En 2013 una noticia sacudió el mundo de los misterios, cuando se anunció el hallazgo de una cripta secreta dentro de Machu Picchu, conteniendo los restos, que podrían ser del mítico emperador inca, Pachacuti.
Aquella afirmación temeraria tenía al ingeniero francés David Crespy, como eje de este importante anuncio.
Según declaró, en su paseo por la inmensa ciudadela se topó sin querer, con una «sólida muralla que en su parte central, presentaba algo extraño. Se trataba de una especie de apertura tapiada por pequeñas rocas, que no se correspondían con las líneas arquitectónicas, del resto de la estructura».
Crespy, creyó adivinar una «enigmática puerta en pleno sector urbano de la ciudadela inca, el edificio de las Tres Portadas». De inmediato se contactó con arqueólogos peruanos, quiénes al principio, parecieron interesados en sus observaciones, aunque luego dejaron de comunicarse con el inquieto estudioso francés. Esto llevó contactara con Thierry Jamin, veterano explorador y oriundo también de Francia, conocido por sus incursiones en la búsqueda del mítico Paititi, y otras ciudadelas perdidas.
Sus años en la selva andina, lo había convertido en una celebridad dentro de ciertos círculos, y rápidamente se plegó a Crespy en su batalla para excavar aquella misteriosa cripta, que ambos creían, pudiera cambiar el destino de Machu Picchu.
Pero esos buenos deseos, fueron interpretados como un intento de saqueo por parte de las celosas autoridades peruanas, teniendo en cuenta la reputación de Jamin, y la ausencia de títulos acreditando su formación académica. Se sucedieron las negativas, y el asunto entró en una zona muerta, plagada de rumores y controversias, hasta el día de la fecha.
Pero para Machu Picchu, aquel escenario era moneda corriente, teniendo en cuenta la historia de su propio descubrimiento. Veamos.
Machu Picchu – La Ciudad de las Nubes
En 1996 llevé a cabo mi primera incursión a Machu Picchu, fue un bautismo andino que jamás olvidé. Me sentí cautivada, pero la incomprensión sobre su realización, parecía desafiar la mente más racional perforando la retina. Sueño vívido, que a cada visitante marcaba a fuego.
Allí, en esas soledades elevadas, buceé en la memoria de su pasado. ¿Quién y cómo habían divisado aquella ciudadela remota, perdida en las brumas del tiempo? La cuestión estaba lejos de ser sencilla. Examinemos algunos datos.
La primera referencia sobre su existencia, la encontramos en un antiguo manuscrito del siglo XVI, y lleva la firma de un cronista español, Diego de Rodríguez de Figueroa, que durante su estancia en Cuzco, escribe sobre Picho (más tarde reconvertido a Picchu), señalada como la tierra de paz. Se dice esta versión fue recogida por Hiram Bingham como uno de los textos vitales, que lo llevaría a redescubrir aquella ciudadela perdida.
Sin embargo, el dato más significativo sobre Machu Picchu, hizo su irrupción en 1983, cuando los catedráticos peruanos Luis Miguel Glave Testino, y María Isabel Remy, dieron a conocer un monográfico sobre las ruinas de Ollantaytambo, donde se menciona el pueblo de Picho, (actual Machu Picchu). Este escrito data en realidad de 1790, aunque se sospecha remonta a 1568, y tiene a los frailes agustinos como sus custodios.
Allí se narra como Pachacuti, ¿1438-1471? (Inca Yupanqui) primer soberano del imperio incaico, conquistó estas tierras, y las utilizó como zona de cultivos, centrado en plantaciones de coca. Esto se atribuye a los altos impuestos exigidos por los españoles, traducidos como pagos tributarios. Muchos historiadores sostienen que Pachacuti, «tomó la quebrada de Picchu para su propiedad particular, como recuerdo y memorial de su campaña de penetración a Vitcos».
Desde este contexto estamos ante una ciudadela real, y sobre todo hacienda particular de Pachacuti.
“Machu Picchu tiene edificios apropiados para residencias del rey y su corte, pero más que todo sus restos monumentales sugieren funciones religiosas. La misma topografía del lugar, con sus peñas y picos cónicos, sus cuevas, vistas de nevados, y situación en una curva cerrada de un cañón impresionante, ofrece una combinación de elementos importantes para la religión de los incas”.
En «La Historia Fantástica de un Descubrimiento», el afamado estudioso peruano Daniel Ruzo, dedica un capítulo a Machu Picchu, donde al referirse a su antigüedad, declara la misma como una construcción prehistórica, desechando a los incas como sus verdaderos constructores.
