Un exoplaneta con un clima bastante caliente, llamado WASP-121b es un lugar bastante extraño en el universo, donde literalmente llueven gemas de su atmósfera.
Esa es la conclusión de un estudio del exoplaneta WASP-121 b, que examinó cómo el agua cambia de estado físico cuando se mueve entre los hemisferios. Un lado está permanentemente a la luz del día, muy cerca de su estrella madre, mientras que el otro lado se enfría durante la noche, creando este ambiente tan inusual.
El trabajo tiene mayores implicaciones a medida que avanzamos hacia una nueva generación de observatorios más capaces de sondear las atmósferas de planetas más grandes. Hasta ahora, a pesar de los miles de exoplanetas encontrados, solo un puñado de atmósferas se han estudiado tan bien.
Thomas Mikal-Evans, del Max Planck Institute for Astronomy en Alemania, dijo en un comunicado:
“La mayoría de estas mediciones han proporcionado información limitada, como detalles básicos sobre la composición química o la temperatura promedio en subregiones específicas de la atmósfera”.
Afortunadamente, el planeta está relativamente cerca de la Tierra, a 855 años luz de distancia (a modo de comparación, el sistema planetario conocido más cercano está aproximadamente a cuatro años luz de distancia). WASP-121 b fue descubierto en 2015 y tiene una masa de aproximadamente 20 % más grande que Júpiter, con un diámetro aproximadamente dos veces más grande que el planeta más gigante de nuestro sistema solar.
El planeta tarda solo 30 horas en orbitar su estrella madre, y los astrónomos usaron el Telescopio Espacial Hubble para examinar dos revoluciones en detalle. Junto con algunos modelos, este enfoque permitió al equipo examinar la atmósfera superior de WASP-121 b y obtener el ciclo completo del agua de un exoplaneta, una característica única del estudio.
(Public domain)
Entre muchos otros hallazgos del estudio, los investigadores demostraron que la atmósfera superior alcanza temperaturas de más de 5.400 Fahrenheit, lo que hace que el agua se descomponga en componentes atómicos. En el lado nocturno, la temperatura es aproximadamente la mitad de la que se ve durante el día.
El comunicado indica:
“Esta diferencia de temperatura extrema entre los dos hemisferios da lugar a fuertes vientos que barren todo el planeta de oeste a este, arrastrando las moléculas de agua rotas. Eventualmente, llegan al lado nocturno. Las temperaturas más bajas permiten que los átomos de hidrógeno y oxígeno se recombinen, formando vapor de agua nuevamente antes de ser expulsado hacia el lado diurno y el ciclo se repite, continúa la declaración. Las temperaturas nunca descienden lo suficiente como para que se formen nubes de agua a lo largo del ciclo, y mucho menos la lluvia”.
El trabajo anterior mostró que los metales están presentes como gas en el lado diurno, mientras que el Hubble reveló que las temperaturas en el lado nocturno permiten que los metales se condensen en nubes y llueva las gemas antes mencionadas.
Los investigadores planean sondear este mundo nuevamente utilizando el recién lanzado Telescopio Espacial James Webb, que está más optimizado para longitudes de onda de búsqueda de calor (infrarrojas) y tiene un campo de visión más nítido.
Exoplaneta WASP-121b.
El comunicado agregó:
“Estas observaciones permitirán al equipo determinar la cantidad de carbono en la atmósfera, lo que podría dar pistas sobre cómo y dónde se formó WASP-121b en el disco protoplanetario. Las mediciones serán incluso lo suficientemente precisas como para conocer las velocidades del viento a diferentes altitudes dentro de la atmósfera”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Nature Astronomy.
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