Era conocido como el «Papa Bueno», Angelo Giuseppe Roncalli, el Papa Juan XXIII fue Sumo Pontífice durante entre los años 1958 y 1963. Aparte de ser uno de los papas más carismáticos, realizó algunas profecías y es poseedor de un libro titulado «La profecía del Papa Juan XXIII, la historia de la humanidad desde 1935 hasta 2033».
El Papa Juan XXIII, escribió una seria de notas, respecto al futuro de la Iglesia Católica, los cambios políticos que se avecinaban en el mundo, así como los símbolos en los cielos y en la Tierra, que precederían a la segunda venida de Cristo, con la consecuente restauración del «Reino de Dios en la Tierra».
Como sabemos, Juan XXIII no fue solamente un gran Papa para la Iglesia Católica, sino que más aún, fue un gran pensador y visionario, que trató de modificar algunas de las estructuras de poder que dominaban el aspecto político y económico de la Iglesia, pero lamentablemente no pudo, o no lo dejaron, ya que apareció muerto en su lecho, en forma muy sorpresiva y lamentable.
En encuentro del Papa Juan XXIII con una entidad extraterrestre
Otro de los aspectos importantes de la figura de este Papa, es un suceso muy llamativo que le acontece, marcando su vida y concepción respecto a la cosmovisión del Universo y el hombre.
Este suceso ocurrió en la localidad veraniega Papal de Castel Gandolfo en 1961 y es revelada por el secretario y asistente papal, 20 años después de su muerte, a un semanario inglés.
Narra el asistente:
«El Papa y yo estábamos caminando a través del jardín, una noche del mes de julio de 1961, cuando observamos sobre nuestras cabezas una nave muy luminosa. Era de forma oval y tenía luces intermitentes, de un color azul y ámbar La nave pareció volar sobre nuestras cabezas por unos minutos, para luego aterrizar sobre el césped, en el lado sur del jardín.
Un extraño ser salió de la nave: tenía forma humana, a excepción de que su cuerpo estaba rodeado de una luz dorada y tenía orejas más alargadas que las nuestras. Su Santidad y yo nos arrodillamos. No sabíamos lo que estábamos viendo, pero supimos que lo que fuese no era de este mundo; por lo tanto debía ser un acontecimiento celestial.
Rezamos y cuando levantamos nuestras cabezas, el ser todavía estaba allí. Esto nos comprobó que no era una visión lo que veíamos. El Santo Padre se levantó y caminó hacia el ser.
Los dos estuvieron alrededor de 20 minutos uno frente al otro; se los veía gesticular como si hablaran, pero no se sentían sonidos de voces. Ellos no me llamaron, por lo que permanecí donde estaba y no pude oír nada de lo que hablaron.
Luego, el ser se dio la vuelta y caminó hacia su nave y enseguida se elevó. Su Santidad dio media vuelta hacia mi y me dijo:
LOS HIJOS DE DIOS ESTÁN EN TODAS PARTES; AUNQUE ALGUNAS VECES TENEMOS DIFICULTADES EN RECONOCER A NUESTROS PROPIOS HERMANOS…»
Juan XXIII nunca quiso contarle a su asistente lo que hablaron en esa experiencia.
«Después que el ser extraterrestre retornó a su nave y despegó, el Papa y yo continuamos nuestro paseo como si nada hubiese pasado.»
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Profecías de Juan XXIII
En el libro de Carpi se listan varias profecías atribuidas a Juan XXIII, algunas relacionadas con los caminos que ha tomado la Iglesia, e incluso con la figura del Anticristo, pero esta vez nos limitaremos a analizar aquellos párrafos que llevaron a algunas personas a creer que el Papa predijo el contacto con civilizaciones extraterrestres.
Estas son algunas de las profecías:
«… los pergaminos encontrados en las Azores darán cuenta de antiguas civilizaciones que enseñaron a los hombres cosas antiguas que ellos ignoran. La muerte cesará y el dolor será escaso. A través de estos pergaminos las cosas de la Tierra hablarán a los hombres sobre las cosas del cielo…»
Desde la perspectiva de Pier Carpi, el texto se refiere a unas escrituras hechas por antiguas civilizaciones que revelan una especie de ciencia desconocida de este pueblo, probablemente relacionadas con la medicina, debido a la frase: «La muerte cesará y el dolor será escaso».
Sin embargo, la mención directa sobre los seres de otros planetas aparece en los párrafos siguientes. Todo apunta a que tras el descubrimiento de los pergaminos se llegará el tiempo del contacto.
«… las señales son cada vez más numerosas. Las luces en el cielo serán rojas, azules y verdes, y muy rápidas. Crecerán. Alguien viene de muy lejos. Quiere conocer a los hombres de la Tierra. Ya hubo encuentros, pero aquellos que los vieron realmente guardaron el secreto…»
Según la profecía de Juan XXIII, podrán apreciarse luces en el cielo que serán cada vez más frecuentes. Lamentablemente, Juan XXIII murió el día 3 de junio de 1963 y no ofreció una fecha aproximada para el descubrimiento de estos pergaminos.
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