Un investigador y empresario que adquirió un diminuto esqueleto humanoide declaró a la televisión española que la momia podría pertenecer a una especie perdida oriunda de la Tierra y que convivió con civilizaciones antiguas en los Andes.

Sin embargo, cabe decir que expertos en anatomía infantil afirmaron que el llamado “esqueleto de Atacama” es probablemente un feto humano normal, conservado en el calor seco del desierto de Atacama.

La conspiración del “Esqueleto de Atacama”

El misterioso “esqueleto de Atacama” chileno, de cabeza oblonga, podría haber sido una vez una pequeña clase de humanoide terrestre que vivía en las altas cuevas de los Andes sudamericanos, al menos según el hombre que ha pasado una década estudiando al ser.

Este empresario e investigador español, propietario de la espeluznante pero diminuta momia esquelética, expuso su nueva teoría en la cadena de televisión española Mitele a finales de la semana pasada.

El misterioso “esqueleto de Atacama” de cabeza oblonga de Chile (arriba), según el empresario español que ha pasado una década estudiándolo, puede haber sido alguna vez una pequeña clase de humanoide terrestre: un primo humano que él cree que pudo haber vivido alguna vez en cuevas chilenas. Crédito de imagen: Mitele / Cuarto Milenio

Desde que la momia “alienígena” de 15 centímetros de largo fue extraída de una iglesia abandonada en el pueblo fantasma de La Noria, a 1.500 metros sobre el nivel del mar en el árido desierto de Atacama, se han sucedido las historias sobre el origen del “esqueleto de Atacama”.

Sin embargo, siete expertos en anatomía infantil y antropología sostienen que el esqueleto, apodado “Ata”, no tiene nada de extraño, a pesar de que otras pequeñas momias se han presentado ante el Congreso de México como prueba de vida extraterrestre.

Uno de los expertos calificó la nueva teoría de “absurda” y declaró que “no se basa en pruebas científicas ni en el conocimiento del desarrollo anatómico normal de los bebés”.

La profesora Siân Halcrow, antropóloga biológica de la University of Otago, declaró que “Ata” coincide con el perfil de un esqueleto fetal humano normal y corriente.

Junto a arqueólogos de la Universidad de Estocolmo, en Suecia, expertos en anatomía de la escuela de medicina de Stony Brook, en Estados Unidos, y otros, Halcrow publicó un análisis en 2018 en el que criticaba tanto a los creyentes como a los escépticos del “alien” de Ata.

Halcrow dijo en un comunicado:

“Calculamos la longitud del fémur, y estimamos que el feto habría tenido unas 15 semanas de gestación in-utero, así que muy prematuro.”

Según la evaluación de Halcrow y sus coautores, que incluía la medida de 15 cm de la coronilla a los talones del pequeño Ata, el esqueleto pertenecía probablemente a un feto o un bebé prematuro que murió a los cuatro meses de embarazo.

Aunque los detalles son confusos, se cree que un empresario de Barcelona llamado Ramón Navia-Osorio Villar compró la momia al cazador de tesoros Óscar Muñoz, que se había llevado el cadáver de 15 centímetros de la ciudad fantasma de Atacama en 2003.

Navia-Osorio, cazador y aficionado al fenómeno OVNI desde hace mucho tiempo, encabezó la publicación de un informe sobre el “esqueleto de Atacama” en 2013 a través de la organización OVNI que dirigía: el Institute for Exobiological Investigation and Study (IIEE).

Científicos analizan el pequeño esqueleto de Atacama

Al informe, “The Anthropomorphic Being From Atacama“, le siguió un estudio más exhaustivo y revisado por pares realizado por un equipo de Stanford cinco años después.

Según una evaluación realizada por la antropóloga biológica Siân Halcrow y sus colegas, que incluyó la medida de 15 cm de longitud desde la coronilla hasta el talón del pequeño Ata, el esqueleto probablemente perteneció a un feto o un bebé prematuro que murió menos de cuatro meses de embarazo. Crédito de imagen: Youtube

La investigación de 2018 del equipo de Stanford, sin embargo, fue recibida con una reacción instantánea, ya que muchos cuestionaron los hallazgos y la ética del estudio en sí, criticándolos por trabajar con partes que posiblemente violaron la ley chilena al tomar los restos de Ata.

El estudio de Stanford, publicado en la revista Genome Research, suscitó un debate tan inmediato que los autores emitieron un comunicado defendiéndolo apenas unos días después.

En última instancia, su análisis se mostró escéptico ante cualquier afirmación extraterrestre, argumentando que los genes de Ata eran bastante terrestres y mostraban signos de mutaciones inusuales relacionadas con el enanismo y la escoliosis.

