Una serie de misteriosas luces parpadeantes en Venus tienen desconcertados a los científicos, quienes inicialmente pensaron que eran relámpagos, pero podrían ser algo totalmente distinto.
Como se detalla en un estudio publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Planets, investigadores de la Arizona State University (ASU) han sugerido que los destellos de luz detectados durante las misiones a Venus podrían no ser relámpagos, como algunos científicos han postulado, sino decenas de miles de meteoritos ardiendo en su atmósfera ultra caliente.
Las misiones llevadas a cabo por Europa, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética detectaron señales que se creía que eran rayos. Sin embargo, misiones posteriores, como la sonda Cassini de la NASA, “buscaron pero no encontraron señales de radio de rayos”, según el nuevo artículo, lo que dejó perplejos a los científicos.
Aunque “a los artistas que representan la atmósfera de Venus les encanta incluir relámpagos para enfatizar su ambiente infernal”, parece poco probable, sostienen los científicos de la ASU, que los relámpagos sean los culpables de las extrañas observaciones luminosas procedentes del planeta.
Ello se debe, entre otras razones, a que sus nubes están compuestas casi en su totalidad por ácido sulfúrico y no por vapor de agua, un ingrediente necesario para que se formen rayos, al menos aquí en la Tierra.
En su lugar, esas señales podrían indicar que los meteoritos se están quemando en la atmósfera “infernal” del planeta, un hallazgo que subraya lo poco que sabemos sobre el misterioso gigante rocoso.
Miles de meteoritos en la atmósfera de Venus
Utilizando datos del Steward Observatory de la ASU y del Akatsuki Venus orbiter, el equipo descubrió que se registraban entre 10.000 y 100.000 destellos al año que podrían corresponder a bolas de fuego de meteoritos. Aunque esa cifra parece terriblemente alta para los estándares terrestres, los investigadores señalaron que habría muchos más meteoros acercándose a la atmósfera de Venus que a la nuestra porque está más cerca del Sol.
Los investigadores llegaron a predecir que la composición de la atmósfera del planeta podría ser la causa de que las bolas de fuego brillen lo suficiente como para ser detectadas.
Si los misteriosos destellos de Venus son el resultado de bolas de fuego de meteoritos, los científicos no tendrán que preocuparse de construir globos a prueba de rayos para sondear la atmósfera del planeta, aunque, por supuesto, podría haber rayos volcánicos en su superficie, señalan los investigadores, lo que complicaría una misión ya de por sí infernal.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Journal of Geophysical Research: Planets.
[H/T: BI]
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