Durante la excavación de un antiguo templo en el interior de las ruinas de la ciudad-estado azteca de Tlatelolco en el año 1999, un grupo de arqueólogos hallaron un esqueleto de 500 años de antigüedad enterrado con dos misteriosos objetos en sus manos: unos silbatos de arcilla con la forma de calaveras. Aunque se desconoce cuál es la importancia de esos objetos, lo que sí sabemos es que producen un sonido aterrador.
De acuerdo a un erudito relacionado a la excavación en México, dijo que el sonido es como un «chillido de muerte», en una declaración para la serie Sound Mysteries.
Sin embargo, no es el único artefacto similar hallado en tierras aztecas; existen otros sitios mesoamericanos relacionados a la cultura azteca donde también ha sido posible hallarlos. La primera descripción oficial fue realizada en el año 1971 por el historiador José Luis Franco. Pero, de acuerdo a Roberto Velázquez Cabrera, un ingeniero mecánico experto en la historia y la reconstrucción de dichos instrumentos, ninguno habría sido desenterrado junto con restos humanos, que ayuden a esclarecer el propósito del uso de estos silbatos.
Lamentablemente, durante muchas décadas, estos artefactos fueron considerados como simples curiosidades, guardados en museos con la creencia que se trataban de juguetes antiguos en lugar de importantes reliquias.
Fue gracias al hallazgo en Tlatelolco que estos silbatos adoptaron la importancia que tienen realmente, dando inicio a un largo debate y estudios que continúan hasta el día de hoy. Los análisis de los restos hallados, determinaron que el esqueleto pertenecía a un hombre de aproximadamente 20 años que fue decapitado en un sacrificio. También había sido enterrado en un templo en honor al dios del viento y la lluvia Ehecatl.
Con esta nueva información, los antropólogos empezaron a deducir que los silbatos habían sido utilizados para imitar un aullido en honor a la deidad o para ayudar a la víctima del sacrificio a dirigirse al más allá. También podría ser utilizado para honrar al dios de la muerte Mictlantecutli y para agitar a las tropas en la batalla y asustar a los enemigos. Es evidente que aún existe incertidumbre.
Ahora, con la ayuda de investigadores como Cabrera, un músico llamado Xavier Quijas Yxayotl, y el arqueólogo musical Arnd Adje Both, ha sido posible reproducir réplicas de los silbatos y descubrir cómo es que surge el perturbador sonido.
Luego de que Yxayotl ayudó a presentar al público el silbido de la muerte utilizándolo en sus actuaciones y suministrando a Mel Gibson uno para su uso en la película Apocalypto, los silbatos de la muerte se convirtieron en objetos populares, según informa Culture Trip. Hoy en día se pueden encontrar recreaciones fuera de muchos sitios turísticos aztecas, también se pueden adquirir versiones más sofisticadas en Etsy, and Yxayotl, en su sitio web, que dice que cada cráneo silbato recrea el «grito de mil cadáveres».
En el siguiente vídeo se muestra un silbato de la muerte tradicional, y su terrorífico sonido, similar al grito de «mil cadáveres», como dicen.
Escuchar a 100 aztecas aproximándose y utilizando este silbato habría sido realmente aterrador.
Una publicación de CodigoOculto.com – Autor: Fernando T. – Todos los derechos reservados.
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