Una obra de arte rupestre del remoto pasado ha demostrado que los humanos convivieron con verdaderos “gigantes” de la Edad de Hielo hace 12.600 años en el Amazonas.
Un nuevo análisis de las actividades humanas en dos yacimientos prehistóricos de la Amazonia colombiana ha revelado que la población ya estaba establecida en la región hace unos 13.000 años. Mediante el estudio de las capas del suelo, los investigadores pudieron desentrañar la historia a largo plazo de ambos asentamientos, indicando que los antiguos habitantes empezaron a producir arte rupestre hace más de 10.000 años y, finalmente, se dedicaron a la agricultura unos ocho milenios más tarde.
Mark Robinson, arqueólogo de la University of Exeter y autor del estudio, dijo en un comunicado:
“El poblamiento de Sudamérica representa una de las grandes migraciones de la historia de la humanidad, pero su llegada al bioma amazónico ha sido poco conocida. Nuestras recientes excavaciones, sin embargo, ayudan a llenar este vacío, no sólo datando su llegada mucho antes de lo que se entendía anteriormente, sino también proporcionando nuevas perspectivas sobre sus vidas y trayectorias históricas durante el Holoceno”.
Descubiertos por primera vez por Robinson y su equipo durante el trabajo de campo realizado en 2017 y 2018, los dos refugios rocosos forman parte de una serie de asentamientos dentro de la región de la Serranía La Lindosa, en el borde del Amazonas. Fue aquí donde los investigadores encontraron una de las mayores colecciones de arte rupestre prehistórico del mundo, que cubre un tramo de 13 kilómetros de pared rocosa.
Obra de arte ancestral en la Amazonía
Las obras, pintadas en ocre rojo, representan a algunos de los megafauna desaparecidos que habitaron la región durante la Edad de Hielo, como mastodontes y perezosos gigantes. Sin embargo, hasta ahora se sabía poco sobre lo que ocurrió en el yacimiento durante los miles de años que estuvo en uso.
Tras estudiar la distribución de herramientas de piedra, carbón vegetal y restos de comida en distintas capas del suelo, los investigadores pudieron identificar cuatro oleadas de actividad. La primera de ellas corresponde al Pleistoceno tardío y Holoceno temprano, de hace unos 12.600 a 10.000 años.
En estas capas se encuentran evidencias de la molienda de ocre rojo, lo que sugiere que la práctica de pintar las paredes comenzó con los primeros habitantes de la Serranía La Lindosa.
La Dra. Jo Osborne, arqueóloga de la University of Exeter dijo:
“Todos los abrigos rocosos muestran pinturas en ocre de las primeras ocupaciones, lo que indica que aquellos pioneros también estaban registrando y dando sentido a este nuevo mundo que encontraron”.
En su escrito, los investigadores afirman que estas pinturas primigenias “bien podrían registrar los orígenes de una cosmovisión amazónica y una forma de ver y vivir en el mundo”. Basándose en los restos de animales presentes en el yacimiento, los autores también pudieron discernir que los primeros ocupantes comían pirañas, capibaras, serpientes, cocodrilos, caimanes y tortugas, entre otras especies.
Presencia humana en la Amazonía hace miles de años
Las fases posteriores de ocupación se dataron entre el Holoceno temprano y medio (hace 9.500-5.900 años), el Holoceno tardío inicial (hace 4.100-3.700 años) y el Holoceno tardío (hace 3.000-300 años). Sólo durante esta última fase identificaron los autores del estudio la presencia de Tierra Oscura Amazónica, un tipo de suelo superrico cultivado por los antiguos agricultores de toda la región amazónica.
Curiosamente, los abrigos rocosos parecen haber sido abandonados durante miles de años a mediados del Holoceno, entre hace unos 6.000 y 4.000 años. “La razón de este abandono no está clara en la actualidad”, escriben los autores, que también explican que se sabe que se produjeron abandonos similares en otros yacimientos amazónicos durante este periodo.
Resumiendo las conclusiones del equipo, el autor del estudio, José Iriarte, de la University of Exeter, afirma:
“Los resultados establecen firmemente que la ocupación humana de la Serranía La Lindosa comenzó a finales del Pleistoceno, hace unos 12.600 años, y continuó hasta el siglo XVII.
El excepcional número de abrigos rocosos encontrados en la región con evidencias de habitación humana sugiere que esta zona era un paisaje atractivo para grupos de forrajeadores, donde podían acceder a bosques tropicales dominados por palmeras, sabanas y recursos fluviales”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Quaternary Science Reviews.
Fuente: University of Exeter
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