Los “OVNIs” que predijo el visionario Julio Verne
Precogniciones e ideas futuristas...
Publicado el 17 Dic 2021
© Imagen: Jose Antonio Carav@ca

A finales del Siglo XIX y cuando apenas había navíos aéreos surcando los cielos, se produjeron en los Estados Unidos cientos de inexplicables avistamientos de una misteriosa aeronave. A día de hoy todas estas noticias recogidas por la prensa de la época siguen siendo un enigma histórico sin resolver. Muchos estudiosos relacionan estos episodios con los OVNIs. Sin embargo, lo más extraordinario de toda la trama acontecida en el lejano binomio de 1896 y 1887 es que Julio Verne anticipó en una de sus novelas los sucesos que estaban por ocurrir al otro lado del Atlántico. Código Oculto te ofrece todas las claves de este apasionante misterio…

Julio Verne el visionario

No creo que haya demasiada gente que desconozca que muchos de los escritos de Julio Verne contienen ideas futuristas y novedosas para su época, que con el transcurrir de los años se han visto perfectamente coronadas y cumplidas.

Nadie duda de la capacidad visionaria de Julio Verne que anticipó números avances científicos con gran precisión.

Nadie duda de la capacidad visionaria de Julio Verne que anticipó números avances científicos con gran precisión.

La fama de Julio Verne ha traspasado fronteras y el tiempo si cabe lo ha hecho más grandioso. Sus obras han sido traducidas a todos los idiomas y en cualquier rincón del mundo podemos hallar un libro suyo.

Mucho se ha escrito y debatido sobre el autor de los Viajes Extraordinarios y sus precogniciones literarias, las cuales, han asombrado a propios y a extraños. Incluso los más escépticos no han dudado en señalar la extraordinaria capacidad del galo para proyectar un mundo futuro tan real y certero.

Quizás su profecía más notable y conocida se refleja en el libro “De la Tierra a la Luna“, que ha sido objeto de continuas referencias en medios escritos:

“En su imaginario viaje al espacio, ‑detalla el investigador Alan Landsburg en obra En Busca de Extraterrestres‑ tres hombres se embarcan en una nave en forma de proyectil en la costa oeste de Florida, posiblemente cerca de Tampa. Su nave estaba hecha de hierro fundido con un revestimiento de aluminio. Medía 3,60 metros de altura, y aproximadamente 4,5 metros de diámetro en la base. Pesaba 5.625 kg. Esta cápsula partió hacia la Luna a 40.000 kilómetros por hora, giró a su alrededor dentro de una distancia de 40 km y regresó a la superficie de la Tierra el 29 de diciembre. Ciento cuatro años más tarde, tres americanos embarcaron en un proyectil en forma de cono en la costa este de Florida. Su nave estaba hecha de hierro fundido y revestida con una aleación de aluminio. Medía 3,60 metros de altura y 4 metros de diámetro en la base.

Pesaba 5.700 kg. Dicha cápsula despegó hacia la Luna a 38.800 kilómetros por hora, dio vueltas dentro de una distancia de 27 km y regresó a la superficie de la Tierra el 27 de diciembre.”

En su famoso libro "De la Tierra a la Luna" Verne realiza numerosas predicciones que asombraron hasta a los propios astronautas de la NASA

En su famoso libro “De la Tierra a la Luna” Verne realiza numerosas predicciones que asombraron hasta a los propios astronautas de la NASA. (Disponible en Amazon)

Y eso sin contar que el proyectil ideado por Verne tardó exactamente 97 horas y 17 minutos en recorrer el trayecto, siendo el promedio del Apolo XI, 97 horas y 37 minutos en cada dirección. Ambos vehículos espaciales fueron recuperados por un barco, tras un amerizaje en el Pacífico. El investigador J. J. Benítez gran admirador de la figura de Verne decía a este respecto en su libro dedicado enteramente al escritor francés Yo, Julio Verne; “la “visión” de Verne, en mi opinión, fue genial. Hasta esos momentos, la conquista de la Luna, de la mano de escritores como Luciano, Sorel, Cyrano de Bergerac o Allan Poe, sólo habían sido un intento puramente romántico. Verne daría el salto, adentrándose en el posibilismo científico. ¿Y qué decir de sus correcciones de trayectoria, de cohetes auxiliares y de su precisión en los puntos de lanzamiento y recogida del obús”?

El astronauta Frank Borman, cuyo vehículo espacial amerizó a tan solo 4 kilómetros del punto señalado por Verne no podía manifestarse de otra manera; “No puede tratarse de simples coincidencias”. Tampoco parece ser casual, que la última palabra del Capitulo XI de Alrededor de la Luna (segunda parte de La Tierra a la Luna), sea Apolo… Apolo XI…

Y no es una banal coincidencia que muchas de sus novelas posean “datos” y “hechos” que solo el tiempo habría de verificar.

La escafandra autónoma, la pesca submarina, el automóvil, los vehículos anfibios, los rascacielos, entre otras muchas cosas fueron plasmados y descritos por la imaginación desbordante de Verne mucho antes de que fueran factibles. Luis Reyes autor de una biografía del galo comentaba:

“El cúmulo de predicciones exactas es aún más extraordinario por el hecho de no resultar un caso aislado en la obra de Verne. Así, por ejemplo, en Las aventuras del capitán Hatteras, ubicó el ‘polo del frío’ en la isla de North Cornwall, lo que ha resultado ser cierto, y situó, con toda exactitud, en el cabo de Columbia, el punto de donde, cuarenta y tres años después, partiría Peary para descubrir el Polo Norte”.

