La historia de los Discos Dropas lleva tiempo en el imaginario popular, siendo uno de los misterios preferidos por los internautas actuales. Es difícil explicar su hechizo, aunque quizás la clave haya que buscarla en su contenido, riquísimo en cuanto a viejo folklore mitológico.
Aún, así, aunque el tema aparezca rodeado por elementos fantásticos, posee algunos espacios intrigantes y no resueltos a pesar de los años, que llevan a preguntar si es posible rescatar algún elemento no develado.
Bajo esta premisa, invito a los lectores me acompañen tras la búsqueda de pistas. Descubre el trasfondo de ese enigma aquí en Código Oculto.
Ajusten sus cinturones, se avecina un viaje movido.
Los Dropa y su llegada a la Tierra
¿Es posible que los extraterrestres vinieran a China hace mucho tiempo después del accidente de su nave espacial y se establecieran allí? Científicos y arqueólogos estudiaron tumbas, restos, objetos extraños, los etnólogos hablaron de su descendencia, un lingüista tradujo sus escritos, pero… por increíble que parezca, no se ha hecho ninguna investigación reciente desde que apareció la historia en los años sesenta. Simplemente sirvió como trama para un episodio de X-Files. Patrick Gross. Dropas, 2006.
Conocí esta historia a través de Erich von Däniken quién refiriera su contenido en el legendario Regreso a las Estrellas publicado en 1969, con posteriores continuaciones en otros trabajos, como por ejemplo El Oro de los Dioses, 1972.
Aquí lo narrado por Däniken:
“En 1938, el arqueólogo chino Chi Pu Tei descubrió una serie de tumbas en las cuevas del macizo montañoso de Baian Kara Ula, en la zona fronteriza chino-tibetana. En las tumbas encontró pequeños esqueletos de seres de grácil estructura, pero de cráneos desproporcionadamente grandes. En las paredes de las cuevas había dibujos que representaban seres tocados con cascos redondos, y en las rocas podían verse grabadas las formas del Sol y de la Luna, unidos por puntos del tamaño de guisantes. Sin embargo, lo más sensacional fue que Chi Pu Tei y sus ayudantes lograron desenterrar 716 platos de granito, de 2 cm de grosor y muy parecidos a nuestros discos. Tenían, un orificio en el centro, desde el que, en forma de espiral, y con un doble surco, partía una escritura acanalada, que llegaba hasta el borde del plato. Los arqueólogos chinos sabían que en esta zona abandonada habían vivido antiguamente las tribus de los dropa y de los jham (silkang). Y los antropólogos afirmaban que estas tribus montañesas eran de estatura pequeña, pues medían sólo, en promedio, 1,30 m”.
Lo cierto es Däniken alegó, este relato le fuera transmitido durante una visita a Moscú por el propio Alexander Kazantsev, aunque luego el investigador ruso negaría cualquier implicancia, llegando a declarar:
“En una conversación conmigo, Erich von Däniken contó una historia sobre hallazgos en cuevas tibetanas. En aras de la precisión, cabe señalar que, al describir nuestra conversación en su libro, olvidó que él era el narrador, y no yo. Yo era solo un oyente interesado” … Lo que “No pude obtener ninguna información confiable directa de los científicos chinos que supuestamente hicieron este descubrimiento. Me temo que en esta historia entusiasta de Erich von Däniken hay mucha menos confiabilidad que en muchas otras cosas que él mismo vio y que llama la atención en su interesante libro”. (Abroad”, 1970, No. 9).
Retomando el relato. Al principio se pensó estos extraños cadáveres correspondían a monos, pero esa suposición fue rápidamente desterrada. En los siguientes párrafos Däniken expone la conexión estelar tras este insólito descubrimiento, luego que un catedrático chino, profesor Dr. Tsum Um Nui pudiera realizar la traducción de los discos encontrados.
En una de esas placas se leía:
“Los Dropa salieron de las nubes en sus aviones. Antes del amanecer, nuestros hombres, mujeres y niños se escondieron en las cuevas diez veces. Cuando finalmente entendieron el lenguaje de señas de los Dropa, se dieron cuenta de que los recién llegados tenían intenciones pacíficas”.
Así pudo conocerse hace 12.000 años unos seres llegados de otro mundo, llamados Dropas, se estrellaron en las inaccesibles montañas de Bayan Kara Ula (conocidas también como Bayan Kara Shan, o Bayan Har Shan), provincia china de Quinghai, donde luego de sobrevivir al accidente, decidieron establecerse en la Tierra, ante la imposibilidad de regresar a su planeta.
