Uno de los mejores metales que existen en el mundo es el acero Wootz, ampliamente usado para fabricar armas como las famosas hojas de Damasco de la Edad Media. Aunque parece creación de metalúrgicos modernos, la realidad es que este misterioso metal tiene un origen mucho más antiguo del que se cree.
El metal ideal para fabricar armas
El metal Wootz es un tipo de acero de crisol, es decir, aquel que se fabricar a partir del derretimiento de las materias primas en un crisol. Es vista de su gran durabilidad y resistencia, este acero fue comercializado por todo el mundo antiguo, desde China y Oriente Medio hasta Europa.
Todo parece indicar que la tecnología que le dio origen a este metal tan singular surgió y se desarrolló en la antigua India. Mientras las demás culturas hacían su mejor esfuerzo para crear armas resistentes, los maestros metalúrgicos indios forjaban su arsenal con metal Wootz.
Sorprendentemente, la comunidad india mantuvo en secreto durante milenios tanto los materiales como el procedimiento usado para forjar este metal. Pero rápidamente las armas hechas con acero Wootz empezaron a ganar fama por todo el mundo conocido. Esto convirtió a la India en el primer y único exportador de metal Wootz a lo largo y ancho del mundo antiguo.
Los orígenes del metal Wootz
Es casi imposible rastrear los orígenes del metal Wootz y determinar cómo y cuándo fue producido por primera vez en la India. Ahora bien, la primera referencia literaria conocida al metal la encontramos en los registros de una de las campañas de Alejandro Magno. Cuando el emperador visitó la región a finales del siglo IV a.C., recibió como tributo 100 talentos de este acero de parte de los antiguos indios.
También, los arqueólogos encontraron un centro industrial de hierro y acero que data del siglo III a. C. perteneciente a la dinastía Chera. Dicha evidencia arqueológica está ubicada específicamente en Kodumanal, estado sureño indio de Tamil Nadu. No cabe duda de que las técnicas indias para fabricar acero Wootz estaban muy adelantadas para su época.
Qué significa el término «Wootz»
Se cree que el término Wootz es una evolución de la palabra india para acero, «ukku», usada en muchos idiomas al sur de la India. Dicha palabra entró en el idioma inglés a finales del siglo XVIII, momento en el que los europeos empezaron a aprender las ancestrales técnicas indias para producir el acero. Para ese entonces, los indios ya llevaban más de dos milenios produciendo acero Wootz.
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El proceso de fundición, un secreto bien guardado
El procedimiento para fabricar el metal Wootz fue un secreto muy bien guardado por los metalúrgicos indios durante mucho tiempo. Gracias a ello, lograron mantener el monopolio sobre la producción y exportación del precioso metal. Sus creaciones llegaron a territorios tan lejanos como el imperio romano.
Durante la era medieval, se exportaron grandes cantidades de acero Wootz hacia el Oriente Medio, lugar en donde fueron forjadas las hojas de Damasco. Durante Las Cruzadas, los europeos se encontraron con guerreros musulmanes que empuñaban cuchillas de alta calidad. Fue así como la fama de las hojas de Damasco se extendió por el viejo continente.
En aquel entonces, nada de lo que se producía en Europa podía igualar la calidad del acero Wootz de la India. Todo esto permitió que la producción y exportación del metal alcanzara proporciones industriales a finales del siglo XVII. Ya a principios del siglo XIX, los europeos obtuvieron una idea lo suficientemente clara como para empezar a producir por sí mismo acero Wootz.
¿Qué lo hace tan especial?
Para obtener acero de Wootz, se utiliza el proceso de crisol que, junto con la floración y el alto horno, fueron los tres métodos principales de fabricación de hierro en la premoderna. En un crisol de arcilla, se coloca hierro forjado y otros materiales ricos en carbono, como astillas de madera.
El recipiente se cierra y se calienta hasta los 1400ºC, temperatura suficiente como para que el hierro absorba el carbono, licuando toda la mezcla. La adición de hierro y carbono le añade al metal una alta ductilidad, resistencia al impacto y menor fragilidad. Todas estas son las cualidades por excelencia para cualquier arma de guerra.
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