Publicación del autor del reportaje en el periódico Enigma Express que recogía sus investigaciones sobre las extrañas predicciones de Julio Verne.

Publicación del autor del reportaje en el periódico Enigma Express que recogía sus investigaciones sobre las extrañas predicciones de Julio Verne.

Pero también existen en la obra de Verne “precogniciones” más siniestras que las puramente científicas:

“El incomparable vidente de Nantes -escribe José Miguel Romaña en su documentada obra Nazismo Enigmático- presentó una extraordinaria serie de anticipaciones de diverso tipo: científicas, sociológicas, económicas y políticas. Fue en su libro Los quinientos millones de Begún (1879) donde sugirió la llegada del nacionalsocialismo alemán o algo parecido.

Imaginó Stahltadt, la ciudad de acero, donde un racista y exaltado investigador preparaba la maquinaria bélica necesaria para conquistar el mundo. Hitler prohibió la difusión de esta novela nada más alcanzar el poder. En 1914, a título póstumo, salió publicado otro premonitorio relato: Extraordinaria aventura de la misión Barsac, donde con mayor precisión aún se fijó el terrible advenimiento del nazismo y sus dramáticas consecuencias para el Viejo Continente”.

Otro ejemplo de éstas “profecías oscuras” la descubrimos, mientras realizábamos el presente ensayo, en la novela El doctor Ox, publicada en 1874. Donde Verne formula, detalladamente, cómo, un maquiavélico científico, mediante la utilización de “oxigeno puro, sin un átomo de hidrógeno” logra controlar y alterar la voluntad de toda una población, haciéndoles cambiar de conducta volviéndoles violentos. Con esta obra, Verne presagia certeramente el futuro interés de algunos “científicos” por la experimentación en el aterrador campo del Control Mental, sobre todo alentados y auspiciados por distintas agencias gubernamentales (léase CIA, KGB, MOSSAD, etc.) con nada benévolos propósitos. Pero existían aún más profecías soterradas en la bibliografía de Verne. Y los más curioso es que el escritor galo había presagiado una serie de extraños avistamientos que estaban ocurriendo en los Estados Unidos a finales del Siglo XIX.

Air-Ship: la oleada de dirigibles sin dueño

Numerosos ufólogos norteamericanos redescubrieron en la década de los sesenta los considerados por aquellas fechas, como los parientes más cercanos de los modernos OVNIs, la Oleada Air-Ship (la Nave-Aérea como fue bautizado el extraño fenómeno aéreo por los propios periodistas de finales del Siglo XIX).

Uno de los “rescatadores” de esta historia, fue el investigador Robert G. Neely Jr., que patrocinado por la Fund for UFO Research, pudo hallar 2.274 noticias de periódicos, comprendidas entre los años 1896-1897, referentes todas ellas, a la aparición de curiosas e imposibles aeronaves en los Estados Unidos. Contra toda razón científica de finales del Siglo XIX, estas crónicas, hablaban sin lugar a erratas, de pesadas maquinas voladoras que fueron observadas por centenares de testigos surcando majestuosamente los cielos de sus estados, haciendo gala de una amplia y desconocida tecnología para la época.

La prensa norteamericana recogió entre sus paginas la aparición de unas extrañas aeronaves en sus cielos (Portada de San Francisco Call del 23 de Noviembre de 1896)

La prensa norteamericana recogió entre sus paginas la aparición de unas extrañas aeronaves en sus cielos (Portada de San Francisco Call del 23 de Noviembre de 1896).

Básicamente, la Air-Ship fue descrita como una enorme estructura mecánica, que, en la mayoría de los casos estaba compuesta por un enorme “globo” a modo de zepelín. Llevaba suspendida una cabina o góndola, adornada con multitud de luces, incluyendo potentes reflectores para iluminar los alrededores a su paso. Para hacernos una idea más detallada del aspecto de la Air-Ship, recogemos la descripción que de ella hace el estudioso sevillano Ignacio Darnaude, en su genial artículo “La misteriosa Oleada de 1896-1897:

“Numerosas máquinas voladoras de muy variado tamaño, aspecto y características montaron un vasto despliegue histriónico en los cielos de la emergente potencia mundial, mostrando destartaladas alas móviles que batían el aire como las de las aves, velas de lona para captar el viento, hélices propulsoras, norias circulares como las de los navíos fluviales, aerostatos de gas, colas estabilizadoras, timones de dirección, máquinas de vapor, motores eléctricos y de gasolina, reflectores, luces multicolores y otros dispositivos mecánicos simulados, susceptibles de ser atribuidos a la primitiva tecnología punta en boga a finales del novecientos”.

Exactamente toda una suerte de artilugios, maquinarias y elementos que cualquier mente de la época hubiera asociado inequívocamente a una primitiva maquina voladora en fase de experimentación.

Dirigibles

Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Según las estadísticas de Neely, de las más de 2000 noticias archivadas, 288 correspondían a apariciones de tripulantes de morfología humana y 22 eran referentes a accidentes sufridos por estos aparatos

Hay que tener muy en cuenta, antes de continuar, que nos situamos al final del siglo XIX, y que el primer vuelo efectuado por el hombre lo consiguieron en este caso, los hermanos Wright, el 17 de diciembre de 1903 y el primer dirigible norteamericano, el California Arrow de Thomas Baldwin no voló hasta 1904. Por lo tanto, se supone que en 1896-97 ningún aparato humano, excepto eventuales globos, interrumpía el suave vuelo de las aves. Expertos aeronáuticos como Charles Harvard Gibbs-Smith, perteneciente al Museo Victoria y Alberto de Londres, han descartado la posibilidad que tras la Air-Ship se encontrara la mano humana.