La convivencia, sin embargo, se dice no fue pacífica debido a las desinteligencias con los pobladores de esa región china, los Han, habitantes de cuevas cercanas quiénes se enfrentaron a los visitantes. A parecer esta conexión sería recordada más tarde en forma de leyenda, donde los dropas son descritos como pequeños seres de rostros amarillentos, y algo demacrados, portando cabezas enormes y cuerpos enjutos.
Tiempo después, Däniken va a realizar un seguimiento de la historia, aunque sin demasiados resultados, en una constante para futuros investigadores. Además de Kasantsev, como presunto comunicador de este misterio, otro autor aparece asociado a su temprana divulgación, el escritor también de origen ruso Viatcheslaw Zaitsev, citado también por Däniken al compilar su bibliografía, bajo el título Visitantes del espacio exterior: ciencia versus ficción, datado de 1967. Luego retornaremos a este punto. A pesar de la impactante revelación, los problemas surgieron de inmediato en cuanto a la veracidad del relato Dropa, siendo para algunos estudiosos génesis de uno de los fraudes más longevos.
Extraterrestres en la Antigua China ¿Un Caso de Mistificación Moderna?
Discos misteriosos con escritos que hablan de representantes de una civilización extraterrestre que visitó China en tiempos prehistóricos. Esqueletos con signos de origen, si no alienígena, al menos híbridos. Pirámides y laberintos hundidos. Todo esto está contenido en una leyenda que apareció a principios de la década de 1960 en las páginas de la revista alemana Vegetarian Universe (Vegetarisches Universum). Kosmopoisk. Los Discos Dropas, 2014.
No existe certeza de cuando se llevó a cabo el descubrimiento de las piezas y cuerpos dropas, por parte de las autoridades chinas. Para algunos, todo se inicia un primero de enero de 1938. Otros rumores apuntan a 1937, un año antes, y hasta se discute 1939, como otra fecha tentativa. Pero nada puede confirmarse, puesto no existe un informe oficial. Todo aquello que circula sobre el misterio dropa nace de artículos posteriores, casi veinte años después.
Alguien podría preguntarse si China en la década del treinta se encontraba en condiciones de realizar expediciones en su territorio, y nadie lo puede negar, salvo, porque un problema mayor parecía inquietar a la futura potencia amarilla, el conflicto con Japón, que llegara a desangrar al país. Expuesto así el tema, entonces podemos entender es en los sesenta, donde debemos buscar respuestas a toda una confusión, o quizás, parte de esa misma.
Quién inicia la carrera dropa en cuanto a divulgación mundial poco antes de Däniken es un autor ruso llamado Viatcheslaw Zaitsev. De los pocos datos recogidos en cuanto a su biografía, sabemos Zaitsev tenía estudios en filología, filosofía, y estaba destacado como un académico relevante dentro del Instituto de Literatura de la Academia de Ciencias de la URSS.
Como muchos intelectuales de su época, Zaitsev apoyaba la hipótesis de visitas espaciales en el pasado de la tierra, muy en boga en esos días. En consonancia con estas ideas Zaitsev en 1959 va a publicar dos artículos importantes, Reminisencias Cósmicas en Antiguas Inscripciones Monumentales, y La Evolución del Universo y la Razón. Zaitsev también estaba interesado en el misterio de los Vimanas.
Por lo tanto, no fue una sorpresa cuando un 1º de junio de 1967, la revista Sputnik (descrita como un magazín sensacionalista), publicara, Visitantes del espacio exterior: ciencia versus ficción, donde Zaitsev daba rienda suelta a sus pasiones, rozando allí las creencias más fronterizas, como, por ejemplo, hipótesis bíblica enlazada al contacto extraterrestre. En aquel extenso artículo Zaitsev introdujo la cuestión Dropa como ratificación de sus ideas, aunque reconociendo no ser el autor intelectual del asunto, que reseñaba de una fuente anterior datada de 1964.
Uno de sus párrafos enuncia:
“La revista ‘The Vegetarian Universe’ informó en 1964 sobre el descubrimiento de un arqueólogo chino. En la frontera entre China y el Tíbet se encuentra la zona montañosa de Bayan-Kara-Ula con sus numerosas cuevas. Durante unos 25 años, los arqueólogos han encontrado extraños discos de piedra con enigmáticos patrones y jeroglíficos en esta zona. Hace miles de años, los habitantes de las cavernas pueden haber tallado estos discos en la piedra usando herramientas desconocidas; el número de herramientas encontradas hasta el momento es de 716 piezas”.
