El mundo entero está lleno de historias fantásticas e increíbles. Una de ellas tiene que ver con un hombre qué decidió dejar todo atrás, para vivir en una isla abandonada y con el tiempo convertirla en un parque natural. Estamos hablando del británico Brendon Grimshaw, quién por más de 40 años cuidó, restauró y repobló la isla Moyenne, convirtiéndola en su hogar.
La historia de Brendon: el moderno “Robinson Crusoe”
La forma en la que Brendon llegó a la deshabitada Isla Moyenne, es bastante particular. Especialmente porque contaba con un excelente trabajo, pues era el editor de un prominente grupo periodístico, ubicado en África específicamente en Tanzania.
Brendon Grimshaw captado en fotografía en una de las paradisíacas playas de la isla Moyenne.
De manera que estamos hablando de una persona qué era influyente, con excelentes contactos en las más elevadas esferas de la sociedad de aquella época. En una oportunidad este hombre, decidió pasar unas vacaciones en un reconocido archipiélago llamado Seychelles. Allí escuchó hablar por primera vez de Moyenne, y lo que escucho lo dejó impresionado.
Se podría decir que al instante se enamoró de aquella deshabitada isla, al punto que estuvo dispuesto a cambiar el mundo en el que vivía, rodeado de comodidades y lujos, para mudarse a un lugar deshabitado. Un mundo salvaje repleto de aventuras, y sobre todo de bellísimas playas blancas, rebosantes de aguas de un azul turquesa inigualable.
¿Cuál fue la motivación de Brendon para mudarse a la isla abandonada?
Antes de hablar sobre la motivación de Brendon que lo impulsó a cambiar de aires, es importante destacar que la Isla se encontraba deshabitada desde 1917. Los lugareños contaban historias fabulosas acerca de piratas, asegurando que en algún lugar de la Isla había un gran botín de oro y joyas el cual estaba valorado en más de 50 millones de dólares.
Isla Moyenne, Seychelles. (Wikimedia Commons / Jean-Francis Martin)
La leyenda del tesoro escondido, contaba con algo de lógica porque durante muchos años las Islas Seychelles sirvieron de escondite a muchos piratas que recorrían la ruta marítima entre la India y África, asaltando a los diferentes navíos que surcaban aquellas aguas.
Luego de que Brendon escuchara aquellas fantásticas historias de piratas y tesoros, se sintió motivado a descubrir la verdad. Fue así cómo un 24 de febrero de 1962, compró la isla Moyenne por 17 mil dólares. A partir de aquel momento cambiaría totalmente su vida y también la de aquel deshabitado lugar.
¡El comienzo de una nueva vida!
En el año de 1973, a la edad de 48 años dio comienzo la nueva vida de Brendon. Hasta ese día nadie había vivido en la isla Moyenne, de modo que su Nuevo hogar sería un lugar sin electricidad, sin ninguna clase de comodidad, ni tampoco tendría agua corriente. Las comodidades normales del mundo moderno habían quedado atrás.
El equipaje que Brendon llevaba consigo, consistía mayormente en sierras, cemento, hachas, comida enlatada, fósforos, libros, agua embotellada, y una gran cantidad de herramientas. Todo aquello porque su nueva vida estaba a punto de comenzar, cargada de mucho trabajo pues debía convertir aquel sitio inhóspito en un lugar habitable.
El trabajo que le esperaba a Brendon no era nada sencillo, pues la vegetación era muy densa y los árboles estaban muy crecidos. Afortunadamente contó con la ayuda de René Lafortune, un nativo que decidió acompañarlo en esta increíble aventura. Ambos unieron esfuerzos y lograron sembrar alrededor de 16.000 árboles, además de construir cerca de 5 kilómetros de caminos naturales.
Un parque nacional de un único dueño
Con el paso de los años Brendon transformó por completo aquel lugar, dándole especial atención a la crianza y cuidado de muchos de los animales qué vivían en la isla. Se destacan por ejemplo las 120 tortugas gigantes de la especie Aldabra, que estaban a punto de extinción. Por otro lado, su permanencia en la isla permitió qué 2 mil aves la habitaran.
Brendon Grimshaw junto a una de las 120 tortugas que atendió y crio en la isla.
Aunque no desistió de seguir buscando el tesoro -lo buscó incansablemente durante 27 años- con el tiempo dejó de ser su prioridad, hasta que finalmente en el año 2002 dejó de buscar. Con 77 años de edad y su amigo René enfermo de cáncer, encontrar el tesoro ya era una empresa imposible.
Pero no todo quedaría allí, aún estaban por suceder cosas interesantes en la vida de Brendon. Por ejemplo, un importante príncipe de Arabia Saudita, le ofreció 50 millones de dólares para comprar la isla. Por increíble que parezca, el británico rechazó la oferta argumentando que no quería qué su isla fuera convertida en el sitio vacacional de los ricos, su mayor deseo era que la Isla Moyenne fuera declarada Parque Nacional.
De esa manera, todos los que quisieran pudieran disfrutar de ella. Exactamente así sucedió en el año 2008. Cuándo Brendon murió en julio de 2012 había visto cumplido su más anhelado sueño y se convirtió en el único dueño y habitante del parque Nacional Isla Moyenne.
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