La detección de una señal proveniente del espacio ha sido catalogada como “demasiado extraña” por los científicos, quiénes se preguntan cuál es la fuente de estas “transmisiones”: ¿causadas por colosales objetos celestes, como magnetares, supernovas o agujeros negros, o por una civilización alienígena en los más altos niveles de la escala de Kardashev?
Un parpadeo
Desde que se descubrió la primera ráfaga rápida de radio (fast radio burst o FRB) en 2007, los científicos se han apresurado a comprender los inusuales destellos de ondas de radio que emanan de lugares extremadamente distantes.
Algunas de estas señales parpadean a intervalos asombrosamente regulares, mientras que otras emiten destellos extremadamente potentes de una sola vez, iluminando las antenas parabólicas terrestres como un árbol de Navidad durante apenas milisegundos.
Algunas FRB emiten tanta energía en una fracción de segundo como el Sol en varios días. Una señal que asombró a los astrónomos a principios de este año llevaba emitiendo pulsos cada 20 minutos al menos desde 1988.
Y aunque los científicos aún sólo pueden aventurar qué hay detrás de ellas, la última ráfaga de radio rápida que se acaba de descubrir no hace sino aumentar el misterio y poner de relieve lo mucho que aún nos queda por aprender sobre este fenómeno celeste.
SETI investiga la señal
Como se detalla en un nuevo estudio publicado esta semana en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, los investigadores detectaron una ráfaga “nunca antes vista” bautizada como FRB 20220912A utilizando el Allen Telescope Array del SETI Institute, un conjunto de 42 antenas que se extienden a lo largo de las montañas Cascade en California.
A lo largo de dos meses, el equipo detectó 35 estallidos procedentes de una única fuente. A diferencia de otras FRB que se repetían a lo largo del tiempo, el equipo observó que la señal disminuía en la frecuencia central de las ráfagas, algo así como un “silbido celestial”, como informa CNN.
A pesar de sus esfuerzos, el equipo no fue capaz de detectar una sincronización regular entre cada una de las explosiones.
Por extraño que resulte, los hallazgos podrían ayudar a los científicos a tener una mejor idea de dónde buscar más señales como ésta.
Sofia Sheikh, investigadora del SETI Institute y autora principal del estudio, dijo en un comunicado:
“Este trabajo es apasionante porque confirma las propiedades conocidas de las FRB y descubre otras nuevas”.
Los científicos siguen buscando una fuente detrás de estos FRB. Una teoría popular que algunos han planteado desde entonces es que estas señales podrían ser liberadas por los restos extremadamente magnetizados de una estrella colapsada que podría estar emitiendo estas ondas de radio como un faro cósmico.
Sheikh agregó:
“Estamos reduciendo el origen de los FRB, por ejemplo, a objetos extremos como los magnetares, pero ningún modelo existente puede explicar todas las propiedades que se han observado hasta ahora”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Fuente: CNN
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