Algunos académicos han advertido que futuras guerras ya no serían por problemas limítrofes, por religión o por oro, las guerras en algunos pocos años serían causadas por la escasez del agua, las llamadas “Guerras del Agua“.
Mientras cientos de millones de personas en el mundo nacen sin acceso al agua, otras millones mueren debido al mismo problema. Las proyecciones estimadas apuntan al año 2030 como posible fecha en que se produciría una próxima guerra mundial, pero esta vez sería por el agua.
África, como uno de los continentes más afectados por la falta de recursos vitales es el escenario donde podría “explotar” la Primera Guerra del Agua, un posible conflicto entre Egipto y Etiopía.
Primera Guerra del Agua
En el año 2020, sonaron las alarmas en las cancillerías del Cuerno de África después de que los medios etíopes anunciaran que se había iniciado el proceso para rellenar el depósito del Gran Embalse Etíope del Renacimiento (GERD, por sus siglas en inglés) en el curso del Nilo Azul, motivo de una vieja y agria disputa entre Egipto y Etiopía.
Una acción unilateral de este tipo, advertían algunos expertos, podría desencadenar la primera “guerra del agua” de la historia entre Estados.
Las negociaciones entre ambos países se hallan estancadas, y El Cairo siempre ha declarado que no aceptaría la puesta en marcha del proyecto sin un acuerdo previo. Horas después del estallido de la crisis, el Gobierno etíope se echó atrás, lo que abrió una oportunidad a una solución negociada al conflicto.
La disputa entre El Cairo (capital de Egipto) y Adis Abeba (capital de Etiopía) por el agua del río Nilo se inició hace una década, con el anuncio de la edificación de la enorme presa, una de las más grandes de África y del mundo, pues ocupará una superficie de 1.800 km2 y su capacidad será de 74.000 millones de metros cúbicos.
El principal uso del embalse será la generación de electricidad, un proyecto que el Gobierno etíope considera indispensable para desarrollar el país, en pleno crecimiento económico y demográfico. El GERD incluso le permitiría convertirse en un hub energético y exportar electricidad a sus vecinos. Egipto, por su parte, teme una reducción considerable del caudal del Nilo, que aporta al desértico país más del 90% de sus recursos hídricos.
Decadencia del río Nilo
La imagen del río de 6.500 km de longitud, celebrado como un dios en la época faraónica, ya no tiene nada de idílica. La transformación está en curso.
En 50 años, su caudal promedio bajó un 5 %, a 2.830 m3 por segundo, es decir casi 100 veces menos que el Amazonas. El descenso podría llegar a un 70 % según las previsiones más pesimistas de la ONU, debido a la esperada reducción de las precipitaciones y unos episodios de sequía cada vez más recurrentes en África del este.
En el delta, el Mediterráneo avanza cada año desde la década de 1960 entre 35 y 75 metros. Si el mar sube un metro, se tragará 34 % de esta región y nueve millones de personas se verán obligadas a desplazarse. Es el tercer lugar del planeta más vulnerable al cambio climático.
El lago Victoria, el mayor proveedor de agua del Nilo al margen de las precipitaciones, está amenazado a su vez por la falta de lluvias, la evaporación y los lentos cambios de inclinación del eje de la Tierra.
Inclusive algún día podría hasta desaparecer. Unas previsiones que agudizan el apetito de muchos y los intentos de capturar el caudal del río, construyendo represas que aceleran una catástrofe anunciada. Y claro, tras la escasez de agua, una guerra podría desatarse.
Estos potenciales conflictos podrían causar enfrentamientos entre los estados y grupos de milicia que lucharían por el acceso a los recursos hídricos. Algo similar a una pesadilla apocalíptica con toques de la película Mad Max: Fury Road.
¿En qué otros lugares podrían desatarse guerras del agua?
Un estudio ha sugerido cuáles serían los lugares del mundo donde se producirían posibles enfrentamientos por poseer las últimas fuentes de agua dulce.
Un equipo de investigadores del European Commission’s Joint Research Centre han analizado la probabilidad donde surgirían los “problemas hidro-políticos” (como ellos lo llaman). Estos problemas ocurrirían mayormente en lugares donde es probable que exista escasez de agua, tensiones geopolíticas y alto crecimiento poblacional. El estudio determina que es posible que estos problemas se intensifiquen como conflictos armados en las cuencas fluviales transfronterizas en 74.5 a 95 por ciento.
De acuerdo a la investigación, las áreas donde es probable que los problemas hidro-políticos aparezcan se encuentran alrededor de los ríos de Asia y el norte de África, como el Nilo, el Ganges-Brahmaputra, el Indo y el Tigris-Éufrates. También se ha sugerido que hay una alta posibilidad de intensas “interacciones hidro-políticas” en regiones del suroeste de EE.UU. y el norte de México que rodean al río Colorado.
Según el Foro Económico Mundial, para el 2030 la demanda de agua crecerá un 40% debido al incremento de la población, por lo que se espera que la crisis del vital líquido se agrave y derive en una crisis económica.
Un escenario apocalíptico que nos recuerda a grandes historias de ciencia ficción distópicas, pero que nos lleva a pensar hasta donde podríamos ser capaces de llegar… ¿Es necesario que el agua escasee y comiencen conflictos armados para darnos cuenta hacia donde estamos llevando al mundo?
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