En aquellas fechas pocos aparatos aéreos surcaban los cielos. La aeronáutica era una incipiente ciencia que apenas había comenzado a desarrollarse

En aquellas fechas pocos aparatos aéreos surcaban los cielos. La aeronáutica era una incipiente ciencia que apenas había comenzado a desarrollarse. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Pero sin embargo y fuera de toda lógica cartesiana, durante los dos mencionados años, se produjeron abundantes avistamientos de “dirigibles” que surcaban los cielos a una velocidad estimada entre 5 y 340 Km/hora.

Tal y como afirmaba certeramente el investigador galo Jacques Vallée; “la nave aérea se entregaba a todas las actividades típicas de los OVNIs:

“Se inmovilizaba en el aire, lanzaba ‘sondas’, cambiaba de rumbo bruscamente, o de altitud, yendo a gran velocidad, describía círculos, aterrizaba y despegaba, y barría la campiña con poderosos reflectores”.

Pero aquellos artefactos, al contrario que nuestros modernos OVNIs, parecían estar a la vanguardia de la tecnología de finales de siglo.

Las aeronaves decimonónicas se entregaban a las mismas acciones que nuestros modernos OVNIS y así lo reflejaba la prensa

Las aeronaves decimonónicas se entregaban a las mismas acciones que nuestros modernos OVNIS y así lo reflejaba la prensa.

Pero lo que pocos sabían, en esos momentos, es que años atrás, Julio Verne había escrito un libro “Robur el Conquistador” que parecía contener pistas sobre estos sorprendentes acontecimientos.

De nuevo nos encontramos con un Julio Verne convertido en magistral visionario…

¿Una novela guardaba el secreto?

“Lo verdaderamente desconcertante del Air‑Ship de 1897 ‑escribía el decano de la ufología española Antonio Ribera sobre los avistamientos ocurridos en Estados Unidos‑ es su carácter ‘victoriano’ y juliovernesco. Quien quiera hacerse una idea de su apariencia, de acuerdo con los relatos de los testigos, puede acudir a dos obras de Julio Verne muy poco conocidas: Robur el conquistador y El Dueño del Mundo”.

Julio Verne había publicado una novela titulado Robur el Conquistador (1886) que contenía muchas claves ocultas de los extraordinarios acontecimientos que estaban intrigando a la sociedad norteamericana.

Julio Verne había publicado una novela titulado Robur el Conquistador (1886) que contenía muchas claves ocultas de los extraordinarios acontecimientos que estaban intrigando a la sociedad norteamericana. (Disponible en Amazon)

Y es que, en estas citadas obras del inmortal escritor galo, se describe minuciosamente una aeronave denominada Albatros que se asemeja extraordinariamente a los “dirigibles” y “artefactos voladores” observados con posterioridad en el sudeste norteamericano. Robur, el personaje ideado por Verne, había inventado y construido una portentosa maquina voladora, imposible de concebir en una época en la que la conquista del aire era tan solo una utopía inalcanzable.

Los testigos hablaban de extraños aparatos en forma de dirigible que parecían poseer una tecnología impensable para finales del Siglo XIX

Los testigos hablaban de extraños aparatos en forma de dirigible que parecían poseer una tecnología impensable para finales del Siglo XIX. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Verne describe así su artefacto:

“He aquí la descripción exacta que podía dividirse en tres partes esenciales: la plataforma, las hélices de suspensión y de propulsión y la maquinaria.

La plataforma era una construcción de treinta metros de longitud por cuatro de anchura, auténtico puente de proa en forma de espolón. En la parte inferior quedaba colocado en forma redonda un casco, sólidamente encajado, que encerraba los aparatos destinados a producir la potencia mecánica, el pañol o depósito para las municiones, los aparatos, los útiles, el almacén general para las provisiones de toda especie, incluyendo los depósitos de agua. En derredor de la construcción, algunos ligeros montantes, sujetos por un enrejado de alambres provisional. En su superficie se elevaban tres cavidades, cuyos departamentos eran destinados para alojamiento del personal y para la maquinaria. En la cavidad central funcionaba la máquina de suspensión: en la proa, la máquina de del propulsor de popa: estas tres máquinas tenían cada una su ejercicio especial. En el lado de la proa, en la cavidad, se hallaban la repostería, la cocina y el lugar destinado a la tripulación. En el lado de la popa, en la última cavidad, encontraban en dispuestos muchos camarotes, entre ellos el del ingeniero, y un comedor; después encima, una garita con cristales en la que   iba el piloto, dirigiendo el aparato por medio de un poderoso timón. Todos aquellos compartimentos estaban alumbrados por tragaluces cerrados de cristales duros, que tenían diez veces la resistencia del cristal ordinario. Bajo el casco había establecido un sistema de muelles destinados a dulcificar los movimientos, aun cuando recalada podía hacerse con una dulzura extrema, en tanto el ingeniero (Robur) fuese dueño del aparato. Encima de la plataforma aparecían verticalmente treinta y siete ejes, de los cuales quince iban en la parte delantera, a ambos lados: los siete restantes, más elevados, se hallaban en el centro. A primera vista, parecía el aparato un buque con treinta y siete mástiles. Sólo que todos aquellos mástiles, en lugar de velas, llevaban cada uno dos hélices horizontales, de un peso y de un diámetro bastante pequeños, sin que esto fuera obstáculo para que se les pudiera imprimir una oración prodigiosa. Cada uno de aquellos movimientos ejes tenía un movimiento independiente del movimiento de los otros, y, además de dos en dos, cada eje giraba en sentido inverso; disposición necesaria para que el aparato no emprendiera un movimiento giratorio. De esta manera, las hélices, continuando su elevación sobre la columna de aire vertical, mantenían el equilibrio contra la resistencia horizontal. Así, pues, el aparato aparecía provisto de setenta y cuatro hélices suspensivas, cuyas tres ramas se mantenían exteriormente por un círculo metálico, que, haciendo el oficio de volante, economizaba la fuerza motriz. En la proa y en la popa, montada sobre ejes horizontales, dos hélices propulsoras, de cuatro aspas, con un movimiento inverso muy prolongado, giraban en sentido diferente y trasmitían el movimiento de propulsión. Estas hélices de suspensión podían igualmente girar con extraordinaria rapidez”.

