Muchas evidencias recientes apuntan a que el Planeta Nueve realmente existe en los confines de nuestro Sistema Solar. Y si es así, ¿el Planeta Nueve podría significar un desastre para los otros planetas vecinos?
Si bien es difícil no emocionarse ante la perspectiva de la existencia del Planeta Nueve – que diversos científicos en el mundo están tratando de encontrar en las afueras del Sistema Solar – un nuevo estudio sugiere que es posible que no todas sean buenas noticias para el resto del Sistema.
Un científico en el Reino Unido ha calculado que en un futuro muy lejano, cuando el Sol esté muriendo, la existencia del Planeta Nueve podría suponer un peligro para otros planetas de nuestro vecindario estelar – y en última instancia puede expulsar a uno o más de nuestro sistema estelar.
A principios de este año, los astrónomos anunciaron haber hallado evidencia de la existencia de un cuerpo cósmico masivo más allá de la órbita de Neptuno, lo que sugiere que podría haber un noveno planeta que está al acecho en el Sistema Solar.
La evidencia se basa en el movimiento de los objetos rocosos en el cinturón de Kuiper, en el borde del Sistema Solar, lo que sugiere la presencia gravitacional de una enorme masa.
Ahora, el astrofísico Dimitri Veras de la Universidad de Warwick dice que esta enorme masa podría complicar las cosas para los otros planetas del Sistema Solar en varios millones de años en el futuro, cuando el Sol comience su transformación en una enana blanca.
Se cree que el Planeta Nueve podría ser 10 veces más grande que la Tierra, y los astrónomos que detectaron las anomalías del Cinturón de Kuiper piensan que el planeta gira alrededor del Sol en una órbita gigante que tarda entre 10.000 y 20.000 años en completarse.
Mientras que el caso del Planeta Nueve siga siendo hipotético, se trata de un caso que es cada vez más fuerte, ya que los investigadores siguen encontrando más y más evidencia para respaldar la existencia potencial de este enorme mundo.
Ya en marzo, los investigadores encontraron nuevos objetos en el Cinturón de Kuiper que apoyan la hipótesis, y hace unos días, encontraron aún más.
Pero Veras ahora piensa que la órbita y el movimiento del Planeta Nueve podría causar un conflicto con los movimientos de otros planetas en el Sistema Solar, cuando el Sol pase a convertirse de una gigante roja a una gigante blanca en aproximadamente 7 mil millones de años.
Cuando este proceso ocurra, el gigante rojo Sol expulsará la mitad de su propia masa y se inflará, consumiendo a Mercurio, Venus, y posiblemente a la Tierra en el proceso, y luego pasará a ser una densa enana débil y blanca.
A medida que el Sol expulse su masa, se espera que Júpiter, Saturno, Urano, y Neptuno se aparten – pero debido a que el Planeta Nueve se encuentra lejos, Veras piensa que no será empujado hacia fuera como los otros planetas. En cambio, se calcula que el Planeta Nueve podría mezclarse en una especie de «danza de la muerte» con los planetas recién colocados, especialmente Urano y Neptuno.
Veras sugiere que las interacciones gravitacionales entre el Planeta Nueve y las órbitas de Urano y Neptuno podrían conducir potencialmente a que estos dos planetas sean expulsados del Sistema Solar.
A principios de año, otro equipo de investigadores calculó que este planeta misterioso pudo haber existido una vez como un exoplaneta que orbitaba otra estrella, pero llegó a ser absorbido por nuestro Sistema Solar durante un encuentro cercano entre dos sistemas planetarios hace unos 4,5 millones de años.
Los resultados han sido aceptados para su publicación en una próxima edición de la Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, pero se pueden leer en línea en el sitio web arXiv.org.
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