Pero el profesor Halcrow señaló que no había indicios visibles de que tales mutaciones genéticas estuvieran surtiendo efecto -o lo hubieran hecho tan pronto en el desarrollo fetal.

El profesor Halcrow dijo:

“En cuanto al cráneo en particular, es obvio que va a ser más grande en proporción al cuerpo, simplemente por el desarrollo normal de un bebé”.

El cráneo grande y esbelto de Ata, aunque podría parecer el clásico “gris extraterrestre” para una persona normal, no es particularmente inusual para los médicos familiarizados con el desarrollo infantil, como los obstetras, o los estudiosos de la anatomía humana.

El profesor Halcrow comparó las dramáticas dimensiones del cráneo de Ata con réplicas médicas de fetos, denominadas “clones óseos”, y descubrió que ni siquiera los pequeños rasgos faciales de Ata eran inusuales para su edad.

El profesor Halcrow declaró que lo sabía con certeza porque tiene “una serie de clones óseos del periodo intrauterino hasta las 38-40 semanas de gestación: Es decir, a término”.

“El cráneo parece bastante grande en comparación con la parte media de la cara, pero eso forma parte del desarrollo normal”.

El cráneo alargado tendría una explicación

Dado que el cráneo de un feto tiene muchas “fontanelas”, o “puntos blandos”, que permiten el crecimiento del joven cerebro, el profesor Halcrow plantea la hipótesis de que la presión durante el parto prematuro -o incluso los efectos deshidratantes del desierto de Atacama- pueden haber alargado aún más el cráneo de Ata hasta darle su forma aparentemente única.

Pero aunque han pasado más de cinco años desde que la profesora Halcrow y sus colegas internacionales publicaron su crítica, el hombre que adquirió el “esqueleto de Atacama” sigue insistiendo en que Ata no es un humano corriente.

¿Refrito o nueva investigación?

El pasado sábado, en el programa de televisión Cuarto Milenio, Navia-Osorio explicó a los presentadores que Ata podría proceder de una raza extinta de personas diminutas que vivían en cuevas.

Navia-Osorio dijo:

“Eran personas muy pequeñas que vivían en cuevas y sólo salían de noche, de ahí sus extraños ojos almendrados”.

Ramón Navia-Osorio Villar (izquierda), quien ahora posee la misteriosa pero diminuta momia esquelética, dejó caer su nueva teoría en la cadena de televisión española Mitele a fines de la semana pasada. Crédito de imagen: Mitele / Cuarto Milenio

Navia-Osorio dijo a los presentadores de Cuarto Milenio:

“Un amigo nativo de la tribu aymara me contó que estos seres vivían con sus antepasados antes de que llegaran los colonos españoles”.

Desde hace al menos 800 años, e incluso milenios, el pueblo indígena aymara vive en la meseta del Altiplano, en el altiplano andino, en una región ahora dividida entre las naciones sudamericanas de Bolivia, Perú y Chile.

Pequeños humanoides vivían en las cavernas  en los Andes

Navia-Osorio sostiene que estos diminutos habitantes de las cavernas, con aspecto humano, vivieron junto a los aymaras al mismo tiempo que la Edad Media europea.

Primer plano del cráneo del esqueleto de Atacama. Crédito de imagen: Youtube

Navia-Osorio no está de acuerdo con las afirmaciones de los activistas del “movimiento de divulgación” OVNI de Estados Unidos, que produjeron un documental en 2013 en el que afirmaban tener pruebas concluyentes de que Ata era un extraterrestre.

Navia-Osorio dijo a Cuarto Milenio:

“Lo recibimos en la Real Academia de Ciencias de España y allí le hicimos la primera radiografía, con baja radiación para no dañar el ejemplar. Esta criatura no era extraterrestre, era terrestre”.

Navia-Osorio dice que ya durante el análisis preliminar, “empezó a preocuparse”.

Navia-Osorio dijo:

“Ya nos dijeron que no sabían lo que era. La cabeza era muy voluminosa, las manos muy alargadas. No tenía rótulas. La clavícula era más triangular que la de los humanos”.

Hoy tiene una refutación para los científicos, como el profesor Halcrow, que creen que Ata fue una vez un simple feto de 15 semanas.

¿Cómo podía ser un feto si tenía callos en los pies? preguntó Navia-Osorio.

Por ahora, sólo el calor desecante del desierto de Atacama conoce la respuesta.

Sin embargo, como dice Navia-Osorio, este pequeño ser no sería un extraterrestre, sería originario de la Tierra, una especie diferente que habría convivido con las civilizaciones andinas antiguas.

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