¿Pero cuál era la fuente de energía ideada por Verne para su Albatros?:

“No era el vapor de agua u otros líquidos, ni el aire comprimido u otros gases elásticos, ni a mezclas explosivas capaces de producir una acción mecánica, a quienes Robur había pedido la potencia necesaria para sostener y mover su aparato, si no a la electricidad, a este agente que, andando el tiempo, había de ser el alma del mundo industrial (y que razón tenía una vez más el bueno de Verne). Por otra parte, no empleaba ninguna máquina electromotriz para producirlo. Solamente pilas y acumuladores”.

Verne había ideado una aeronave que tenia muchas similitudes con los objetos avistados en Estados Unidos en el binomio d 1896/1897

Verne había ideado una aeronave que tenia muchas similitudes con los objetos avistados en Estados Unidos en el binomio d 1896/1897. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Las coincidencias imposibles

¿Como pudo el novelista francés anticiparse a futuros acontecimientos?, ¿Quiénes eran los tripulantes de estas “imposibles” maquinas voladoras?, ¿Qué intenciones tenían? Intentemos arrojar luz al asunto repasando algunas de las “profecías” que ocultó Verne en el texto de su novela…

En la ciudad de Omaha, capital de estado Nebraska, se sucedieron decenas de avistamientos de la admirable maquina voladora que parecía estar desplazándose, desde su punto inicial, California, hacia el este, causando el furor y la expectativa entre miles de improvisados espectadores. La prensa se limitó a recoger el pulso de la calle, trasladando a todos sus lectores las inquietudes originadas por la súbita aparición nocturna.

Albatroz

Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Tal y como reflejan las decenas de recortes de prensa recopilados, la ciudad de Omaha, fue un objetivo esencial en las continuas idas y venidas de las aeronaves fantasmas, y así lo plasmaron diversos reporteros.

Uno suceso que tuvo amplia repercusión, fue el reportado el 28 de marzo de 1897, cuando un gran gentío se reunió en la calle para ver una enorme luz que volaba a poca altura. Casi toda la población de Omaha fue testigo de este inexplicable incidente, que fue referido en casi todas las tertulias de la región.

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En el libro Robur el Conquistador, Julio Verne inserta la siguiente “precognición”: “los habitantes de Omaha debieron distinguir el extraño aparato (el Albatros) (…) un hecho que los periódicos de la unión iban a comentar”. De hecho, en este párrafo el escritor galo, cita por un lado la ciudad de Omaha y por otro el seguimiento periodístico del que fue objeto su aeronave, el Albatros, que al igual que el asunto Air-Ship, fueron continuas portadas de periódicos y diarios.

Robur el misterioso inventor de la novela de Julio Verne tenía su perfecto reflejo en los encuentros cercanos con la Airship

Robur el misterioso inventor de la novela de Julio Verne tenía su perfecto reflejo en los encuentros cercanos con la Airship. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Julio Verne aclara aún más este concepto cuando detalla:

“Como es de suponer, todos los periódicos hablaron de la cuestión (los avistamientos del Albatros), y la trataron bajo todas sus formas, la aclararon y la oscurecieron, contaron hechos verdaderos o falsos, llenaron de alarma o tranquilizaron a los lectores…”

13 de abril de 1897 El periódico Saint Louis Globe-Democratat, publicó que el maquinista de la locomotora 950 del servició de correo, el Sr. F. L. Bullard había observado estupefacto el paso de una de estas naves que se acercó al convoy para rebasarlo con facilidad, aun yendo el tren a todo vapor, y desaparecer en la lejanía. No fue la única vez que un tren de pasajeros observó el fugaz paso de un Air-Ship, que parecía disfrutar adelantando al vehículo terrestre más rápido de la época.

Leemos ahora en las páginas de Robur una cita esclarecedora:

“Obedeciendo una orden dada en secreto, el Albatros descendió más todavía, de suerte que pudiera seguir al convoy que marchaba todo vapor. Al punto lo distinguieron, y algunas cabezas salieron de las portezuelas de los vagones, y después numerosos viajeros se trasladaron a los puentes que unen a los vagones americanos. Algunos no vacilaban en saltar sobre las imperiales a fin de ver mejor esta máquina voladora.”

Los expertos han determinado que los dirigibles humanos no podían ser los causantes de estos misteriosos avistamientos.

