Un modelo matemático ha sugerido que es posible viajar en el tiempo sin paradojas que pongan en riesgo nuestra existencia o la del universo.

Dos matemáticos afirman que la inconsistencia lógica que se cree que reside en el corazón del viaje en el tiempo no existe y, por lo tanto, es teóricamente posible que uno pueda viajar atrás en el tiempo y cambiar la realidad. Desafortunadamente, los viajeros en el tiempo pueden encontrar los resultados frustrantes.

Si el tiempo es simplemente la cuarta dimensión, entonces es natural preguntarse por qué no podemos atravesarlo.

Germain Tobar, estudiante de la Universidad de Queensland, dijo en un comunicado:

“La teoría de la relatividad general de Einstein predice la existencia de bucles de tiempo o viajes en el tiempo, donde un evento puede estar tanto en el pasado como en el futuro de sí mismo, teóricamente dando vuelta al estudio de la dinámica”.

Acabando con la paradoja del abuelo

Muchos se han apresurado a señalar la llamada «paradoja del abuelo» como una razón por la que estos viajes no pueden ocurrir. Si un viajero en el tiempo impide que sus abuelos se reúnan, nunca existirán y, por lo tanto, nunca podrán evitar el encuentro. Numerosos escritores de ciencia ficción han hecho que sus viajeros en el tiempo bailen alrededor del problema, cambiando cuidadosamente las cosas solo de manera que no impidan su viaje.

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Tobar adoptó las ecuaciones que creó Einstein para describir estos ciclos de tiempo. En Classical and Quantum Gravity, él y su supervisor, el Dr. Fabio Costa, muestran que se pueden resolver para que los viajeros en el tiempo puedan hacer cambios no triviales.

Costa dijo:

“Digamos que viajó en el tiempo en un intento de evitar que el paciente cero de Covid-19 se exponga al virus. Sin embargo, si evitara que esa persona se infecte, eso eliminaría la motivación para regresar y detener la pandemia en primer lugar”.

Las soluciones de la pareja implican que el universo se ajustaría. Aunque el modelo que describen en su artículo implica un mundo simplificado donde la causa y el efecto están representados por bolas de billar que rebotan entre sí, sugieren que los entornos humanos más complejos operan de la misma manera.

Tobar dijo en un comunicado:

“En el ejemplo del paciente cero con coronavirus, podría intentar evitar que el paciente cero se infecte, pero al hacerlo, contraerá el virus y se convertirá en paciente cero, o alguien más lo hará”.

Aunque podrías cambiar la historia, solo sería de tal manera que sigas existiendo y quieras hacer ese viaje, evitando cualquier paradoja.

¿Con un agujero de gusano?

De manera similar, Tobar dijo que si una persona intentara lanzarse a un agujero de gusano para viajar en el tiempo podría fallar ligeramente, dañando un ojo en el proceso, que sería la razón por la que no podría apuntar al agujero con precisión.

El ejemplo de la pandemia puede hacer que los posibles viajeros en el tiempo se pregunten si el viaje vale la pena. Tobar reconoce esto, pero argumenta que los cambios podrían ser impredecibles, pero aún así podrían no ser triviales.

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Si es posible viajar en el tiempo, podríamos preguntarnos, en una versión de la paradoja de Fermi, por qué los viajeros del futuro no nos han visitado, ni siquiera para presentarse en eventos a los que fueron invitados específicamente.

Tobar dijo:

“Si bien el viaje en el tiempo es lógicamente posible, podría haber más restricciones. Alternativamente, los eventos se reajustan en torno a cualquier cosa que pueda causar una paradoja para que la paradoja no suceda, por lo que tal vez alguien realmente regresó pero no se corrió la voz”.

En lugar de un encubrimiento dirigido por el gobierno, como insisten los teóricos de la conspiración, las leyes de la física podrían estar ocultando la verdad.

Tobar agregó que este trabajo no proporciona orientación sobre cómo viajar en el tiempo. No obstante, podría resultar útil de otras formas. La búsqueda de la gravedad cuántica, la teoría que unificaría la relatividad general y la mecánica cuántica, es el santo grial de la física moderna.

El estudio científico ha sido publicado en Classical and Quantum Gravity.

Vía: The University of Queensland