Y aquí nuestra primera pista, puesto The Vegetarian Universe parece corresponderse con la fuente cero en cuanto a los Dropas. Y aquí un primer contrapunto, puesto cuando Zaitsev informa The Vegetarian Universe se hace eco durante 1964 del supuesto accidente en las montañas chinas, el dato en sí es incorrecto, pues en realidad UFO-Nachrichten, otra revista alemana, es quién brinda esta versión cercana. Al parecer The Vegetarian Universe cuenta con la primicia desde julio de 1962, aunque titulado el artículo como, ¿Ufos in der Vorzeit? Die Hieroglyphen von Baian-Kara-Ula (¿Ovnis en la antigüedad? Los jeroglíficos de Bayan Kara Ula), atribuido a un tal Reinhardt Wegemann, quién escribe:
“Tokio, julio (DINA). – En la frontera entre el Tíbet y China, se eleva la cordillera Bayan-Khara-Ula. En las cuevas de esta cresta, hace 25 años, se encontraron tablillas con inscripciones muy extrañas. Las personas, de las cuales los científicos chinos tienen la idea más vaga, hace varios miles de años, utilizando algunas herramientas absolutamente desconocidas, cortaron discos en forma de discos de gramófono de granito extremadamente duro. 716 discos de piedra encontrados hasta ahora en las cuevas de Bayan-Khara-Ula, como discos de gramófono, tienen un agujero en el centro. Una ranura doble se extiende desde él en espiral hasta el borde exterior. Por supuesto, esto no es una pista de sonido, sino una letra, la más inusual de las que se han encontrado en China y, quizás, en todo el mundo.
Los arqueólogos y filólogos tardaron más de dos décadas en descifrar los caminos escritos. Su contenido es tan sorprendente que la Academia de Historia Antigua de Beijing al principio incluso se negó a publicar el informe científico del profesor Tsum Um-nui. Pues el arqueólogo Tsum Um-nui, junto a cuatro de sus colegas, llegó a la conclusión: “La letra estriada informa de aeronaves que existieron, según las inscripciones de los discos, hace 12.000 años”. En un lugar del texto, literalmente dice lo siguiente: “Los Dropa descendieron de las nubes en sus planeadores. Diez veces antes del amanecer, los hombres, mujeres y niños del pueblo Kham se escondieron en las cuevas. Entonces entendieron las señales y vio que esta vez la Dropa llegaba con intenciones pacíficas”. Uno puede, por supuesto, suponer que hace miles de años algún alfabetizado de la tribu Ham se permitió bromear o que su mensaje sobre “aviones” se basa en la mitología.
Pero entonces, ¿qué pasa con el contenido de otros registros, que son un grito formal de la gente de los boors sobre el hecho de que su propia “flota aérea” se estrelló en una zona montañosa remota y no hay forma de construir una nueva?”.
Un año antes de esta impactante información setiembre de 1961, The Vegetarian Universe había publicado, ¿Ovnis hace 45.000 años? escrito por Walter Von Domgraf denunciando un hallazgo arqueológico increíble:
“Pekín, septiembre (ADA). – “¿Existió en la prehistoria humana un centro de cultura no tan diferente al nuestro?” hace una pregunta sensacional del arqueólogo chino, el profesor Tschi Pen-lao, que enseña el estudio del pasado prehistórico en la Universidad de Pekín. Encuentra en la isla rocosa de Yuto (Jouto) en medio del lago Tunfing-hu (Tunfing-hu) y en el “Valle de granito” entre las montañas de Hunan en la orilla sur del lago, extraños patrones en las piedras y su edad, estimada en al menos 45.000 años, sugieren que tal vez hubo una vez una raza humana que conocía una técnica similar a la tecnología de nuestros días. En octubre de 1959, un arqueólogo y sus asistentes, Hui Tschu-ting y el Dr. Wu To-wai, estaban examinando una pared de roca que se había hundido hace 3.000 años en el lago Tongfin Hu junto con parte de la isla Yuto, tropezaron con cuevas desconocidas en las entrañas de la isla. Dos buzos a una profundidad de 30 m encontraron la entrada a un laberinto subterráneo que conducía a una roca de granito. Una vez fue parte de la cadena montañosa de la meseta de Hunan, que quedó bajo las aguas de Tongfin Hu debido a fuertes terremotos en tiempos prehistóricos. Esta cueva submarina con paredes de granito liso tiene dibujos de ciervos bien conservados, grabados con herramientas de metal muy duro hace muchos miles de años. Es extraño que alrededor de animales obviamente corriendo se represente a personas sosteniendo algo como sarbicans (Blasrohre) en la boca, un arma misteriosa, algo sensacional para un hallazgo de 45,000 años”.