Los expertos han determinado que los dirigibles humanos no podían ser los causantes de estos misteriosos avistamientos. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

20 de abril de 1897, sobre las 2 de la madrugada en la localidad del Paso (Texas) un aterrorizado testigo declaró haber visto una enorme maquina voladora, en forma de puro con ventanillas circulares iluminadas, que con la ayuda de dos potentes faros iluminaba todo a su paso como si fuera de día. Un caso parecido ocurrió en Okland pero un año antes, donde se denunció la presencia de un objeto provisto de alas que proyectaba un potente haz de luz sobre el suelo. Como vemos, era muy frecuente que la Air-Ship desplegara unos poderosos focos para alumbrar la oscura noche y de paso sorprender a los testigos, que jamás imaginarían que aquella fenomenal luminosidad podría venir de las estrellas. ¿Añadiría Verne este sustancial detalle a su profética novela?

“Dos faros brillantes se pasearon sobre plazas, los muelles, los jardines, los palacios y sobre las sesenta mil casas de la ciudad, arrojaron rayos de luz del uno al otro horizonte” … detalla el galo en la visita de su dirigible a Paris, pues la tripulación del Albatros, como no podía ser de otra forma, también gustaba de asustar a los testigos con su potente foco.

Cara a cara con los tripulantes de la Air-Ship

Los ocupantes de la Air Ship se dejaron ver sin problemas. Aterrizaban sus aeronaves y descendían cual turista accidental. En la mayoría de las ocasiones los testigos aseguraron que los misteriosos pilotos eran iguales que nosotros, y que en sus tripulaciones había tanto mujeres como hombres, incluso hay varios incidentes en los que se vieron a niños y ancianos en estas aeronaves. ¿Pero llegaron los tripulantes de estas aeronaves a entablar conversaciones con los testigos tal y como ocurre con el Fenómeno OVNI?

Los tripulantes de estos artefactos hablaban un correcto inglés (exceptuando en varios casos en los que se advirtió un lenguaje desconocido), y se identificaban, ante los boquiabiertos testigos, como portentosos inventores que estaban probando sus nuevos prototipos aéreos. Una coartada perfecta. Un rol que los eventuales observadores asumirían sin demasiadas preguntas, y que haría que las noticias circularan como la pólvora por todos los estados. Decían llevar muchos años experimentando con sus artefactos voladores y muy pronto lo patentarían para grandeza de la Unión, recordar, por si lo habíamos pasado por alto, que Robur era un gran inventor. Sus vestimentas y apariencias no hubieran desentonado con la de algún caballero de la época. Niños, mujeres y ancianos también fueron observados con frecuencia en su interior. No obstante, hay algunos relatos en los cuales los tripulantes fueron descritos como no humanos o monstruosos.  Para “justificar” su presencia en tierra, estos extraños personajes se excusaban de varias y ágiles maneras: pidiendo agua, explicando que era una parada para descansar o decían estar “reparando” la aeronave. Sin embargo, evitaron a conciencia manifestarse ante grupos numerosos de testigos, cuando se trataba de este tipo de encuentros tan próximos. ¿”Imitarían” los tripulantes del Air-Ship el texto de Verne?…

12 de abril de 1897, Girard cerca de Green Ridege (Illinois). Un numeroso grupo de mineros vieron aterrizar un objeto desconocido tres kilómetros al norte de Green Ridege y cuatro kilómetros al sur de Girard. El maquinista nocturno del ferrocarril de Chicago y Alton, Paul McCrame, declaró que se acercó tanto al aparato, que vio salir de él a un hombre para reparar la maquinaria. Se encontraron huellas en toda una amplia zona. El objeto era alargado como un barco y tenía techo y un doble dosel. Partió hacia el norte. Robur, el personaje de Verne, también sufre las inclemencias de las averías en su aeronave; “para reparar por lo menos la hélice de proa (…) el personal de Albatros, sabiendo que no había tiempo que perder, puso inmediatamente manos a la obra”.

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En otra ocasión, el 22 de abril de 1897, tras el aterrizaje de unos de estos artefactos en Rockland, un ocupante de nombre “Smith” le dijo al sorprendido testigo: “necesito algo de aceite lubricante y un par de cortafríos si me los puede conseguir, y algo de sulfato de cobre. Supongo que en el molino cercano tendrá los dos primeros artículos y el operador de telégrafo tendrá el sulfato de cobre. Aquí tiene un billete de diez dólares; cójalo y cómprenos estos artículos y guárdese el cambio por las molestias”. John M. Barkclay, que así se llamaba nuestro competente protagonista, le preguntó a “Mr. Smith” de donde procedían y obtuvo esta esquiva frase como respuesta; “de todas partes, pero estaremos en Grecia pasado mañana”. El testigo fue avisado por su perro que ladraba furioso en el exterior de la casa ante la presencia del Air-Ship.

El 20 de abril de 1897, sobre las dos de la madrugada, en la localidad de El Paso (Texas), un aterrorizado testigo declaró haber visto un enorme artefacto volador, en forma de puro con ventanillas circulares iluminadas, que con la ayuda de dos potentes faros iluminaba todo a su paso. Un caso parecido ocurrió en Okland (Oakland) (Texas), un año antes, donde se denunció la presencia de un objeto oscuro provisto de alas que proyectaba un potente haz de luz sobre el suelo. Como vemos, era muy frecuente, por no decir constante, que la Air-Ship desplegara unos poderosos focos para alumbrar la oscura noche y, de paso, sorprender a los imprevistos testigos, que jamás imaginarían que aquella fenomenal luminosidad podría venir de las estrellas

