Las leyendas de ciudades, continentes e islas perdidas existen desde hace miles de años. Cientos de escritores se han hecho eco de ellas para escribir grandes historias. Una de las más conocidas es la isla de Ávalon.
Desde que Geoffrey de Monmouth la mencionó en su Historia de los Reyes de Gran Bretaña, en 1136. Cientos de exploradores han intentado encontrar el emplazamiento real de esta ancestral isla.
Desde el Atlántico, el Mediterráneo, hasta en algún lugar del hemisferio sur. Son muchas de las localizaciones que se le han atribuido a Ávalon. Sin embargo, y a pesar de su gran popularidad, no existe una prueba real de su existencia.
El origen de la leyenda de Ávalon
Según la historia, Ávalon era una isla llena de manzanos, vides y cereales que crecían de manera silvestre. Debido a ello, sus habitantes no tenían necesidad de trabajar la tierra, viviendo en una especie de paraíso.
La palabra Ávalon está relacionada con la palabra proto-céltica, «abal», cuyo significado es, sencillamente, manzana.
De la misma forma, los nativos de la isla vivían muchos años. Después de que el rey Arturo fue herido de muerte en la batalla de Camlann, mientras luchaba contra Mordred, fue introducido en una embarcación que lo llevó hasta Ávalon.
Una vez ahí, Arturo fue alimentado y curado hasta estar en plena forma. La leyenda dice que se quedó en la isla y juró que regresaría a Inglaterra cuando ésta lo necesitase de nuevo.
Pero ¿Dónde está Ávalon? Existen muchas historias al respecto. Una de las más populares es Glastonbury, a pesar de que no es una isla actualmente, estaba en el paso ubicado en un terreno elevado y rodeado de pantanos. Gracias a ello, se cree que era una isla originalmente.
El camino que cruzaba aquellos pantanos era la única entrada a Glastonbury. Hasta 1539, fue el lugar donde se alzaba la Abadía de Glastonbury. Esta abadía era un famoso sitio de peregrinación, asociado a los primeros siglos del cristianismo y a las leyendas artúricas.
Según las leyendas locales, la abadía se fundó por José de Arimatea y fue visitada por el propio Jesús.
Glastonbury acabó siendo relacionada a las leyendas artúricas cuando, en 1190, los monjes aseguraron haber descubierto la tumba del Rey Arturo y de su esposa Ginebra. Así como la cruz que identificaba la tumba como tal.
Este descubrimiento atrajo muchos peregrinos que querían ver la tumba del héroe cristiano.
Actualmente, el lugar sigue siendo un popular enclave turístico y de peregrinación y mucha gente continúa creyendo que es donde fue enterrado el Rey Arturo.
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A pesar de lo generalizadA de esta idea, no parece que existen muchas evidencias como para vincular Glastonbury con las leyendas artúricas. De hecho, los arqueólogos consideran que la cruz es una falsificación hecha por los monjes para recaudar fondos.
Además, los estudios han demostrado que el antiguo nombre de esa zona no era Ávalon, sino Ineswitrin.
Otras versiones de la isla
Otra posible localización, aunque menos popular, es la Isla de Man. Esto se debe a que se relaciona con Emain Ablach, expresión que se traduce como «isla de los manzanos». En el pasado, se creía que esta era la morada de Manannan mac Lir, dios irlandés del mar.
De la misma forma, se creía que la isla también había sido un reino de sanación donde se alcanzaba la eterna juventud, y no existía el invierno.
Las leyendas también mencionan que albergaba extensos bosques de manzanos silvestres, algo que caracterizó a Ávalon en todas las historias.
Emain Ablach fue llamada isla de Man, ya que se creía que el nombre tenía una conexión con Manannan. Pero hay un problema con esta teoría; el nombre de la isla no tiene ninguna relación con el dios céltico del mar.
Si se elimina la conexión con Manannan, no hay razones para creer que tiene algo que ver con Emain Ablach, mucho menos con Ávalon.
Aunque sea una isla real, no parece haber evidencia que relacione a Ávalon con un lugar físico. Es posible, partiendo de la falta de evidencia, que Ávalon nunca fue real, sino más bien una «cristianización» y «britanización» de la leyenda irlandesa precristiana de Emain Ablach.
Según expertos, esto es mucho más lógico, teniendo en cuenta la conexión de Ávalon y los manzanos, la sanación y el poder de rejuvenecer. Los antiguos celtas creían que las manzanas poseían dichas propiedades.
La naturaleza idílica de Ávalon también muestra la antigua visión británica e irlandesa precristiana del más allá; ambos creían que las islas podían ser portales a otros mundos, donde las almas de los fallecidos vivían una juventud y felicidad eterna.
Relacionado a la creencia de éste «otro mundo», intentar encontrar la ubicación real de Ávalon podría ser imposible. Quizás, la leyenda solo fuese una metáfora relacionada con dicha creencia o que haya nacido de otros relatos celtas más antiguos. Incluso, podría haber surgido como excusa para mencionar que el Rey Arturo fue llevado a una locación mágica, fuera de nuestra realidad.
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