“En la pequeña meseta, titulada hoy con el nombre de una de sus montañas vecinas, hay dos clases de construcciones, tan diferentes una de otras que es absolutamente imposible unirlas en el tiempo. Pasaron milenios de abandono total entre las primeras y segundas. Los trabajos en la roca natural, los muros megalíticos adosados a la roca, los muros megalíticos de construcciones aisladas, y los muros de finísima piedra que nunca sostuvieron un techo, constituyen importantes trabajos que no tienen ningún punto de contacto con los edificios, muy posteriores, cuyas paredes de pirca de piedra seca son similares a todas las construcciones realizadas por el imperio incaico para alojar a los soldados, en los campamentos militares establecidos por los incas, en el territorio de los pueblos conquistados”.
Ruzo también sostiene Machu Picchu:
“Fue ocupada por una élite con fines religiosos y científicos, dedicada a una ciencia mágica, especialmente astronómica y simbólica. En el siglo XVI, las construcciones que se hicieron fueron para albergar soldados. Tampoco era una ciudad”.
Pero una controversia mayor está apunto de arribar.
Hiram Bingham – Un mormón en tierras andinas
El 24 de Julio de 1911, los titulares mundiales se sorprendieron con el anuncio de una noticia espectacular, cuando el joven explorador norteamericano Hiram Bingham, 1875-1956, reveló el hallazgo en las elevadas cumbres andinas peruanas a Machu Picchu, legendaria ciudadela perdida. Aunque en vida sostuvo su descubrimiento vinculaba con Vilcacamba (último refugio inca durante la invasión colonial), el tiempo demostraría, Bingham ignoraba la topografía registrada era parte de un legado poco conocido, escapando incluso, al conocimiento local. Sus grados académicos incluían enseñanza de historia, en universidades de prestigio como Yale, y Harvard.
Pero su logro, aunque impresionante, rápidamente ganó suspicacia, ya que aquella ciudadela ignota no se debía ciertamente a sus estudios denodados, sino que su suerte se vio recompensada, gracias a la colaboración de Melchor Arteaga un hacendado de la zona, y el joven campesino Pablo Recharte. Una vez en el sitio tras rápida inspección del lugar, derivó en una sorpresa, cuando un nombre garabateado dentro de las ruinas, el de «Lizárraga 1902», marcó el indicio de visitas anteriores.
¿Por qué Agustín Lizárraga ocultó su incursión, y su crédito como verdadero descubridor se vio opacado? ¿Desinterés, falta de recursos, muerte prematura? Debate eterno. Pero no sería la única anécdota sobre el conocimiento oculto de Machu Picchu, como veremos después.
Continuemos con Hiram Bingham. Un factor y de incidencia capital en la vida de Hiram Bingham, es su adhesión al culto mormón. Muchos dirán, cuánta de esta visión influyó en su posterior búsqueda de ciudades perdidas, más allá del eje académico, tan celebrado en su caso.
Lo cierto es que El Libro de Mormón, comparado por su importancia con la Biblia católica, contiene en uno de sus pasajes, sugestiva historia sobre un grupo de sacerdotisas lamanitas, seguidoras del culto de Amulon, en eterna disputa con la tribu rival, los Nephita, quiénes habrían buscado refugio en una ciudad oculta, que no pocos seguidores de esta fe sostienen, es Machu Picchu. Curiosamente, muchos de los cuerpos recuperados dentro de la ciudadela inca, pertenecen a momias femeninas. Pero El Libro de Mormón, contiene secretos que vamos a tratar en otra ocasión, y que apuntan al continente americano, como base de sus operaciones. Nuevamente, antiguas migraciones olvidadas o globalización prehistórica aún en revisión, así como reclamaciones del propio El Libro de Mormón, que incluye tecnología olvidada, y civilizaciones desaparecidas.
El Saqueo de Machu Picchu – Un capítulo vergonzoso
“Encontré las ruinas de una maravillosa y antigua ciudad inca … ahora llamada Machu Pichu, es decir el viejo Pichu. Es tan difícil de acceder que nadie por aquí lo ha visto. Hasta donde puedo descubrir, solo tres peruanos lo han visto (a excepción de unos pocos indios)”. Carta manuscrita escrita por Hiram Biingham, 8 de Agosto 1911, enviada al Dr. JS Keltie, Royal Geographic Society, Londres.
