En el pasado, las culturas antiguas contaban con diferentes dioses. Entre ellos destacaban los dioses malignos. Aquellas deidades que provocaba en los humanos que hicieran cualquier cosa para ahuyentarlos.
Desde los comienzos de la civilización, el hombre siempre ha intentado justificar el mal y por qué suceden esas cosas.
Ya sea la maldad de las personas o la simple mala suerte, las culturas antiguas la han asociado a este concepto, a los dioses antiguos.
Así, nacen las deidades malvadas, que podemos encontrar en los restos de civilizaciones milenarias. Aquellos dioses dedicados, únicamente, a ser la contraparte de los dioses buenos.
En esta lista podrás leer sobre 5 de los dioses más emblemáticos de la antigüedad y por qué las personas les temían tanto.
Lilith, el demonio femenino
Muchas leyendas judías hablaban de esta deidad. Lilith era considerada una diosa-demonio, cuyo origen es sumamente oscuro y data de la cultura sumeria y babilónica.
Era calificada como «La Bella Doncella», pero detrás de su belleza, había un demonio sediento de sangre y poder.
Algunos creen que Lilith fue la primera esposa de Adán, siendo creada junto a él. Pero debido a su falta de sumisión, Adán la rechazó, abandonándola. De esta forma, Dios decidió crear a Eva.
Consumida por el rencor y los celos, Lilith se transformó en serpiente, tentando a Eva a morder la manzana. Posteriormente, la diosa viajó hasta el Mar Rojo, donde se entregó a los demonios, convirtiéndose en uno.
Esta diosa-demonio es asociada a las desgracias que les ocurren a las mujeres embarazadas, ya que la leyenda cuenta que sus hijos no pueden vivir.
La única manera de detenerla es a través de un amuleto con los nombres de 3 ángeles; Senoy, Sansenoy y Semangel. Estos eran los ángeles enviados por Dios, después de que Lilith negase someterse a Adán.
Se cree que estos ángeles llegaron a un acuerdo con Lilith; Cuando esta dio a luz a su hijo, producto de su unión con los demonios prometió que si no la mataban, sus hijos demoniacos serían asesinados en su lugar.
Algunas leyendas afirman que Lilith es la madre de los Íncubos y Súcubos, a quienes engendró junto al arcángel Samael.
Apofis, el dios del Caos del Antiguo Egipto
Llamado el dios-demonio de la oscuridad, la destrucción, el caos y el mal. Se cree que era el causante de fenómenos que provocaban oscuridad, como los eclipses. Además de ser el responsable de las tormentas y terremotos.
Normalmente, se le representaba como una enorme serpiente, con espirales fuertemente comprimidas.
Era el único dios que contaba con un ejército de demonios y que, en vez de ser adorado, era temido en el antiguo Egipto. También se cree que nunca se puede vencer, solo ahuyentar.
Apofis también era conocido por ser el rival de dios del Sol, Ra. Cada vez que Ra «navegaba en su barca» hacia el inframundo, éste lo atacaba para impedir que el Sol saliera.
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Uno de las curiosidades de este dios, es que, a pesar de que su existencia se remonta hasta la época primitiva, su primera mención data del Reino Medio.
También era conocido como el «devora almas». Por eso, al morir, se usaba un hechizo que era enterrado junto a la persona. De esta forma, su alma era protegida.
Loviatar, la diosa de la muerte, el dolor y la enfermedad
En Finlandia, tenemos a la diosa Loviatar, considerada una de las diosas malignas más poderosas. Era la hija ciega de Tuoni, el dios de la muerte, y su reina del inframundo, Tuonetar.
El Kalevala, obra poética del siglo XIX, la cual es considerada la epopeya nacional de Finlandia, menciona a esta diosa:
“La hija ciega de Tuoni.
Vieja y malvada bruja, Lowyatar.
La peor de todas las mujeres de la Tierra de la Muerte.
La más fea de los hijos de Mana.
Fuente de todos los males.
Todos los males y plagas de Northland.
Negra de corazón, alma y rostro.
Genio malvado de Lappala.
Hizo su cama a lo largo del camino.
En los campos del pecado y el dolor;
Le dio la espalda al viento del este.
A la fuente del tiempo tormentoso.
A los fríos vientos de la mañana”.
Whiro, dios maligno maorí
Whiro es un dios-demonio de la cultura maorí. De acuerdo a su mitología, era el hermano del dios de la luz, Tāne, siendo hijo de Papa, que representa la Tierra y de Rangi, que representa al Cielo.
La historia narra que ambos hermanos no eran felices, pues el mundo no era lo suficientemente grande para todos. Por ello, Tāne propuso subir al cielo.
Todos aceptaron, salvo Whiro, que quería continuar en la oscuridad. Debido a esto, decidió convertirse en la encarnación de la oscuridad y el mal.
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La separación del cielo y la Tierra, sumado a la decisión de Whiro, se toma como el día en que el mal nació en el mundo.
Esta deidad se transformó en el rey del inframundo y fue quien inculcó la maldad en los humanos. De hecho, cuando alguien fallecía, se creía que al descender al inframundo, Whiro lo devoraba.
Como curiosidad, cada persona fallecida, para evitar ser comido por el dios, debe ser incinerada. Así, Whiro no absorbe su fuerza.
Lamashtu: La diosa maligna más grande
La diosa-demonio mesopotámica, considerada como la peor de los demonios femenino. Lamashtu se aprovechaba de la debilidad de las mujeres durante el parto para secuestrar a los recién nacidos, para comerlos.
Su nombre en acadio significa «la que borra». Se cree que se debe a que era capaz de borrar de la existencia a cualquier persona.
También perturbaba los sueños, provocando las pesadillas. Era la culpable de las sequías, dañar el follaje y contaminar las aguas. Era la que provocaba los dolores musculares en los hombres y los abortos en las mujeres.
Normalmente, Lamashtu era representada como una mujer con cabeza de león y garras de pájaro. Las mujeres usaban un amuleto con su imagen para espantar al demonio.
De acuerdo a una tablilla cuneiforme encontrada en Louvre, también se usaban ofrendas de pequeños objetos femeninos, como peines o broches.
A pesar de ser una diosa poderosa, existía una forma de vencerla; invocar a Pazuzu, el dios de la peste. A pesar de que esta deidad también era malvada, se creía que odiaba la simple presencia de Lamashtu, quien era considerada el «verdadero mal».
Su estatus de «diosa» se debe a que es hija de Anu, el señor del Cielo sumerio. Por ello, algunas culturas semíticas antiguas la consideraban como una guardiana. Aunque los expertos aún no saben si sus amuletos eran usados por protección o para hacer el mal.
Las mitologías antiguas nos han dejado leyendas bastante interesantes. El nacimiento del mal en las diferentes culturas solo nos demuestra que el ser humano posee, por naturaleza, cierto grado de maldad desde el nacimiento de la especie y esa visión era plasmada en forma de deidades.
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