La vida microscópica existe en todas partes, incluso flotando en el cielo y lloviendo en grandes cantidades; según un reciente estudio realizado por investigadores de Canadá, EE.UU. y España.
Los hallazgos del estudio determinaron que por cada metro cuadrado podrían ser depositados la increíble cantidad de 800 millones de virus. Ahora calculen la impresionante cantidad que podría existir en una ciudad.
Curtis Suttle, autor del estudio y virólogo de la Universidad de Columbia Británica, ha estimado la preocupante relación de 25 virus por cada persona en Canadá, según lo dijo en un comunicado.
Durante mucho tiempo los microbiólogos han intentado averiguar como los virus casi idénticos logran terminar en rincones opuestos de la Tierra. Por lo que sabemos, los virus y bacterias pueden adherirse a las partículas en aerosol, o en el polvo expulsado por los desiertos, y hasta en moléculas orgánicas de aerosol en los océanos. Es así como pueden ser transportados aprovechando las corrientes del sistema de circulación atmosférica global por encima de la planetary boundary layer (PBL) (o capa límite planetaria, en español); que es una porción que se encuentra a una altitud de 1.000 a 16.000 metros.
Pero existe un inconveniente, la composición de la vida microbiana que se distribuye pro el aire seco y húmedo aún no ha sido investigada apropiadamente, principalmente con los virus.
Para evitar la contaminación de las partículas que circulan dentro del PBL, los investigadores colocaron sus colectores de muestras en plataformas en las montañas de Sierra Nevada de España, en los sitios 2.9 y 3 kilómetros (9.500 y 9.840 pies, respectivamente) sobre el nivel del mar. El material depositado fue recogido todas las semanas o cada dos semanas durante dos años. Para rastrear el origen de los microbios recuperados, los autores utilizaron un modelo informático bien establecido que mapea continuamente el movimiento de las masas de aire.
El experimento indicó que un máximo de 7 mil millones de partículas de virus pueden caer por día bajo ciertas condiciones. Se eliminan más virus de las masas de aire que transportan aerosoles marinos más pequeños (<0,7 micrones) que los aerosoles terrestres, y la lluvia no parece afectar las tasas. Por el contrario, la deposición bacteriana fue mayor durante los días de lluvia o eventos de movimiento de aire con partículas más grandes (> 0.7 micras), particularmente polvo sahariano. Las tasas de deposición viral fueron de 9 a 461 veces más altas que el rango de bacterias.
Debido a que los virus son mucho más pequeños que las bacterias, no es sorprendente que puedan compartir el viaje con moléculas oceánicas y gaseosas más livianas en comparación con los sedimentos más pesados de la Tierra necesarios para transportar bacterias. Sin embargo, la observación es importante ya que confirma los hallazgos de otras investigaciones que sugieren que las partículas virales pueden permanecer en la atmósfera por más tiempo y potencialmente viajar más lejos.
«Aproximadamente hace 20 años comenzamos a encontrar virus genéticamente similares que están presentes en entornos muy diferentes en todo el mundo», dijo Suttle. «Esta preponderancia de virus de residencia larga que viajan por la atmósfera probablemente explica por qué: es bastante concebible que un virus se arrastre a la atmósfera en un continente y se deposite en otro».
El estudio científico ha sido publicado en International Society for Microbial Ecology Journal.
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