En el corazón de la apacible Taylorsville, Ohio, se gestó un asombroso relato que desafía nuestra comprensión de la realidad. En las crónicas del New York Herald, el historiador William Alexander Taylor narró un evento asombroso ocurrido la noche del 5 de abril de 1873, protagonizado por el granjero Thomas Inman. Este episodio, quizás uno de los primeros encuentros cercanos del tercer tipo, teje una trama sorprendente y desconcertante.

El Reporte Original:

Primero, veamos el reporte original del New York Herald:

ZANESVILLE, Ohio, 5 de abril de 1873.

AL EDITOR DEL HERALD:–

Un fenómeno de lo más extraordinario fue observado cerca del pueblo de Taylorsville, a pocas millas de esta ciudad. Hace aproximadamente una semana, el Sr. Thomas Inman, de quien su reportero puede dar fe como un respetable granjero de incuestionable verdad y veracidad, relató la circunstancia al escritor, y junto con su hijo, quien también fue testigo ocular, está dispuesto a prestar juramento sobre la veracidad de esta declaración.

Una noche, hace unas dos semanas, mientras el Sr. Inman y su hijo, un hombre joven, regresaban a su casa desde Taylorsville, vieron una luz que ellos describen como un “montón de maleza ardiendo”, cerca del cenit, descendiendo rápidamente hacia la tierra, con un fuerte estruendo. Golpeó el suelo en la carretera a poca distancia de ellos. El objeto llameante parpadeó y llameó durante unos instantes y luego se desvaneció en la oscuridad, mientras un hombre vestido con un traje completo de negro y portando una linterna salía de él. El hombre caminó unos pasos y subió a una calesa, que no había sido observada antes ni por el señor Inman ni por su hijo. El vehículo sobrenatural no llevaba caballo, pero apenas se sentó el hombre, empezó a correr, silenciosamente pero a gran velocidad, a lo largo de la carretera, y así continuó hasta que llegó a un barranco escarpado, en el que se precipitó, cuando la calesa, el hombre y el farol desaparecieron de repente tan misteriosamente como habían llegado.

Este fenómeno es ciertamente extraordinario e inexplicable, y parece más el capricho de un cerebro enloquecido que otra cosa. Pero tanto el señor Inman como su hijo, que son hombres sobrios y no dados a nociones supersticiosas, coinciden exactamente en sus afirmaciones y sostienen que son estrictamente ciertas. Si se trató de una ilusión óptica, superinducida por un meteoro o una “linterna de Jack”, ¿no es extraño que las mismas apariencias fantasiosas pudieran conjurarse en las mentes de dos hombres al mismo tiempo? He aquí una oportunidad para que los científicos expliquen las ilusiones ópticas fantásticas y otras ilusiones y delirios que siguen la estela de, y son sugeridos por, alguna visión o suceso extraño e inesperado.

W. A. Taylor.

¿Un encuentro cercano?

Crédito de imagen: depositphotos.com

El relato se desarrolla mientras Inman y su hijo caminan de regreso a su hogar desde Taylorsville. De repente, una luz deslumbrante se precipita del cielo hacia la tierra. La luz, después de titilar y danzar en el aire, se desvanece, revelando la figura de un hombre vestido de negro que emerge de la oscuridad, portando una linterna.

Lo extraordinario no se detiene ahí. Este misterioso hombre, sin la compañía de un caballo, se encarama a un vehículo invisible y comienza a correr a lo largo de la carretera con una velocidad sorprendente, desapareciendo en un barranco como si se hubiera fundido con las sombras de la noche.

William Taylor, al relatar este suceso en el Herald, expresó sus dudas sobre la credibilidad de la historia. Sin embargo, la originalidad del evento y la inclusión de elementos tan peculiares como un vehículo sin caballo y una entidad emergiendo de una luz mística generan un aire de intriga irresistible. ¿Cómo podríamos interpretar este relato en el contexto de una era donde la ciencia ficción aún no había alcanzado las cotas de popularidad que conocemos hoy?

Investigación

El reconocido investigador Chris Aubeck, emprendió un viaje a Zanesville para adentrarse en este enigma del siglo XIX. Su colaboración con la entusiasta Kay Massingill desató una investigación que no solo buscaba verificar la autenticidad de este relato, para lo que tuvieron que indagar en las vidas de los protagonistas, Thomas Inman y William Taylor.

La conexión genealógica entre Inman y Taylor arrojaron luz sobre el asunto. Existieron realmente. En comunidades históricas pequeñas, la invención de testigos ficticios se vuelve menos plausible debido a la cercanía entre los residentes. Aubeck, considera que esta autenticidad da al relato un peso adicional.

El análisis de Aubeck no se limita a la autenticidad histórica, sino que se sumerge en la simbología del relato. ¿Podría la “pila de maleza ardiente” ser interpretada como una nave similar a las descritas en las novelas de ciencia ficción de la época? La idea de naves extraterrestres y encuentros con seres de otros mundos parece pertenecer más a la era moderna, pero este relato del siglo XIX plantea preguntas fascinantes sobre la percepción y comprensión de lo inexplicable en tiempos pasados.

Un vehículo imposible

Crédito de imagen: depositphotos.com

El vehículo sin caballo, otro elemento intrigante de la historia, llevó a Aubeck a examinar la tecnología de la época. En 1873, los automóviles no eran comunes, y la idea de un vehículo que se moviera sin caballos podía considerarse tan fantástica como la propia historia. Aubeck exploró detalladamente los registros periodísticos de la década de 1860 y 1870, buscando referencias a vehículos sin caballos y analizando si la sociedad de la época estaba familiarizada con tales conceptos.

¿Una inocentada?

Sin embargo, la investigación de Aubeck presentó un giro intrigante: la carta de Taylor fue publicada el 8 de abril, con la descripción de “hace una semana”, que podría corresponder al 1 de abril, conocido como el “April’s fools” en el mundo anglosajón, algo similar a nuestro “Día de los Inocentes”. Aubeck planteó la posibilidad de que esta fecha señale una broma o engaño. ¿La conclusión?

“Mi conclusión final con respecto a este punto es que el propio New York Herald probablemente no perpetró un engaño intencionado porque le dieron a la carta un título que invitaba al escepticismo. Podrían haber puesto ‘Fenómeno extraño cerca de Taylorsville’ o ‘Obrero local ve una entidad sobrenatural’ pero no. Lo titularon «Very like a Whale» (Muy parecido a una ballena). La frase proviene de Shakespeare, un diálogo entre Hamlet y Polonius. (…) La expresión se ha utilizado en repetidas ocasiones para expresar escepticismo. Si el periódico hubiera querido gastar una broma, probablemente lo habría hecho siete días antes con un titular menos transparente”.

AUBECK, Chris, 1873: El Hombre de Negro de Taylorsville, publicado en: El Ojo Crítico, febrero 2020

En la búsqueda de respuestas, Aubeck y Massingill entrevistaron a residentes locales, exploraron registros históricos y trataron de determinar el lugar probable del avistamiento. Su enfoque meticuloso, destaca la dedicación de los investigadores que buscaron entender no solo los hechos, sino también la narrativa cultural que subyace en estos eventos.

Nuestra compañera Sonia Gupta del canal AEnigma, indaga en este caso junto a otros muchos en su exposición de un extenso iceberg sobre conceptos ufológicos que puedes ver en el siguiente video:

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Crédito imagen de portada: depositphotos.com