Las rocas vivientes o “Trovants” aparecen de forma natural por procesos geológicos. Se componen principalmente de un núcleo de piedra rodeado por un caparazón de arena. Los minerales de la lluvia forman una reacción en su interior que genera presión y las hace crecer.
Aunque las “Trovants” parecen sacadas de una plantación alienígena de otro planeta. Pero las rocas “vivas” de Rumanía conocidas como “trovants” son realmente de esta Tierra, y se forman de forma natural por procesos geológicos.
Empezando como guijarros y creciendo a unos cinco centímetros por milenio, las piedras trovantes son estructuras minerales únicas que imitan la vida de plantas y mamíferos.
Rocas extrañas
Las extrañas piedras bulbosas casi parecen crecer de la misma manera que el tejido vegetal y “dan a luz” nuevas piedras igual que un animal.
Las piedras Trovants se encuentran en un pequeño pueblo rumano llamado Costeşti, a unos 80 kilómetros al oeste de la capital, Bucarest.
Parecen burbujas sopladas hechas de roca y varían mucho en tamaño: algunas miden varios metros de diámetro y otras son tan pequeñas que caben en la palma de la mano.
El Dr. Mircea Ticleanu, del Geological Institute of Romania dijo en un comunicado:
Los trovants de Rumanía tienen edades muy diferentes.
Los trovants no aparecen simplemente del suelo; están presentes en la masa de arenas de diferentes edades geológicas que llegan a los afloramientos naturales o a las canteras de arena”.
Trovants” es un sinónimo del término alemán “Sandsteinkonkretionen”, que significa “arena cementada”.
La palabra “trovant” se utilizó por primera vez en la literatura geológica de Rumanía”, afirmó el Dr. Ticleanu.
Gran variedad de Trovants
Los visitantes del yacimiento de Costeşti pueden pasear junto a la gran variedad de piedras trovants esféricas y elipsoidales, que crecen lentamente con el tiempo en presencia del agua de lluvia.
Se componen principalmente de un núcleo de piedra dura, rodeado de arena que forma el caparazón.
Los minerales del agua de lluvia forman una reacción en su interior que genera presión, lo que hace que la roca crezca y se multiplique.
Al igual que los anillos que forman la circunferencia de los árboles, los trovants revelan capas al cortarlos, cada una de las cuales representa un periodo de crecimiento.
Aunque no están vivos en el sentido científico, tanto los lugareños como los turistas los han descrito como “vivos” por la forma en que parecen cambiar con el tiempo.
Costeşti no es el único lugar donde se encuentran estas piedras trovants; un estudio del que es coautor el Dr. Ticleanu las describe por toda la zona de los Cárpatos de Rumanía.
Sin embargo, las de Costeşti son muy conocidas y tienen grandes diámetros. Son esféricas y ovoides, pero muchas de ellas tienen formas gemelas y complicadas.
Una de las características de los trovants de Costeşti es la presencia de numerosos “microtrovants” (tubérculos esféricos más pequeños) en la superficie de los grandes.
La investigación indica:
“Junto a los trovants grandes hay muchos más pequeños, imperfectos, pero con una clara tendencia a la esfericidad.
Todos estos trovants se encuentran en arenas amarillas, finas, medias o gruesas que contienen también grava fina”.
Es claro que las rocas vivientes seguirán despertando el asombro y generando mucho misterio. Y es que el hecho de que no solo crezcan, sino que se “reproduzcan” las catalogan como algo extraño a los ojos humanos, aunque exista una explicación científica.
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