El 20 de abril de 1897, sobre las dos de la madrugada, en la localidad de El Paso (Texas), un aterrorizado testigo declaró haber visto un enorme artefacto volador, en forma de puro con ventanillas circulares iluminadas, que con la ayuda de dos potentes faros iluminaba todo a su paso. Un caso parecido ocurrió en Okland (Oakland) (Texas), un año antes, donde se denunció la presencia de un objeto oscuro provisto de alas que proyectaba un potente haz de luz sobre el suelo. Como vemos, era muy frecuente, por no decir constante, que la Air-Ship desplegara unos poderosos focos para alumbrar la oscura noche y, de paso, sorprender a los imprevistos testigos, que jamás imaginarían que aquella fenomenal luminosidad podría venir de las estrellas. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

De todos es sabido que en multitud de ocasiones los animales, y sobre todo los perros parecen predecir la llegada de los OVNIs, pues bien con la Air-Ship, como hemos visto ocurría un tanto de lo mismo, pero es que Julio Verne también añadía este esclarecedor dato; “¡Singular instinto!. Estos seres (los perros) sentían la maquina voladora (el Albatros) pasar por encima de ellos y lanzaban gritos de espanto ante su proximidad”.

14 de abril de 1897, Cleveland (Ohio), Joseph Singler, capitán del Sea Wing, estaba pescando con S. H. Davis, de Detroit, cuando vieron en el lago lo que les pareció que era un barco de unos 13 metros de largo, con un dosel. Un hombre de unos 25 años, con chaqueta de cazador y gorra, estaba pescando desde el puente del objeto. A su lado se veían una mujer y un niño de unos 10 años. Cuando el Sea Wing se acercó más al aparato, un enorme globo de colores se elevó del objeto, que a su vez remontó el vuelo con él hasta una altura de unos 150 metros y describió varios círculos “como un halcón” antes de alejarse.

Definitivamente las naves aéreas tenía características muy extrañas. Jacques Vallée recoge el siguiente incidente en su libro Pasaporte a Magonia (1969): "El 15 de abril de 1897, sobre Linn Grove (Iwoa), se vio volar lentamente un gran objeto en dirección norte. Parecía disponerse a aterrizar y cinco hombres (F. G. Ellis, James Evans, David Evans, Joe Croaskey y Benjamin Bulan) fueron lentamente en automóvil hacia él. Unos siete kilómetros al norte de Linn Grove encontraron el aparato en el suelo y se acercaron a menos de setecientos metros de él, pero éste «extendió sus cuatro alas gigantescas y se elevó hacia el norte». A bordo de la nave voladora, dos extrañas figuras intentaron ocultarse. A los testigos les sorprendió lo largo que llevaban el cabello. La mayoría de los habitantes de Linn Grove vieron el aparato en vuelo"

Definitivamente las naves aéreas tenía características muy extrañas. Jacques Vallée recoge el siguiente incidente en su libro Pasaporte a Magonia (1969): “El 15 de abril de 1897, sobre Linn Grove (Iwoa), se vio volar lentamente un gran objeto en dirección norte. Parecía disponerse a aterrizar y cinco hombres (F. G. Ellis, James Evans, David Evans, Joe Croaskey y Benjamin Bulan) fueron lentamente en automóvil hacia él. Unos siete kilómetros al norte de Linn Grove encontraron el aparato en el suelo y se acercaron a menos de setecientos metros de él, pero éste «extendió sus cuatro alas gigantescas y se elevó hacia el norte». A bordo de la nave voladora, dos extrañas figuras intentaron ocultarse. A los testigos les sorprendió lo largo que llevaban el cabello. La mayoría de los habitantes de Linn Grove vieron el aparato en vuelo”. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

En la novela se describía el siguiente episodio:

“El personal del Albatros, imaginando la diversión que podría proporcionar la pesca a la vida ordinaria del aparato no podían ocultar su satisfacción(…) Una hora de pesca bastó para llenar de provisiones la aeronave, que volvió hacia el norte”.

6 de mayo de 1897, Dos agentes de la ley, llamados Sumpter y McLenore, iban a caballo al noroeste de Hot Springs (Arkansas) cuando vieron una luz brillante en el cielo. Cosa de 7 Km más adelante volvieron a ver la luz, que esta vez descendía hacia tierra. Un Km más adelante, los caballos se negaron a avanzar. Vieron a dos hombres provistos de lámparas. Los testigos empuñaron sus rifles, llamaron a los desconocidos y estos le dijeron que viajaban por el país en un aparato volador. En el claro se distinguía la silueta de la máquina, de unos 20 metros de largo. Junto a ella estaba una mujer con un paraguas. Llovía, y el más joven de los dos hombres se dedicaba a llenar de agua un enorme odre. El mayor llevaba barba e invitó a los agentes a darse una vuelta en su nave, hasta “un lugar donde no llueve”. Los testigos volvieron a pasar por el mismo sitio 40 minutos después y no vieron nada. Retomemos por enésima vez a Verne para comprobar sus aciertos. Los tripulantes del Albatros; “habían descendido a 10 metros del río, donde quedó estacionado. Entonces merced a un tubo de goma que sacaron fuera de la aeronave (…) Se ocuparon en aprovisionarse de agua”.

