Ya es un hecho que nuestro Sol, la estrella que hace posible la vida en la Tierra, acabará destruyéndola. Los astrónomos calculan que esa destrucción ocurrirá dentro de aproximadamente 5.000 millones de años. Sin embargo un nuevo estudio ha revelado que el fin de los tiempos para los terrícolas podría llegar mucho antes, en realidad, el Sol hará la Tierra inhabitable dentro de unos mil millones de años.
¿Cómo es posible que hayamos errado los cálculos por 4.999 millones de años? En realidad no ha habido ninguna equivocación. Lo que ocurre es que el proceso que destruirá la vida en la Tierra es otro.
Mucho antes de que el sol se convierta en una gigante roja, aumente exponencialmente su tamaño, engulla Mercurio y Venus y convierta la Tierra en una pequeña bola de roca al rojo vivo hay otro proceso que nos obligará a hacer las maletas: el aumento del brillo solar.
La astrofísica de la Universidad de Sussex Jillian Scudder explica, en una entrevista a Business Insider, que la energía que emite el sol aumenta paulatinamente a medida que la estrella quema sus reservas de hidrógeno. Es un proceso natural que ocurre en todas las estrellas a lo largo de miles de millones de años. Las reacciones nucleares convierten el hidrógeno en helio, y ello a su vez acelera el proceso emitiendo más energía.
No hemos podido presenciarlo en directo, pero los astrónomos calculan que el brillo del Sol aumenta a razón de un 10% cada 1.000 millones de años. Puede parecer poco, pero es más que suficiente para provocar un destrozo considerable en el precario equilibrio de nuestro planeta. Scudder explica:
Las predicciones sobre lo que le ocurrirá exactamente a la Tierra a medida que el sol aumente su brillo en los próximos mil millones de años son bastante inciertas. Sin embargo, la idea general es que el exceso de calor proveniente del Sol hará que más agua se evapore y acabe en la atmósfera, lo que actuará como gas de efecto invernadero y atrapará aún más calor, acelerando la evaporación.
Mucho antes de que el Sol agote sus reservas de hidrógeno, su radiación será tan intensa que separará las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno que irán escapando de la atmósfera. Llegará un momento en el que el proceso drene completamente el agua del planeta.
En unos 3.500 millones de años la radiación solar será un 40% más intensa, lo que basta para hacer el agua de los océanos hervir. Es poco probable que podamos quedarnos tanto tiempo para admirar el espectáculo. Mucho antes de eso ya tendremos que haber encontrado otro planeta habitable y la forma de llegar hasta él.
La Tierra no será destruída, al igual que Venus quedará inhabitable, en su superficie. Los habitantes de aquel remoto tiempo futuro, quizá opten por vivir en cavernas profundas (¿en la Discontinuidad de Mohorovicic?), asistidos por sistemas de aire acondicionado, energizados por sistemas de fusión nuclear ó geotérmica.
Les recomiendo la lectura del excelente libro de Robin Cook: “ABDUCCIÓN”
En su obra describe la odisea de un equipo de oceanógrafos y geólogos que son rescatados por una civilización que hace millones de años, ante la amenaza de extinción por catástrofe natural, decidió trasladarse a la Discontinuidad de Mohorovicic y allí continuar con su existencia, mientras la superficie del planeta era desvastada por una lluvia de asteroides.
En cambio será efectivamente destruída, cuando la evolución solar transforme a Sol en una gigante roja que abarque la órbita de la Tierra.
La tierra será una roca muerta en medio del espacio. La humanidad del futuro si pudieramos verla nos resultaria totalmente desconocida