos, llevaría a cabo una de sus misiones más emblemáticas, cuando en 1971 fundara Andean Explorers Club & Ocean Sailing Club, empresa que a partir de entonces serviría como medio de financiamiento.
Desde 1977 a 1982 Savoy realizó otras exploraciones, con su goleta de sesenta pies Serpiente Emplumada II, continuando con sus ideas de antiguas rutas marítimas, vinculando el contacto del continente americano, con culturas orientales.
En 1985 luego de una ausencia de casi trece años, Savoy regresó al Perú para continuar sus investigaciones, realizando el anuncio del descubrimiento de un nuevo complejo Chachapoyas, ciudadela que llamó Gran Vilaya. Fue en medio de sus exploraciones, que demandaron casi seis años inspeccionando aquella región del norte selvático peruano, cuando en 1989 Savoy declaró haber localizado unas enigmáticas tablillas grabadas, vinculadas dijo, a las minas perdidas del Rey Salomón. Ahondemos.
Perú ¿El Reino Perdido de Ofir?
En 1644 el historiador español Fernando Montesinos, publica una obra controversial, «Ofir de España, Memorias Historiales y Políticas del Perú». En su tesis establece, resultado de quince años de estudio, que Perú habría sido colonizado en tiempos bíblicos por Ophir (alusión a hombre dorado), nieto del mismísimo Noé.
Una vez publicado su trabajo, fue recibido con sorna, y ridiculizado por gran parte de los estudiosos de su tiempo. Gene Savoy vivió en carne propia el mismo desprecio por parte de sus colegas, en cuanto anunció el descubrimiento de una antigua escritura emparentada con el reinado de Salomón, evidenciándose quizás, aquella región pudiera ser parte de la antigua Ophir, hasta el momento jamás localizada por los historiadores, creyéndose mítica.
Aunque el hallazgo anunciado por Savoy resultaba sorprendente, y hasta pareciera casual, una pista de 1966 había sido clave en su posterior investigación. Ocurrió cuando en el invierno de ese año, se topó al realizar indagaciones en una antigua tumba Chachapoyas, con un extraño glifo, que de inmediato le recordó a jeroglíficos observados en Medio Oriente. La traducción de aquel glifo reveló la palabra Ophir, que según se decía, era el «nombre bíblico de una tierra secreta, donde los marineros fenicios de Hiram, cargaron sus barcos de oro y piedras preciosas de las minas del Rey Salomón para adornar, en Jerusalén, las Paredes del Templo de Salomón».
Es interesante observar que el glifo señalado por Savoy, que tiene forma de barco, se repite en la iconografía Chachapoyas, lo cual puede hacer dudar sobre las reclamaciones atribuidas a su santo y seña como símbolo de Ophir, pero continuemos, y vayamos al descubrimiento de 1989, año que se reportan las sorprendentes tablillas escritas.
Aquí el relato de uno de los colaboradores de Gene Savoy, durante la expedición Gran Vilaya IV.
Esto narró Gary Buchanam:
Al final de la expedición Gran Vilaya IV en 1989, nuestro equipo, dirigido por el presidente Gene Savoy, descubrió en la orilla oeste del río San Pablo (zona norte de Gran Vilaya), en un sitio llamado Cuchulia, tres megalitos con forma de dolmen. Tablillas de piedras segregadas en una cueva de la ladera. Estas tabletas, cada una con un peso de varias toneladas, estaban fuertemente inscritas con figuras. Gene y yo fuimos llevados inmediatamente con una de las figuras, ya que parecía se parecían a diseños que habíamos observado antes en el área de Gran Vilaya, y que también tenían una sorprendente similitud con una inscripción encontrada en un fragmento de cerámica desenterrado en Tel Qasile, Israel.
Esta última inscripción había sido traducida del hebreo diciendo: ‘El oro de Ofir, que pertenece a Beth Horon, 30 ciclos’. Volvimos a visitar el sitio de la tableta en 1990, y nuevamente en 1994, es decir en las expediciones de Gran Vilaya V y VI. En ambas ocasiones hicimos moldes de látex de las tres superficies de las tabletas, y luego se mandaron a fabricar réplicas de los modelos en la sede de la Fundación en Reno, Nevada. El descubrimiento fue anunciado a la prensa mundial”.
Si el lector viene atendiendo el relato, será consciente de la importancia de este descubrimiento, como digo, revolucionario, teniendo en cuenta tratamos con evidencia de escritura andina. De ahí que quién escribe, por años intentó localizar el paradero de estas tablillas, ya que más allá de la buena predisposición de Gene Savoy y sus colaboradores por comunicar la noticia al mundo, hasta el momento, transcurridos casi treinta años desde el anuncio, ningún museo del Perú tiene en exhibición aquel extraño material. Entiendo actualmente, y lo digo solo como deseo, esas tablillas continuarían en su lugar de origen, o sea en la cueva donde fueron reportadas, por tratarse de enormes piedras.
Con esta consigna es que el año pasado decidí intentar encontrar algún material probatorio, que avalara los anuncios realizados en 1989. Luego de una búsqueda frenética, logré obtener resultados, hallando por fin evidencias fotográficas, confirmando aquellos viejos rumores. no eran tan sólo meras especulaciones.
