Una reciente investigación plantea que nuestro planeta podría tener restos de otros sistemas estelares en su órbita. De ser así, nuestro planeta podría capturar visitantes rocosos de fuera del Sistema Solar, y ahora los científicos podrían detectarlos.
Astrónomos han descubierto que los objetos renegados de sistemas estelares alienígenas podrían ser capturados por la gravedad de la Tierra y permanecer en órbita alrededor de nuestro planeta durante millones de años. Sin embargo, la mayoría de estos objetos serían probablemente demasiado pequeños para ser detectados con los telescopios actuales, según un nuevo estudio publicado el 17 de mayo en el servidor de preimpresiones arXiv.
Avi Loeb, coautor del estudio y profesor de Física de la Harvard University dijo en un comunicado:
“Los objetos que entran en el sistema solar desde el espacio interestelar exterior pueden quedar atrapados en órbitas ligadas alrededor del Sol como resultado de un paso cercano a Júpiter.
Investigamos la posibilidad de que algunos de ellos sean capturados y se conviertan en objetos cercanos a la Tierra (NEO)”.
Intrusos interestelares
Estos “intrusos interestelares”, como los llama el equipo, adoptarían la forma de rocas heladas expulsadas de sus sistemas estelares de origen antes de fijar su residencia en el nuestro. Sin embargo, Loeb y sus colegas no descartan la posibilidad de que objetos fabricados por alienígenas inteligentes acaben también en nuestro sistema solar.
Los visitantes interestelares han sido de gran interés para los astrónomos desde 2017, cuando se descubrió la primera roca espacial “intrusa” -un objeto con forma de cigarro llamado ‘Oumuamua– en nuestro patio trasero cósmico.
La forma alargada de ‘Oumuamua, de 400 metros de largo, hace que sea unas 10 veces más larga que ancha, lo que la diferencia de cualquier asteroide o cometa conocido nativo de nuestro sistema solar. Tras seguir observando esta roca espacial con forma de jabalina, los científicos llegaron a la conclusión de que había estado vagando por nuestra galaxia, sin estar asociada a ningún sistema estelar, durante cientos de millones de años antes de su encuentro fortuito con el sistema solar.
Una renovada búsqueda de objetos interestelares pronto dio con un segundo objeto, el cometa rebelde Borisov, una bola de hielo y polvo del tamaño de una Torre Eiffel procedente de fuera del sistema solar descubierta en 2019.
Ni ‘Oumuamua ni Borisov están ligados al Sol, lo que significa que ambos objetos acabarán saliendo del sistema solar tan caprichosamente como entraron en él, con el objeto en forma de cigarro huyendo ya más allá de la órbita de Neptuno. En su nuevo trabajo, los autores del estudio investigaron si otros cuerpos interestelares podrían quedar atrapados por la gravedad del Sol, o incluso de los planetas, y verse así obligados a permanecer en el sistema solar.
¿Visitantes interestelares capturados por la gravedad de la Tierra?
Los intentos anteriores de estudiar esta idea se han centrado en la captura por el Sol y el sistema de Júpiter. Para el nuevo estudio, los investigadores se propusieron investigar si la Tierra también podría capturar visitantes interestelares y retenerlos como objetos cercanos a la Tierra.
Mediante simulaciones numéricas, el equipo descubrió que es posible que la Tierra capture periódicamente objetos interestelares en su órbita. Sin embargo, el efecto es pequeño comparado con el de Júpiter, que es unas mil veces más eficaz que la Tierra a la hora de capturar objetos interestelares.
Además, los investigadores descubrieron que cualquier objeto atrapado por la gravedad de la Tierra sería inestable y sobreviviría alrededor de nuestro planeta durante menos tiempo que los objetos cercanos a la Tierra conocidos actualmente. Con el tiempo, estos objetos se verían perturbados por interacciones con otros planetas o con el Sol y saldrían despedidos del sistema solar del mismo modo que en su día fueron arrojados de su sistema planetario de origen.
Loeb explicó que, aunque el equipo no teoriza sobre la existencia actual de objetos interestelares en órbita alrededor de la Tierra, los astrónomos deberían seguir comprobando esta posibilidad. Y el próximo Observatorio Vera C. Rubin, que abrirá sus ojos al universo en agosto de 2024, debería ayudar en esta búsqueda.
Loeb explica:
“Utilizando simulaciones por ordenador, descubrimos que unos pocos objetos capturados [aproximadamente] del tamaño de un campo de fútbol serían detectables por el Observatorio Rubin, que inspeccionará el cielo austral cada cuatro días con una cámara de 3.200 millones de píxeles”.
El estudio de los objetos interestelares alrededor de la Tierra podría revelar nuevos conocimientos sobre la formación de sistemas estelares lejanos. Sin embargo, añadió Loeb, existe una pequeña posibilidad de que esta investigación de objetos interestelares revele algo aún más extraordinario.
Loeb dijo:
“Los objetos interestelares proceden de fuera del sistema solar y podrían tener un origen tecnológico, similar al de las cinco sondas interestelares que ha lanzado la humanidad, Voyager 1 y 2, Pioneer 10 y 11, y New Horizons. (De estas cinco, sólo las Voyager 1 y 2 han abandonado ya el sistema solar).
Si [los objetos] son de origen artificial… pueden hablarnos de civilizaciones tecnológicas extraterrestres”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en el servidor de pre-impresión arXiv.org.
[Fuente: livesci]
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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