Vemos en ambos trabajos las hipótesis se centran en la existencia de una raza avanzada interactuando con oriente. Como escribe el estudioso alemán Lars A. Fishinger en su investigación sobre el misterio Dropa, ¿Descienden los chinos de los Extraterrestres?, es claro, estamos ante una invención escrita por un mismo autor, desdoblado en dos alias, y a la fecha, sin identificación. Se trataría de una ardid astutamente elaborado, ya que ninguno de los datos expuestos puede ser corroborado. No conducen hacia ningún lugar. Todo es confusión.
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Otra pista, sugiere 1960 como año clave para el enigma Dropa. Todo se desprende de un artículo publicado en otra revista rusa Литературная газета, donde en febrero de ese 1960, se analizan las ideas de Matest M. Agrest a quién ya conocemos como gran defensor de las visitas extraterrestres en la antigüedad. Un mes después, el artículo se editó como Hipótesis, suposiciones y conjeturas: ¿el rastro conduce al espacio? firmado por Valentin Isaakovich Rich y Mikhail Borisovy Chernenko para la revista Новое Русское Слово. Y aquí atención, porque estos escritores estaban destacando como emergentes de la ciencia ficción rusa.
Como resultado de esta asociación darían a luz una novela de anticipación conocida como Mosqueteros, 1963, seguida por, Descendientes del Cielo, 1964, donde las hipótesis de Matest M. Agrest son desarrolladas dentro de sus tramas futurísticas. Teniendo en cuenta esta actividad ¿podemos imaginar a Rich y Chernenko como los verdaderos artífices tras la cuestión dropa? Nada puede ser descartado.
Es interesante observar que a pesar de ser China el sitio donde se produjo el contacto alienígena parece quedar al margen en cuanto a divulgación, son otros países quiénes llevan la delantera, siendo Rusia su principal comunicador.
Como ocurre en estos casos a pesar de las dudas el asunto dropa continúo escalando posiciones, y se mantuvo dentro del radar público gracias al empeño de algunos investigadores. Veamos.
Peter Krassa. En busca de los Discos Dropa
“Un enigma evidentemente extraterrestre parece acercarse ahora a una solución: el enigma de los discos de piedra. Desde hace dos años me esfuerzo en dilucidar la identidad de estos artefactos misteriosos. Para ello han sido necesarios dos viajes a China y otro a Rusia, a fin de contactar con personas que también se ocupan de este asunto. Finalmente se encontraron y estudiaron dos de estos objetos en una vitrina del Museo Banpo de la ciudad de Xian. Para mí ya no cabe dudas: esto discos misteriosos de piedra existen realmente y su hallazgo confirma adicionalmente la historia que hace algunos años vaga por las publicaciones”. Peter Krassa. Huellas Extraterrestres en China, artículo publicado por Más Allá de la Ciencia en 1989.
El llamado Erich von Däniken austríaco, vino al mundo en Viena durante 1938, curiosamente, año del supuesto hallazgo Dropa. Desde muy joven destacó como escritor, periodista, y sobre todo, apasionado por los misterios antiguos, destacando como un gran referente de la Paleoastronáutica, así como fan de la ciencia ficción.
Fue durante 1972 que Krassa decide investigar afondo la cuestión de los Discos Dropa, realizando varios viajes hacia China y Rusia con el fin de recopilar datos. Su primer intento fue localizar en Beijing la Academia Arqueológica donde supuestamente fueron almacenados los discos, pero el instituto estaba cerrado. Luego, en su paso por Rusia, logró entrevistarse con Alexander Kazantsev, quién para su sorpresa negó la historia conocida aduciendo posible fraude. Sin darse por vencido decidió intentar contactar otra vez a la Academia Arqueológica, enviado una carta, cuya respuesta llegaría un año después durante 1973.