Cuando se le requirió a Savoy más precisiones sobre la pista del reino de Ophir, señaló pensaba, los antiguos «fenicios habrían llegado al Perú, a través del atlántico, remontando el Amazonas, o bordeando el Cabo de Hornos», señalando «los Chachapoyas podrían haber usado el Amazonas como una carretera al mar. Y no hay razón para pensar los egipcios y hebreos pudieran haber usado el Amazonas al inversa». Agregando como intuición personal, el mítico continente de la Atlántida, pudiera ser parte de éste rompecabezas. En otras apreciaciones Savoy reveló «sumerios, fenicios, esenios y egipcios, habían establecido grandes sociedades en el Amazonas, que se habían expandido a los Andes, y luego se habían extendido a México», tal como sugirió en uno de sus trabajos, El Camino de la Serpiente Emplumada, 1974.
Estas ideas difusionistas de visión tan polémica por sus implicancias, y que dividían a los académicos en cuanto al pasado de América, llevaron a Savoy a organizar más exploraciones que confirmaran sus teorías, como fue la Gran Ophir Sea Expedition, buscando una ruta marítima que según pensaba, comunicaría Sudamérica con Oceanía. Thor Heyerdahl hubiera sonreído.
Conexión Chachapoyas: Ruinas de Zimbabwe
Aunque los críticos desdeñan los aportes de Gene Savoy, como aporte en la antigua reconstrucción del pasado sudamericano, nuevas evidencias sugieren sus extravagantes anuncios no caerían en saco roto, si atendemos una pista surgida en los últimos años, vinculando la civilización Chachapoyas con el país africano de Zimbabwe.
Y es que en ese territorio se alzan unas ruinas sumamente insólitas, y de factura similar a las realizadas por Chachapoyas. Pero las semejanzas van aún más lejos, ya que el reino perdido de Ophir también se asocia en su leyenda, con estas enigmáticas construcciones africanas. Y nuevamente, ¿tan sólo casualidad? No lo creo, pero vamos a dejar este último capítulo en suspenso, y retomarlo en otra ocasión
Gene Savoy falleció en 2007 a la edad de 80 años ¿Adivinen cuál fue su último proyecto? Encontrar la inmortalidad. En sus últimos tiempos había declarado, «Dios es energía que se transmite a través de la observación del Sol». El secreto, dijo, le fue revelado en las selvas del Perú. Mensaje intrigante, aunque por ahora no deja de ser una hermosa utopía. Hasta aquí.
En este recorrido profundizado, nuevamente el pasado sudamericano vuelve a situarse en el eje del debate, siendo una constante en varios de nuestros artículos. ¿Pueden los hallazgos de Gene Savoy, abrir la puerta a una nueva forma de visibilizar las culturas de este continente? ¿O tan sólo se puedan definir estas evidencias, como meros factores aislados, sin vinculación significativa a su verdadera realidad?
Lo cierto es, por el momento, y debido a la gran resistencia expresada entre los académicos, el pensar un antiguo difusionismo globalizador con base en este continente, sigue siendo por el momento imposible de abordar. Esto hace entender, porque desde hace treinta años hallazgos de escritura monolítica, como los denunciados por Gene Savoy, continúan ocultos, y sin pronunciamiento por parte de las autoridades oficiales, mostrando tal vez su fastidio ante lo considerado imposible, que culturas de nuestro continente hubieran alcanzado un desarrollo aún impensado.
Como siempre digo, los Andes siguen hablando, es cuestión de escuchar.
Bibliografía
- Sites:
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El Obispo Savoy, el rey Salomón, y los Incas (Enlace) - Campbell, H.
Gene Savoy. AMERICAN EXPLORER AND RELIGIOUS LEADER (Enlace) - Deseret News
EXPLORER SAYS TABLETS FOUND IN PERU MAY LINK SITE TO SOLOMON’S GOLD MINES. (Enlace) - Engel, R.
Tracing King Solomon’s Gold To Lands of the Ancient Incas (Enlace) - GENE SAVOY, explorador y profeta (Enlace)
- LOS DELIRIOS DE ONAGAR
¿Fue Perú Parte de la Atlántida? (Enlace) - Madame Pickwick Art Blog
JOURNEY THROUGH THE PAST (Enlace) - Martin, D.
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Gene Savoy, 80; swashbuckling explorer found lost cities in Peru (Enlace) - Mysteries : The Official GrahamHancock.com fórums
Peruvian Update –Gary Bunchanan (Enlace) - Phoenicians Inscriptions from Around the World. Thses worldwide inscriptions can only have been during the time of David and Solomon’s Empire, and after. (Enlace)
- UPI ARCHIVES
King Solomon’s mines discovery called ‘nonsense’ (Enlace) - U.S. Explorer Says Ancient Tablets May Link Solomon to Peruvian Area
https://www.apnews.com/2903343f2bce046578709a9027dfb49d - WELCOME TO THE OFFICIAL HOME PAGE FOR GENE SAVOY (Enlace)
- Wetzler, B.
Crazy for Adventure (Enlace)
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Gracias por tan maravillosa informacion
Gracias a ti por valorarla!
Este post es extraordinario y realista…Yo también he descubierto un pueblo lleno de vestigios arqueológicos de tipo egipcio y don tema y evidencias dei libro próximo….
Esperamos tus aportes, saludos!
buen aporte para los q nos interesa estos temas de antiguas civilizaciones y sobre pueblos perdidos y esto seria como un replanteamiento historico , saludos srta debora desde lima peru