Pocas líneas atrás hablamos como Agustín Lizárraga, dejó registro de su paseo turístico por Machu Picchu, según narrara más tarde, sindicándose como su verdadero descubridor. Sin embargo, esta afirmación alimentando reivindicaciones locales, y de tinte patriótico, puede verse contrariada por una versión explosiva, que pone en jaque a las propias autoridades peruanas. Quién revela esta historia de horror, es Paolo Greer, cartógrafo norteamericano con sede en Alaska, quién en un artículo de 2008 publicado para la revista norteamericana South American Explorer, sostuvo, un ciudadano alemán, «Augusto R. Berns, compró tierras en la década del 1860 frente a las montañas de Machu Picchu, donde construyó un aserradero en su propiedad, dedicándose luego a recaudar dinero de los inversionistas con el objetivo de saquear las ruinas.
Aunque Greer se atribuye este hallazgo polémico, sería Mariana Mould Saravia de Pease, prestigiosa historiadora peruana, quién su libro de 2003, «Machu Picchu, y el Código de Ética de la Sociedad de Antropología Americana», descubrió ésta sucia trastienda, mientras llevaba a cabo investigaciones en la Universidad de Yale.
Allí denunció no solo el nombre de Augusto Berns, sino también, antiguos mapas mostrando la ubicación de Machu Picchu, y lo más grave, «un documento del gobierno peruano fechado en 1887 autorizando al alemán, retirar el tesoro de las áreas que podrían haber incluido a Machu Picchu».
Debemos reconocer que gracias a Mariana Mould Saravia de Pease, Perú llevó adelante sus primeras reclamaciones para que la Universidad de Yale, devolviera los objetos retirados por Hiram Bingham, durante sus exploraciones de 1911 en adelante.
Pachacuti Yupanqui – El que cambia el rumbo de la Tierra
Ante los antecedentes detallados, con expolio incluido, ¿es posible pensar la cripta de Pachacuti (Pachacútec) descanse oculta aún en Machu Picchu, como proponen David Crespy, y Thierry Jamin? ¿Por qué dicen las autoridades peruanas, su cuerpo debe buscarse en Lima?
¿Pero sobre todo, quién fue Pachacuti? Noveno emperador inca, nacido ¿1438? fue bisabuelo de Atahualpa, conocido también como Cusi Yupanqui. Logró extender su imperio más allá de los confines, y «confinó los ríos del Cuzco a los canales de piedra y reconstruyó completamente su capital».
A él se debe la construcción del templo más sagrado del Cuzco, el Coricancha o del Sol. Hizo su centro vital en el valle de Urubamba, edificando una ciudad que llamó Patallacta (Ciudad Alta), para que sirviera de memoria sagrada, y tributo a su reposo. Patallacta sería Machu Picchu. Pachacuti Yupanqui se retiró del mundo en 1871, mismo año que nació Francisco Pizarro. Continuará.
Curiosidades:
En 2014 se anunció dentro de Machu Picchu, el descubrimiento de una antigua carretera inca intercomunicada por un túnel, ramificaciones que se adentran hacia la ciudadela. La noticia dio la vuelta al mundo, y su antigüedad se calcula en 500 años.
Bibliografía
Libros:
- Bingham, H.
La Ciudad Perdida de los Incas. Chile: ZigZag, 1950. (Enlace) - Mould Saravia de Pease.
Machu Picchu, y el Código de Ética de la Sociedad de Antropología Americana. Universidad de Texas: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONCYTEC, 2003 (Enlace) - Rivas, A.
Agustín Lizárraga. El Descubridor de Machu Picchu, 2013. - Ruzo, D.
La Historia Fantástica de un Descubrimiento: Cuernavaca, México: Diana, 1974.
Sites
- Dobson, J.
¿Será finalmente revelada una cámara de tesoros ocultos descubierta en Machu Picchu? (Enlace) - Fasel, A.
Wie der Entdecker zum Hochstapler wurde (Enlace) - Guerra Terra, A.
“Machupicchu 2012: En busca de la Cámara Secreta” ¿Una cámara funeraria con tesoro, en Machu Picchu, Perú? (Enlace) - La Cripta Secreta de Machu Picchu (Enlace)
- Historiadora peruana desmiente que estadounidense descubrió Machu Picchu (Enlace)
- Jamín, T.
Machu Picchu. Descubrimiento. (Enlace) - Agustín Lizárraga (Enlace)
- Mac Quarrie. K.
¿Machu Picchu fue “descubierto” y saqueado 43 años antes de la llegada de Hiram Bingham? (Parte 1-2) (Enlace) - The National Geographic
Machu Picchu (Enlace) - NephyCode
Biblia antigua y libro de las ciudades mormonas – Parte IV (Enlace) - Romero, S.
Debate Rages in Peru: Was a Lost City Ever Lost? (Enlace) - Tunnel over 500 years hidden in the jungle of Machu Picchu (Enlace)
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