Allí se lee:
“Hasta donde sabemos las placas de piedra que mencionó en su carta nunca se encontraron en China. El informe sobre el hallazgo de la llamada placa de piedra en China en 1938 no tiene fundamento alguno. Tampoco sabemos nada del profesor Tsum Um Nui. Atentamente Wang Chung-Su, secretario del Instituto de Arqueología”.
Aunque desilusionado ante los reiterados fracasos por resolver el enigma Dropa, Krassa nunca perdió la esperanza. Sus esfuerzos parecieron recompensados cuando en 1975 año en que fuera fue contactado por un ingeniero austríaco llamado Ernst Wegerer, citado a veces como Wegener. Según narrara Krassa, su compatriota había estado en China un año antes, 1974, realizando un viaje turístico junto a su esposa. Sucedió el matrimonio decidió visitar el Museo Banpo, localizado en la ciudad de Xi’an, provincia de Shaanxi, caracterizado por su colección neolítica, donde tuvo lugar un extraño hallazgo. Fue cuando Wegerer reparó en dos enigmáticos discos de piedras exhibidos tras una vitrina, logrando de inmediato capturarlos con su cámara.
Tuvieron que transcurrir siete años para que Wegerer acercara el material a Krassa, teniendo lugar finalmente en 1982. En las imágenes se podían observar discos de 28 a 30 cm de diámetros, y unos diez milímetros de espesor, de un peso calculado un kilo cada uno, todos datos aportados por el propio Wegener a quién le fue permitido tocarlos. Una pátina verdosa parecía atravesarlos. Al parecer, según declaró Wegerer, en las muescas de ranuras logró visualizar signos de escritura de tipo jeroglífico, aunque debido al uso del flash estos detalles parecían perderse. Al consultar con los encargados del Museo sobre la procedencia de los discos, estos se echaron del hombro, atinando a responder los objetos estaban clasificados como de culto. Un alto antes de continuar. Cuando Wegerer emprende su visita al Museo, China se encuentra atravesando su aclamada Revolución Cultural, por lo cual son tiempos convulsos.
Y esto viene al caso porque algunos estudiosos claman como es posible un extranjero haya accedido a semejante material, teniendo en cuenta estamos ante un gobierno celoso en cuanto a su legado, y en plan destructivo especialmente de todo aquello que recuerde su pasado feudal. Continuemos. Veinte años después que Wegerer reporte su hallazgo, en 1994 Peter Krassa acompañado por otro investigador Harwig Hausdorf, finalmente logran poner en marcha su ansiado viaje hacia el Museo Banpo, aunque nuevamente los resultados no son los esperados.
El actual director del Museo, profesor Wang Zhijun los recibí en persona, y decide conversar con los investigadores austríacos. Se escuchan declaraciones impactantes. Zhijun revela que luego de la visita de Wegerer la antigua encargada del Museo fue despedida sin razón. Y en cuanto a los discos al parecer fueron trasladados. Fin de la conversación. Y esto amerita una ocurrencia. ¿Sino no eran piezas valiosas las exhibidas porque su remoción? ¿Buscando tal vez alimentar un mito, que se sabe falso? Quizás.
Cuando todo parece desmoronarse, Krassa pone la mira en una pista inesperada que como caída del cielo parece resolver parte del misterio Dropa.
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Los Dioses del Sol en el Exilio. Antecedentes del Roswell Chino
Una carta en Fortean Times en 1995, firmada David Gamon, decía de Sun Gods in Exile que: “El autor de este tirón de piernas recibió correspondencia al respecto desde lugares tan lejanos como Kiev. Desde entonces, se han publicado algunos detalles adicionales en Internet. Se dice que Gamon quería un nombre que fuera un anagrama de ‘carga de bolas’, pero al encontrar esto difícil se decidió por ‘Lolladoff’. Probablemente no sea una coincidencia que uno pueda reorganizar las letras del medio de ‘Robin-Evans’ para obtener bovino, lo que significa que el cuento es un montón de excrementos de vaca”. Gareth Medway. Examina los hechos detrás de las historias de contacto extraterrestres en el antiguo Tíbet, 2017.
En 1978 comenzó a circular un extraño libro llamado Los Dioses del Sol en el Exilio. Secretos de los Dzopa del Tíbet, firmado por un tal Karyl-Robin Evans, aunque con el sello de David Agamon. El trabajo se presentó como una historia real, aunque camuflada en forma novelada, y donde el término Dropa es trasmutado a Dzopa. Según se narra un tal Sergei Lolladoff oficial del ejército británico durante su estancia en la India, se va a topar con un misterioso objeto, parecido a un plato circular, que en su superficie tiene grabado jeroglíficos extraños. Posteriores análisis químicos mostrarían una constitución peculiar.
