Durante años, científicos e investigadores han intentado probar la existencia de la reencarnación. Muchas personas aseguran haber tenido vidas pasadas y recordar algunos compases de las mismas. A pesar del escepticismo hacia el tema, la cosa cambia cuando se trata de niños…
Décadas de estudios, análisis e investigaciones han llevado a pensar en la posibilidad de que la reencarnación sea real. Que el ser humano, al morir, de una u otra forma, empieza un nuevo ciclo de vida, como dictan algunas religiones.
Aunque parte de la ciencia se oponga a esta creencia, los testimonios de niños podrían eliminar cualquier tipo de duda o escepticismo en relación al tema. Así lo asegura Jim Tucker.
El psiquiatra de la Universidad de Virginia publicó junto a la universidad un estudio de vidas pasadas de niños que llevó a cabo durante 45 años completos.
Tucker afirma que normalmente, los niños describen vidas recientes y comunes, con el detalle suficiente de una persona específica que ha fallecido.
Se puede creer o no en la reencarnación, pero los siguientes relatos harán, al menos, que dudemos:
Caso de Ryan Hammons
Ryan Hammons, desde que aprendió hablar, dijo una oración que sorprendió mucho a sus padres; «quiero ir a casa».
Resulta que querían que lo llevaran a Hollywood, diciendo que ahí estaba su hogar. Cuando cumplió 4 años empezó a tener pesadillas frecuentes y, al cumplir los 5, aseguró que «fue otra persona».
Fue ahí que comenzó a compartir detalles de su supuesta vida pasada. Detalles que eran imposibles de inventar para un niño.
Su madre contactó a Tucker para que estudiara el caso. Durante la investigación, su equipo pudo rastrear a un antiguo archivero de Hollywood que identificó a la «persona», o la vida, a la que Ryan se refería.
El nombre era Marty Martyn. Al investigarlo, se pudo confirmar que había vivido cosas que concordaban a la perfección con los relatos del niño.
Caso de Sam Taylor
Jim Tucker asegura que el caso de Sam Taylor es algo especial. Con poco más de un año de vida y recién comenzando a hablar, comenzó a contar anécdotas de una vida pasada.
Con un año y medio, le dijo a su padre, mientras este le cambiaba el pañal, que «cuando tenía su edad, solía cambiarle los pañales». Comenzó a hablar como si él hubiese sido su abuelo.
Contó cosas de la vida de su abuelo que eran desconocidas para muchas personas y solo los más allegados conocían. Una de estas anécdotas es, sin duda, el asesinato de la hermana de su abuelo.
También «recordó» como su abuela había usado un procesador de alimentos para hacer batidos para su abuelo hasta que este falleció. Algo que ni siquiera sus hijos sabían.
Caso de Barbro Karlén
Nacida en Suiza en 1954, recordó una vida anterior como la mismísima Ana Frank, la víctima judía del Holocausto y autora de uno de los libros más exitosos de todos los tiempos.
Barbro aseguró que durante su niñez, tenía pesadillas muy fuertes y, desde los 2 años, comenzó a comentar a sus padres que su nombre no era Barbro, sino Ana.
Obviamente, ambos adultos se mostraron escépticos. De hecho se preocuparon al punto de querer llevarla con especialistas. Sin embargo, las descripciones tan precisas y vívidas de la niña sobre la vida de Ana Frank comenzaron a cambiar su percepción.
A los 10 años sus padres pudieron llevarla a la famosa casa de Ana Frank. Ahí, la chica se mostró muy emocionada; sin siquiera haber recorrido todo el lugar, comenzó a explicar a todos cada detalle de la misma, decoración, fotos. De hecho, se dio cuenta que algunos detalles de la casa habían sido cambiados.
Caso de Chanai Choomalaiwong
Con solo 3 años, este pequeño tailandés empezó a tener recuerdos de una vida pasada como Bua Kai Lawnak, un maestro que fue asesinado cuando se dirigía a la escuela donde trabajaba en su bicicleta.
El joven Chanai le pidió a su abuela que lo llevara a visitar a los padres del maestro, dándole la dirección exacta, según Tucker.
El jovencito guio a su abuela hasta el hogar de una pareja mayor, a los que reconoció inmediatamente como los padres de Bua Kai Lawnak.
Es necesario recalcar que el asesinato del profesor se produjo años previos al nacimiento del niño. Además, este había nacido con dos marcas, una en la parte posterior y otra en la parte frontal de su cabeza, exactamente donde impactaron las balas que acabaron con la vida de Lawnak.
Caso de James Leininger
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Originario de Louisiana, el joven, como todos los casos anteriores, comenzó a tener pesadillas sobre un accidente en un avión y un avión en llamas.
Al cumplir los 4 años, comenzó a contar historias sumamente detalladas acerca de un piloto que había sido derribado en la isla japonesa Iwo Jima durante la Segunda Guerra Mundial.
Sorprendidos, comenzaron a escuchar más historias contadas de su hijo hasta descubrir que su hijo estaba relatando pasajes de la vida de James Huston, un piloto que sirvió en la Segunda Guerra Mundial a bordo del USS Natoma Bay hasta su muerte.
James, con la habilidad para el dibujo de un infante, dibujó escenas sobre las batallas aéreas contra los japoneses, además de conseguir identificar a varios compañeros que sirvieron junto a él.
Como podemos observar, existen muchos casos de niños que han contado anécdotas de vidas pasadas que hacen pensar que la reencarnación realmente existe y muchos de nosotros, sin saberlo, podríamos haber tenido una vida anterior.
Por: Erick Sumoza
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En realidad las “vidas pasadas” son las que están “archivadas” en el “chip” de inteligencia, que es quien reencarna en un nuevo ser humano.
Cuando “morimos” dejamos de ser lo éramos en vida, pues el cuerpo es reciclado, biodegrado y los fluídos orgánicos durante el proceso de putrefacción, funcionan como “alimento reconstituyente” para el planeta.
En consecuencia, estos fenómenos son más presentes y recurrentes en niños, mientras aún no son “modelados” por la sociedad, educación y cultura, cuyos recuerdos del “chip” de inteligencia se activan por algún estímulo específico, del que ni cuenta se da el afectado…