En la selva amazónica hay una colina que se extiende sobre casi una hectárea de terreno, se le conoce como Montegrande. Aunque parece una colina como otra cualquiera, esconde reliquias del pasado con una antigüedad superior a los 1.000 años.
Esta colina fue ignorada durante muchos años, pero cuando las poblaciones del Perú fueron extendiéndose y adentrándose en el Amazonas los agricultores comenzaron a edificar sus viviendas sobre ella. Al empezar a cavar, descubrieron fragmentos de antiguas vasijas y pronto comprendieron de qué se trataba de algo más que viejos utensilios.
Fue así como sus hogares se convirtieron en un yacimiento arqueológico. Entonces, para el año 2010 el arqueólogo Quirino Olivera junto a su equipo, comenzaron a cavar en la colina de Montegrande. Y descubrieron que en realidad era una gran pirámide construida por una civilización olvidada del Amazonas.
Teoría del Amazonas vacío
La pirámide de Montegrande es la auténtica prueba de que existieron antiguas civilizaciones que lograron habitar la selva amazónica.
Sitio arqueológico de Montegrande, Perú. Crédito: Quirino Oliveria Nuñez / Facebook
Cuando los españoles llegaron a Sudamérica, escribieron numerosas historias que hablaban sobre ciudades inmensas en el Amazonas, llenas de cultivos y que albergaban enormes flotas de embarcaciones.
Pero a la vista de las personas, eran historias fantasiosas, ya que no había ninguna prueba de que fuera real. Las pequeñas evidencias arqueológicas que se encontraban, daban a entender que nadie pudo haber permanecido tanto tiempo en el Amazonas como para llegar a construir un hogar estable.
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Sin embargo, un descubrimiento como el de Montegrande podría cambiar la historia. Pues, ahora se cree que podrían haber vivido más de 5 millones de personas en el Amazonas. Personas que, al día de hoy, su modo de vida y cultura han sido completamente olvidados para la historia.
Una sociedad avanzada pero olvidada
Representación de una antigua ciudad en la selva amazónica. (Pinterest)
Según los hallazgos arqueológicos, las personas que construyeron Montegrande, eran una sociedad avanzada, ya que no se limitaron a construir una de una pirámide para luego marcharse. Su construcción comenzó en torno al año 1000 a. C, y posteriormente se afectaron reformas y reconstrucciones al menos en ocho ocasiones. Según los estudios realizados, antes de que aquel imperio llegase a su fin, llevaban viviendo en la zona más de 1.000 años.
Para entonces estaban construyendo muros para proteger a su pueblo, edificios oficiales desde donde gobernarían sus reyes, también construyeron viviendas a lo largo de la orilla del río y tenían una elaborada región propia. Además de que formaron parte de las redes comerciales que se extendían hace milenios a lo largo de lo que ahora es Perú.
El templo espiral: su forma de adoración
En la cima del montículo se encuentra un espiral de rocas, tal vez asemejando la forma de una caracola. Al llegar al centro, se puede apreciar que sus habitantes pasados encendían hogueras, probablemente fuegos sagrados empleados con algún propósito religioso.
Los arqueólogos también han encontrado cucharillas y morteros con restos de semillas de vilca alucinógenas. Lo cual da razones para creer que en sus rituales religiosos se consumían sustancias alucinógenas, tal vez por esto la fascinación por las espirales. Cuando una persona ingiere semillas de vilca puede llegar a tener alucinaciones con luces y destellos que adoptan la forma de un espiral.
El antiguo Yacimiento arqueológico de Montegrande en Perú. Cortesía: Arqueología del Perú
Puede que sea esto lo que los sacerdotes que viven en Montegrande consumieran para tener alguna visión divina, y que dichas alucinaciones cambiaran aquella cultura por completo. Entre los restos de la civilización se pueden encontrar caracolas diseminadas por todas partes. Honraban a sus muertos cubriéndolos con ellas y la forma de espirales se encuentran en todos los aspectos de su sociedad.
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El señor de las caracolas
A más de un kilómetro de Montegrande, los arqueólogos encontraron una segunda pirámide, pero en esta se hallaron restos de 22 niños. Posiblemente estos niños fueron llevados allí enfermos con la esperanza de que los chamanes los curaran, pero terminaron convirtiéndose en sacrificios humanos.
Esqueleto y caracolas hallados en el yacimiento arqueológico de Montegrande en Perú. Cortesía: Fomento a la Inversión Privada y Turismo – Jaén
Junto a todos estos restos se encuentran también los huesos del sacerdote que los sacrificó, al que los arqueólogos llaman “El señor de las caracolas“. Murió hace unos 2.800 años, fue enterrado con su cuerpo cubierto desde la cabeza a los pies con 180 caracolas. Y su rostro miraba hacia el este, por dónde nace el Sol.
Desconocemos el resto de la historia de esta civilización, qué los llevó a vivir a la selva amazónica y por qué acabaron desapareciendo. Pero ahora, sabemos que hubo un pueblo que colonizó el Amazonas y que estuvo los últimos 2.000 años en el olvido.
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