Avistamiento 3

Avistamiento 3. (Ver descripción a continuación). Imagen: Jose Antonio Carav@ca

El capitán James Hooton el 20 de abril de 1897, en Homan (Arkansas), pudo entablar conversación con el tripulante de una Air Ship, que llevaba gafas ahumadas y parecía estar efectuando reparaciones en la nave. Así describió el suceso el Arkansas Gazette:

“Había ido a Texarkana a recoger un tren especial, y sabiendo que tendría que esperar de ocho a diez horas en esa población, decidí irme a cazar a Homan (Arkansas). Serían alrededor de las tres de la tarde cuando llegué a ese lugar. La caza fue buena; sin darme cuenta, emprendí el camino de regreso a la estación del ferrocarril. Mientras atravesaba la espesura, atrajo mi atención un sonido familiar: era un ruido idéntico al que haría una bomba inyectora de aire de una locomotora. Me dirigí inmediatamente al lugar de donde venía el ruido, y allí, en un claro de cinco o seis acres de superficie, vi el objeto que producía aquel ruido. Inmediatamente comprendí que estaba en presencia de la famosa nave aérea que tanta gente había visto sobrevolando el país.
A bordo de ella había un hombre de estatura media, y observé que llevaba lentes ahumados. Se afanaba en torno a lo que parecía ser la parte posterior de la nave; yo me quedé tan pasmado, que me acerqué a él incapaz de pronunciar palabra. Él me dirigió una mirada de sorpresa y me saludó diciéndome:
-Buenos días, señor, buenos días.
Yo le pregunté:
-¿Es ésta la nave aérea?
Él contestó afirmativamente, y entonces otros tres o cuatro hombres salieron del interior de lo que parecía ser el casco de la nave.
Un atento examen me reveló que el casco estaba dividido en dos partes, terminando por delante en una especie de proa tan afilada como la hoja de un cuchillo, mientras los costados de la nave se abultaban gradualmente hacia el centro, para estrecharse después. A cada lado había tres grandes ruedas hechas de algún metal flexible y dispuestas de tal manera que adquirían una forma cóncava al moverse hacia delante.
-Perdone, señor -le dije-, el ruido que produce su nave me recuerda el de un freno neumático Westinghouse.
-Quizás si, amigo mío: empleamos aire comprimido y planos aéreos, pero más adelante sabrá usted más cosas.
-¡Todo listo, señor! -gritó uno de ellos.
Y el grupo desapareció en el interior de la nave. Observé que exactamente frente a cada rueda, un tubo de cinco centímetros empezaba a arrojar aire sobre ellas, éstas empezaban a girar. La nave se elevó gradualmente con un silbido. Los aeroplanos saltaron de pronto hacia delante, volviendo su aguzado extremo hacia el cielo, y después los timones del extremo de la nave empezaron a voltear hacia un lado, mientras las ruedan giraban tan deprisa que apenas se podían ver las hojas. En menos tiempo del que se tarda en contarlo, la nave desapareció de mi vista”

Las ilustraciones del Albatros coinciden con algunos avistamientos ocurridos en Estados Unidos.

Las ilustraciones del Albatros coinciden con algunos avistamientos ocurridos en Estados Unidos. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

¿A dónde fue la Air-Ship?

Lo más curioso es que tras los meses de noviembre y diciembre de 1896 y marzo, abril y mayo de 1897, nunca más se supo hasta la fecha de estas extrañas aeronaves y sus insólitos inventores. Todo quedo en un misterio insondable de difícil solución. Pero lo más inquietante de toda esta cuestión, o por lo menos la más elogiable, es la brillantez de Julio Verne para bosquejar entre líneas, casi a la perfección, lo que años más tarde sucedería en los Estados Unidos. De nuevo queda patente que el novelista francés era un visionario. Y es que muchos de los lugares descritos en la obra de Verne son los mismos que una década después fueron sobrevolados por la Air-Ship. La precisión esta fuera de dudas. El último punto de la geografía norteamericana visitado por Robur, es precisamente Sacramento (California), punto de arranque de la espectacular Oleada Air‑Ship. El avistamiento sobre la capital del estado californiano, ocurrió exactamente el 17 de noviembre de 1896 y la novela de Verne salió publicada por primera vez el 11 de noviembre de 1886, ¿se puede ser más exacto?, 10 años de diferencia. Y, aún, una última “casualidad” inconcebible sobre este concreto episodio. El avistamiento sobre Sacramento ocurrió entre las 6:30 y las 7:30 horas de la tarde y según los testigos, el objeto sobrevoló el Capitolio del Estado (Estate Capitol) pues bien, Julio Verne acierta el pleno:

“No quedaban ya más de trescientos kilómetros por recorrer para llegar, si no a San Francisco, al menos a Sacramento, capital del Estado de California. Tal fue la rapidez, que adquirió el Albatros, que antes de las 8, la cúpula del Capitolio asomaba en el horizonte del Oeste, para desaparecer luego detrás del horizonte opuesto”.

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Recordar que la novela salió a la luz pública en el mes de noviembre de 1886, comenzando los masivos avistamientos en noviembre de 1896. Mas exactitud no se puede pedir. Pero ¿de dónde venía estas aeronaves? ¿están relacionadas con los platillos volantes que surgieron a partir de 1947? Como dijo certeramente el investigador Jean Robin:

“Cada una de las manifestaciones de Fenómenos OVNIs -las aeronaves de Estados Unidos en los años 90 del S. XIX, los ‘aviones misteriosos’ de Escandinavia en los años 30, los cohetes suecos de 1946, los OVNIs de la actual era espacial- se han adelantado un paso a los avances técnicos de su época. El núcleo del problema es la proyección de un sistema de creencias falso, un poco más allá de las creencias existentes”.

