Un equipo de investigadores descubrieron una biósfera oculta que prospera en las profundidades extremas del desierto de Atacama, en el norte de Chile. Se trata del desierto más árido y abrasador del mundo, donde el sol pega con fuerza y la vida parece inverosímil.
Los investigadores descubrieron un grupo de bacterias resistentes que prosperan en el Valle de Yungay, extremadamente seco. Esta comunidad microbiana está completamente aislada del mundo de la superficie.
Los autores del estudio indicaron:
“Hasta donde sabemos, este es el estudio microbiano más profundo y el mayor descubrimiento de vida microbiana en suelos del desierto de Atacama hasta la fecha”.
Extracción de muestras
Las formas de vida superiores luchan por sobrevivir en las condiciones superáridas del desierto de Atacama. A pesar de la dureza del entorno, la vida microbiana prospera en el suelo salino y rico en sulfatos del desierto. Estas condiciones proporcionan un entorno único para la vida de algunos tipos de microorganismos.
La parte superior del perfil del suelo muestreado. Crédito de imagen: Dirk Wagner, GFZ-Potsdam
Anteriormente se habían documentado microbios en la región desértica hasta profundidades de 80 centímetros. El comunicado de prensa señalaba que “se cree que los primeros 80 centímetros de suelo son un posible refugio de la dura luz ultravioleta, un lugar donde podría encontrarse algo de agua”.
Sin embargo, los investigadores se han preguntado si los microbios podrían sobrevivir en capas más profundas del suelo. Para examinarlo, Dirk Wagner y sus colegas recogieron muestras de suelo subsuperficial profundo en la zona del desierto del Valle de Yungay.
Para descubrir esta biosfera oculta, los investigadores utilizaron un novedoso procedimiento de extracción que garantizaba que el ADN recuperado procedía de organismos vivos.
Descubrieron que la vida microbiana se extiende desde una profundidad de 2 hasta al menos 4 metros por debajo de la superficie del desierto.
Tipos de microbios encontrados
Los microbios del filo Firmicute predominaban en los 80 cm superiores de los sedimentos de la playa. Por debajo de los 200 cm, se observó una población microbiana distinta, dominada por Actinobacteria.
El equipo encontró bacterias del filo Firmicutes, que son resistentes al alto contenido en sal y prosperan con menos oxígeno. Se sabe que las Actinobacterias viven en condiciones muy duras, como en el Ártico y otros hábitats salinos.
Imagen de microscopio electrónico de barrido de Actinobacteria. Crédito de imagen: Graham Beards / Wikimedia Commons
¿Cómo sobreviven los microbios a estas profundidades?
Durante el análisis genético de las comunidades microbianas, algunas bacterias mostraron similitudes genéticas con dos especies concretas: Geodermatophilus pulveris y Modestobacter caceresii. Ambos tipos de bacterias pertenecen al filo Actinobacteria.
Los autores han sugerido que esta comunidad de bacterias [Actinobacteria] podría haber colonizado el suelo hace 19.000 años, “antes de ser enterrada por los depósitos de la playa, y plantean la hipótesis de que la comunidad podría continuar hacia abajo durante una distancia indefinida, representando una biosfera profunda desconocida hasta ahora bajo suelos desérticos hiperáridos”.
Pero, ¿cómo podría prosperar esta colonia microbiana a profundidades tan extremas? El equipo sugiere que lo hacen obteniendo agua del yeso mineral.
Las implicaciones de este descubrimiento se extienden mucho más allá de la Tierra. El desierto de Atacama se asemeja a un paisaje marciano por su terreno estéril y sin vida.
Pero existe una tentadora posibilidad bajo el suelo marciano: los depósitos de yeso, similares a los descubiertos en Atacama, podrían proporcionar agua para la vida microbiana.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista PNAS Nexus.
Fuente: phys.org
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