Aunque el telescopio espacial Kepler ya no se encuentre operativo, logró detectar en sus últimos días algo inusual en una supernova.
Luego de que Kepler fallara, los astrónomos realizaron una serie de notables hazañas de ingeniería para conseguir los últimos vistazos del telescopio, y que sin duda contribuirán demasiado a la ciencia.
Un equipo de astrónomos, incluido el Dr. Brad Tucker de la Australian National University, decidieron darle un último uso diferente a Kepler, que anteriormente había tenido como misión encontrar exoplanetas.
Los científicos decidieron apuntar a regiones del cielo llenas de aproximadamente 10.000 galaxias, con el objetivo de encontrar supernovas lo suficientemente brillantes para ser vistas desde la Tierra.
Mirando una supernova
El 4 de febrero, Kepler vio los primeros signos de una supernova en una galaxia ubicada a 170 millones de años luz de distancia. La mayoría de las supernovas tipo Ia, del tipo que vio el propio Kepler, tardan tres semanas en alcanzar el brillo máximo, pero esta, llamada SN 2018oh, tuvo un brillo tres veces más rápido al principio de su ciclo.
Las supernovas de tipo Ia son causadas por interacciones entre enanas blancas y estrellas compañeras.
Tucker dijo en un comunicado:
En el caso de SN 2018oh, es posible que la onda de choque de la enana blanca explosiva chocara con la estrella compañera, creando un halo extremadamente caliente y brillante que explica el brillo y el calor adicionales que observamos”.
De acuerdo a Tucker, los datos de Kepler solo se descargan cada tres meses, sin embargo los telescopios terrestres también apuntaron a las mismas partes del cielo. Justamente, la combinación del seguimiento de Kepler con lo realizado por los telescopios de Chile y Hawaii permitió realizar este descubrimiento.
Las supernovas nos ayudan a entender el universo, pero los eventos de Tipo Ia son mucho más significativos. Durante los picos la consistencia del brillo de estos eventos nos permite medir la distancia existente hasta sus galaxias anfitrionas.
La supernova SN 2018oh permitirá que comprendamos mejor estos eventos y calculemos mejor las distancias existentes en el universo.
Los descubrimientos han permitido la realización de tres estudios científicos, publicados en The Astrophysical Journal y Astrophysical Journal Letters.
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