Julio Verne describe sutilmente, a lo largo de todo el texto de su novela, el rumbo que toma la aeronave de su invención llamada Albatros a través de los diferentes estados norteamericanos. Lo hace sirviéndose del relato de los personajes secuestrados por Robur, Phill Evans y Uncle Prudents, cuando éstos desde la cubierta de la aeronave, observan diferentes ciudades y accidentes geográficos. Con la ayuda de mapas de época y de variada documentación histórica reconstruir el periplo del Albatros, y esto ofreció detalles curiosos. En total la aeronave de Verne sobrevoló 12 estados: NUEVA YORK, PENNSYLVANIA, OHIO, INDIANA, ILLINOIS, IOWA, NEBRASKA, DAKOTA DEL SUR, WYOMING, UTAH, NEVADA y CALIFORNIA, de los cuales 8 fueron posteriormente escenario para la Air-Ship (estados subrayados). La sincronicidad parece fuera de toda duda

Julio Verne describe sutilmente, a lo largo de todo el texto de su novela, el rumbo que toma la aeronave de su invención llamada Albatros a través de los diferentes estados norteamericanos. Lo hace sirviéndose del relato de los personajes secuestrados por Robur, Phill Evans y Uncle Prudents, cuando éstos desde la cubierta de la aeronave, observan diferentes ciudades y accidentes geográficos. Con la ayuda de mapas de época y de variada documentación histórica reconstruir el periplo del Albatros, y esto ofreció detalles curiosos. En total la aeronave de Verne sobrevoló 12 estados: NUEVA YORK, PENNSYLVANIA, OHIO, INDIANA, ILLINOIS, IOWA, NEBRASKA, DAKOTA DEL SUR, WYOMING, UTAH, NEVADA y CALIFORNIA, de los cuales 8 fueron posteriormente escenario para la Air-Ship (estados subrayados). La sincronicidad parece fuera de toda duda. Imagen: Jose Antonio Carav@ca

Vallée añade que:

“podría decirse que, si estamos tratando con un tipo superior de conciencia, ésta nos está enredando en ciertos juegos (…) estamos en presencia de una forma de conciencia realmente notable, que tiene un gran sentido del absurdo y del humor”.

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Pero quizás Verne también dejo pistas sobre el origen del fenómeno con las enigmáticas palabras que pronuncia un soberbio Robur al final de la obra, antes de partir hacia lo desconocido al timón de su mítico Albatros:

“Mi experimento está hecho, pero mi opinión ahora es que no se necesita apresurarse aún para el progreso. La ciencia no debe adelantarse a las costumbres: son las evoluciones, no revoluciones lo que conviene hacer. En una palabra, es menester que llegue su hora. Yo llegaría aquí demasiado pronto hoy para tener razón sobre los intereses contradictorios y divididos. Las naciones no están todavía bastantes civilizadas para la unión. Parto, pues, y me llevo mi secreto conmigo. Pero no se perderá para la humanidad. Le pertenecerá el día en que este bastante perfeccionado para sacar provecho de él y bastante estudiado para no abusar de él” …

Artículo escrito por: Jose Antonio Carav@ca

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José Antonio Caravaca

José Antonio Caravaca

Autor

José Antonio Caravaca está considerado como uno de los ufólogos más destacados del panorama actual. Pertenece a la última hornada de investigadores y escritores centrados en el mundo de las paraciencias surgidos a principios de la década de los noventa en España. Viajero y lector empedernido ha publicado más de 1.000 artículos de investigación sobre OVNIS, criptozoología, arqueología y otras cuestiones relacionadas con lo heterodoxo. Es colaborador de las revistas especializadas: "ENIGMAS", "AÑO CERO", "MAS ALLA" y "EL OJO CRITICO", además de otros medios de comunicación internacionales. En 2015 sus reveladoras pesquisas sobre las denominadas "Diapositivas de Roswell" tuvieron una amplia repercusión mundial. Pero por si algo es conocido Caravaca es por ser el autor de la célebre "Teoría de la Distorsión", la última gran aportación al pensamiento OVNI que ha establecido un amplio debate en la comunidad ufológica. Sus artículos sobre la Distorsión han sido traducidos a varios idiomas como el inglés, portugués, francés, italiano, polaco o japonés. Es autor de: "LA ULTIMA PROFECIA DE JULIO VERNE" (Espejo de Tinta. 2007) prologado por el periodista y escritor J.J. Benítez. "EXPEDIENTE ROSWELL: EL INFORME DEFINITIVO" (Editorial Oblicuas.2016) prologado por el conocido novelista e investigador Javier Sierra. "OVNIS: LAS OPERACIONES SECRETAS DE LA CIA" (Editorial Oblicuas.2017). "OVNIS: LAS 50 MEJORES EVIDENCIAS" (Editorial Cydonia. 2017). ENCUENTROS CERCANOS CON OVNIS ¿UNA ARQUITECTURA PSIQUICA DESCONOCIDA? INTRODUCCION A LA TEORIA DE LA DISTORSION (Editorial Guante Blanco.2018) DISTORSION: OVNIS, APARICIONES MARIANAS, BIGFOOTS, HADAS, FANTASMAS Y EXTRAÑAS CRIATURAS ¿UNA TEORIA EXPLICATIVA? (Editorial Guante Blanco.2019). ICA: LA INCREIBLE HISTORIA DE UN PASADO QUE NUNCA EXISTIO (Editorial Guante Blanco.2020) En 2013 participó en una obra conjunta con varios investigadores y periodistas españoles bajo el título: "Hay otros mundos" (Editorial Cydonia). José Antonio Cavaraca es colaborador permanente en CodigoOculto.com desde septiembre de 2021. También puedes seguirlo en su sitio web: http://caravaca.blogspot.com/

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