Cuando un asteroide amenaza con impactar en la Tierra, un grupo de héroes generalmente se abalanza para salvar el día mediante la detonación de la enorme roca espacial en fragmentos.
Pero en realidad, explotar un asteroide del tamaño de una ciudad puede requerir más poder de lo que se pensaba, según un nuevo estudio.
Los científicos habían usado previamente modelos de computadora para estimar el impacto necesario para destruir con éxito un gran asteroide. Sin embargo, un nuevo modelo de otro equipo de investigadores llegó recientemente a una conclusión diferente al agregar una variable que omitió un modelo anterior: la rapidez con que las grietas se propagarían a través de un asteroide después de haber sido golpeado.
Más «duros de matar»
Lo sentimos Bruce Willis. Al observar más de cerca los cambios a pequeña escala en la estructura del asteroide, los investigadores desarrollaron una imagen más clara de lo que sucedería después de un impacto. Su nuevo modelo sugiere que la gravedad podría ayudar a que el asteroide se mantenga unido incluso después de una explosión poderosa y que se necesitaría más energía para romper el objeto y destruirlo.
Charles El Mir, investigador de la Whiting School of Engineering de la Johns Hopkins University en Baltimore, y autor principal del estudio, dijo en un comunicado:
Solíamos creer que cuanto más grande es el objeto, más fácilmente se rompería, porque es más probable que los objetos más grandes tengan fallas. Nuestros hallazgos, sin embargo, muestran que los asteroides son más fuertes de lo que solíamos pensar”.
Para su modelo de computadora, El Mir y sus colegas utilizaron el mismo escenario que en modelos anteriores creados por otros investigadores: un asteroide objetivo que mide aproximadamente 25 kilómetros de diámetro es golpeado por un objeto con un diámetro de aproximadamente 1 km viajando a 18.000 km / h.
El nuevo modelo
Los cálculos de estudios anteriores indicaron que un impacto de tan alta velocidad pulverizaría el objetivo. Pero cuando los investigadores probaron el nuevo modelo, vieron un resultado diferente. Aunque el asteroide objetivo resultó gravemente dañado, su núcleo se mantuvo unido, informaron los científicos en el estudio.
Su simulación separó lo que sucedió después del impacto en dos etapas: segundos después del impacto y horas después. Inmediatamente después de que el asteroide sea golpeado, millones de grietas se irradiaron hacia adentro, con el modelo prediciendo dónde y cómo se propagarían a través del cuerpo del asteroide.
Pero el asteroide no se rompió. En cambio, a lo largo de las horas que siguieron, el tirón gravitatorio de su núcleo dañado reunió los fragmentos rocosos alrededor del núcleo, lo que resultó en un asteroide que estaba fragmentado pero no completamente destruido, informaron los autores del estudio.
Kaliat Ramesh, profesor de ingeniería mecánica en la Whiting School of Engineering de la Johns Hopkins University, dijo en un comunicado:
Si bien los grandes impactos de asteroides en la Tierra son excepcionalmente raros, modelos de computadora como estos pueden ayudar a los científicos a planear cómo podríamos defendernos contra proyectiles potencialmente devastadores en el futuro.
Necesitamos tener una buena idea de lo que deberíamos hacer cuando llegue ese momento. Esfuerzos científicos como este son críticos para ayudarnos a tomar esas decisiones”.
Los hallazgos de la investigación serán publicados en la edición del 15 de marzo de la revista Icarus.
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