La costa de Chicama es sumamente famosa alrededor del mundo, especialmente por los surfistas y es que guarda una leyenda especial; posee la ola más larga del mundo y la única protegida por la ley.
Se cree que los primeros surfistas de la historia fueron las tribus pre incaicas, quienes usaban los «caballitos de Totora», una especie de embarcación del tamaño de las tablas de surf actuales.
Una leyenda cuenta la existencia de una ola eterna, tan larga que podría llevarnos hasta el fin del mundo. Sin embargo, su localización se perdió en la bruma de los tiempos, cuando los habitantes sucumbieron al Imperio Inca.
Ahora, sabemos que esta ola nace en Chicama, una localidad de Perú con las olas más largas del mundo. De hecho, tiene el honor de poseer la única ola de la historia que tiene protección por la ley.
Chicama y sus olas legendarias
Costas de Chicama, Perú. Crédito: Henry__Spencer / Wikimedia Commons
Cuando Ben Herrgott, un viajero y surfista profesional estuvo cuatro días en Chicama, describió el lugar con «olas de 1 o 2 minutos que puedes surfear».
Estaba sorprendido del oleaje tan duradero, del clima y de sus aguas templadas. Algo que vuelve a Chicama en un lugar legendario para los surfistas.
El pueblo de Chicama está a 600 kilómetros de Lima y, efectivamente, es conocido por tener la ola más larga del mundo.
Fue «descubierta» en 1965, gracias al surfista hawaiano Chuck Shipman. Sobrevolando desde un avión, observó una ola de tamaño colosal y que parecía nunca romperse. No sabía de donde nacía tan magistral formación, más allá de que se encontraba sobrevolando el desierto del norte de Perú.
Encargó a un grupo de surfistas peruanos que encontraran la ola y, durante 2 años, estuvieron detrás de ella hasta toparse con el Puerto de Chicama.
Allí, quedaron maravillados por el privilegiado lugar que otorgaba la naturaleza. Además, la habían encontrado; era la ola más larga del mundo.
La legendaria ola se prolonga 2 kilómetros y alcanza 2.5 metros de altura cuando el viento sopla del sur dentro de la costa del norte de Perú. Los surfistas profesionales son capaces de cabalgar la ola Chimaca durante 3 minutos… o hasta que sus piernas mantengan el equilibrio o resistan.
El peligro de su desaparición y la Ley de protección
La ola de Chicama está protegida por la ley. Noten el patrón repetitivo en la ola, y como se extiende.
Lo más insólito de todo es que en el 2006, este lugar, junto a su legendaria ola, estuvo amenazado con desaparecer.
Al parecer, unos empresarios chilenos y coreanos tenían un proyecto para construir un muelle espigón de 2 kilómetros. Estos protegerían los buques que navegaban el Océano Pacífico.
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Carlo Grigoletto, miembro de DG Costera, una institución encargada de desarrollar proyectos sostenibles para la preservación del litoral peruano, declaró que todo está relacionado al transporte de sedimentos.
Este es lugar del acopio de residuos arrastrados por las corrientes. Aseguró que estos forman las playas y el fondo marino, que junto a la base sólida rocosa, hacen de las rompientes lo que son ahora.
La construcción del muelle impediría el flujo natural de los sedimentos, provocando erosión que afectarían la figura de las playas, el perfil y la calidad de las rompientes, transformando la ola más larga del mundo en «una más».
Esto provocó una gran movilización de personas; surfistas y ecologistas protestaron hasta conseguir detener el proyecto. Así, el gobierno peruano incluyó a la ola en el Registro Nacional de Rompientes, o SENARO por sus siglas, prohibiendo cualquier tipo de construcción a menos de un kilómetro de la ola.
El movimiento «HAZla por tu ola», también provocó que la protección de Chicama se extendiera a otras playas, llegando a ocupar casi todo el norte costero de Perú.
La naturaleza no deja de sorprender. Esta maravillosa ola ha sido visitada por surfistas de todo el mundo y documentada por varios expertos. Una formación que parece sacada de una historia fantástica que se encuentra en las costas de Chicama, Perú.
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