La transición entre los fenómenos de El Niño y La Niña podría generar la “tormenta perfecta”, creando temperaturas excepcionalmente cálidas en el océano Atlántico y que podría dar como resultado una de las temporadas de huracanes más brutales de la historia.
Las comunidades de la costa atlántica norteamericana se preparan para otra temporada excepcional de huracanes.
Los ciclones tropicales no sólo se están gestando antes de lo habitual, sino que además están aumentando en número y gravedad a medida que se desarrolla la crisis climática. Este año, es muy posible que los meteorólogos vuelvan a quedarse sin nombres preseleccionados para las tempestades atlánticas.
De hecho, los expertos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) nunca antes habían pronosticado tantas tormentas con nombre.
Según los datos disponibles, la temporada de huracanes en el Atlántico, que suele durar de junio a noviembre con un pico a finales del verano, tiene un 85% de probabilidades de ser excepcionalmente extrema.
Hasta 25 borrascas giratorias podrían tener nombre a finales de año.
Patrones meteorológicos preocupa a científicos
El análisis no predice cuántas de esas tormentas oceánicas tocarán tierra, pero los patrones meteorológicos que se están desarrollando en todo el mundo preocupan seriamente a los científicos.
Ben Kirtman, científico atmosférico de la University of Miami, describe la situación como una “tormenta perfecta”.
Kirtman dijo:
“Estamos asistiendo a un cambio en los patrones climáticos del Pacífico. El Niño, que tiende a aumentar la cizalladura vertical del viento en el Atlántico y suprimir el desarrollo de algunos huracanes, está llegando a su fin.
Aunque estamos en transición hacia La Niña en el Pacífico, las temperaturas oceánicas en el Atlántico siguen respondiendo a El Niño y se han mantenido cálidas. Y ése es el combustible ideal para los huracanes”.
Cada año, la World Meteorological Association utiliza una de las seis listas de 21 nombres que se dan a los ciclones tropicales del Atlántico que presentan vientos con velocidades superiores a 63 kilómetros por hora.
Temporada de huracanes
Si los vendavales de estas tormentas superan los 119 kph (74 mph), pasan a clasificarse como huracanes. Si los vientos superan los 178 kph (111 mph), se declara un huracán mayor de categoría 3 a 5.
Tanto en 2020 como en 2021 se desarrollaron tantos ciclones en el Atlántico norte que los científicos se quedaron sin nombres para ellos antes de que terminara la temporada.
En 2022, se dio nombre a un número medio de ciclones, pero la gravedad de esas borrascas fue tan grande que se convirtió en la tercera temporada atlántica más costosa jamás registrada.
El año siguiente fue la cuarta temporada de huracanes más activa del Atlántico de la que se tiene constancia y, sin embargo, afortunadamente, muchas de esas tormentas de 2023 no tocaron tierra.
En 2024, puede que no tengamos tanta suerte. Los expertos de la NOAA predicen que ese año habrá entre 17 y 25 tormentas con nombre. De esas dos docenas de tormentas previstas, los científicos creen que hasta 13 podrían convertirse en huracanes, incluidos entre 4 y 7 huracanes de gran intensidad.
El intervalo de confianza de estas estimaciones es del 70%, y otras instituciones han establecido cifras similares.
Brian McNoldy, experto en ciclones tropicales de la University of Miami, dijo en un comunicado:
“Quizá podamos agradecer en cierto modo a El Niño la falta de formación de huracanes en el Mar Caribe y el Golfo de México. Pero es probable que eso no se mantenga este año”.
Huracanes de categoría 5
Hace poco, en X, McNoldy señalaba que, desde 1935, sólo cuatro huracanes de categoría 5 (con vientos superiores a 252 km/h) han tocado tierra en EE. UU. Todos ellos procedían de tormentas que no fueron declaradas huracanes hasta tres días antes de tocar la costa.
Predecir qué tormentas con nombre se convertirán en huracanes intensos y tocarán tierra es un trabajo extremadamente complicado, pero es crucial para salvar vidas e infraestructuras.
El año pasado, por ejemplo, el huracán de categoría 5 que azotó Acapulco (México) desafió las predicciones de los meteorólogos y causó estragos.
Los investigadores de la NOAA y de varias universidades estadounidenses se esfuerzan por modificar esos modelos para que puedan predecir mejor tales resultados.
Lynn “Nick” Shay, de la Universidad de Miami, dijo en un comunicado:
“Es como descubrir por qué las galletas de la abuela saben tan bien. Sabemos cuáles son algunos de esos ingredientes. Pero ¿cuáles son las proporciones correctas de los ingredientes? Nadie lo sabe realmente”.
Esta temporada de huracanes, los científicos de la NOAA están probando dos nuevos modelos de previsión de huracanes. Esperemos que esos sistemas funcionen mejor que el año pasado.
[FT: news.miami]
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