A su vuelta a Oxford Lolladoff decide compartir su descubrimiento con su ayudante Karyl-Robin Evans. Luego de algunas indagaciones, ambos llegan a la conclusión que el disco grabado es originario de una tribu del Tíbet llamada Dzopa. Siguiendo la trama seremos testigos del encuentro de Karyl-Robin Evans con los Dzopa pequeños seres quiénes afirman ser descendientes de expedicionarios estelares, que hace veinte mil años aterrizaron en la tierra tras sufrir un accidente, y ya nunca pudieron volver. Su planeta original estaría cerca del sistema de Sirio. Tal es la síntesis de la fascinante historia.
El texto fue visto como prueba contundente de la existencia de los Dropa y su vieja tecnología, especialmente debido a las fotografías insertadas que parecían tomas reales.
Aunque existían dudas, pocos fueron los reclamos. Quiénes más adoptaron su contenido fueron Harwig Hausdorf, y Peter Krassa, que ayudaron a su mayor difusión. Nadie pareció sospechar. No fue hasta 1995 que se descubrió el fraude cuando su propio autor confesó el engaño a Fortean Times, siendo su nombre real David Gamon.
No obstante, desde 1979 Gamon en correspondencia privada venía alertando sobre su engaño como demuestra su intercambio con un estudioso ruso, Vladimir Rubtsov.
“Estimado Sr. Rubtsov;
Gracias por su carta del 16 de julio (…). No he visto la referencia a mi libro a la que te refieres y eso podría ser engañoso. Escribí “Sungods” con 2 intenciones serias: primero, considerar las implicaciones políticas/religiosas/filosóficas del contacto prehistórico, y segundo, burlarme de aquellos que aceptan con demasiada facilidad tales historias basadas en demasiado débiles o inexistentes. (…) Mi objetivo, en definitiva, ha sido satirizar el tipo de libro de contactados, muy común aquí y en USA, que está dirigido a un público acrítico, así como (satirizar) ciertos aspectos de la vida moderna. (…).
Con mis mejores deseos, David Gamon (“Karil Robin-Evans”)”.
En 1998 se publica The Chinese Roswell: UFO Encounters in the East from Ancient Times to Present, y donde Harwig Hausdorf vuelve a la carga con el tema apoyando aún el libro ficticio de Gamon, como fuente verídica. En cuanto a Krassa, dos libros serán dedicados al tema, Cuando Llegaron los Dioses Amarillos, 1973, y Satélites de los Dioses, 1995. Peter Krassa fallecerá en 2005, sin acertar a resolver el acertijo Dropa.
Como si se tratara de una broma del destino ese mismo 2005, un anuncio recorrerá el planeta, tras el descubrimiento de un pueblo de enanos en China. Pronto se sabrá se trata de la comuna de Kunming, que reúne a los “liliputienses” de toda China, para preservarlos de las burlas y acoso, con el fin de llevar una vida normal, lejos del escrutinio público. El misterio Dropa finalmente se encuentra resuelto, o al menos una parte. Hasta Aquí.
Conclusión
El análisis de este expediente indica, lo difícil que es desterrar un mito tanto tiempo arraigado en el imaginario popular. Y aunque para muchos el asunto Dropa siga teniendo alta adhesión como un caso sin resolver, lo cierto es desde hace mucho tiempo la verdad brilla ante nuestros ojos. Es cuestión de desterrar el polvo de los ojos.
Bibliografía
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Libros:
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- Hausdorf, Hartwig. The Chinese Roswell: Ufo Encounters in the Far East from Ancient Times to the Present. USA: New Paradigm Books, 1998.
- Krassa, Peter. Als Die Gelben Gotter Kamen. Alemania: Bardtenschlager, 1973.
- Krassa, Peter. Und kamen auf feurigen Drachen: China und das Geheimnis der gelben Götter. Alemania: Taschenbuch, 1984.
- Piret; Daniel. Les Disques de Bien Kara. Francia: Fleuve noir, 1973.
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Sitios web:
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Las Misteriosas Piedras Dropa – ¿Realidad o Ficción?
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¿Qué secretos guarda el Tíbet? Secretos del Tíbet: El Misterio de los Discos de Granito.
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Un artículo escrito por Débora Goldstern, colaboradora de CodigoOculto.com
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