La Antártida continúa siendo uno de los misterios más grandes del planeta. Los investigadores siguen descubriendo fenómenos inexplicables por la arqueología o la ciencia tradicional. Ese es el caso de la Antena Eltanin.
Considerado el lugar más aislado por los kilómetros de hielo que lo cubren. La Antártida se ha convertido en todo un dolor de cabeza para la comunidad científica que, al no poder investigarla con precisión, no pueden explicar la mayoría de los fenómenos extraños que suceden en ella.
La Antártida; un misterio congelado
Su inhóspito ecosistema la ha mantenido como un enigma desconcertante. Sin embargo, existen pruebas de que este paraíso congelado fue, en algún punto de la historia, un lugar tropical. Así lo demuestran los registros fósiles.
También existen otras pruebas más “tangibles”, como el mapa de Piri Reis. A finales de 1929, un teólogo alemán que trabajaba en Estambul, Turquía, descubrió un misterioso pergamino de piel de gacela con un mapa.
El mapa estaba fechado en el año 1513 y fue hecho por un almirante y cartógrafo otomano llamado Ahmed Muhiddin Piri. Conocido posteriormente como Piri Reis.
Lo curioso de este mapa es que tenía una representación de América con extremo detalle. A pesar de que el continente americano se descubrió 21 años antes, el primer mapa trazado con tanta claridad no apareció hasta muchos años después. Incluso, tenía un registro de la Cordillera de Los Andes, la cual se descubrió 14 años más tarde.
Sin embargo, lo más sorprendente del mapa, y que sigue siendo un quebradero de cabeza para los historiadores, es que Piri Reis también detalló a la Antártida, pero sin hielo. Con un ambiente tropical habitable.
Pero la Antártida se descubrió en 1820 y la misma ya estaba cubierta de hielo. Se cree que el cartógrafo no hizo el mapa solo, sino que usó una gran biblioteca de Constantinopla que estaba en manos otamanas. Ahí, se basó en mapas antiguos, hechos por otras civilizaciones antiguas, como la egipcia y la india.
La Antena de Eltanin
Pero lo misterios de la Antártida no terminan ahí; muchos investigadores, oficiales y aficionados, han encontrado muchas estructuras que, según la historia ortodoxa, no deberían existir.
Una de estos hallazgos lo hizo el USNS Eltanin, un buque de investigación oceanográfico muy avanzado, que se construyó por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 1962. Este buque fue el primero del mundo en investigar las aguas de la Antártida.
El barco estuvo 2 años surcando las aguas, enviando una gran cantidad de información desconocida que ayudó a comprender mucho sobre la región. El problema es que uno de estos datos desconcertaría a los expertos.
El 29 de agosto de 1954, el USNS Eltanin fotografió el fondo oceánico al oeste del Cabo de Hornos, a una profundidad de 5 kilómetros. En las imágenes apareció una misteriosa estructura de pie, en medio de la nada, a lo largo del fondo marino.
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La estructura rondaba el metro de altura, era simétrica y tenía nódulos, radios y protuberancias que terminaban en un nodo esférico. Esto le daba el aspecto de una antena o transmisor.
Las fotografías, incluyendo la de la Antena de Eltanin, se publicaron en el New Zealand Herald, el 5 de diciembre de 1956.
El artículo, titulado “Imagen de rompecabezas del lecho marino”, decía lo siguiente:
“El barco de investigación estadounidense, Eltanin, navegó ayer hacia Auckland con una misteriosa foto tomada a 2250 brazos a 1000 millas al oeste del Cabo de Hornos. La fotografía, que para un profano muestra algo similar a una antena de radio compleja, sobresale del fondo del lodo. La fotografía se tomó el 29 de agosto por una cámara submarina”.
¿Tecnología antigua o extraterrestre?
Durante años, muchos investigadores y teóricos aseguraron que se trataba de un “objeto fuera de tiempo” u Oopart, perteneciente a alguna civilización antigua que habitó la Antártida. De hecho, se pensó que bajo el hielo, debían existir muchas más estructuras como esa.
Los más arriesgados declararon que se trataba de alguna tecnología extraterrestre dejada ahí con algún propósito hace cientos o, quizás, miles de años. Su objetivo podría ser el de enviar señales de mapeo para la civilización que la dejó.
Obviamente, los escépticos también dieron su punto de vista. La explicación más “racional” fue que se trataba de una esponja de mar. Específicamente, de la Cladorhiza concrescens.
Aun así, esta explicación tiene cabos sueltos; su forma geométrica, los ángulos definidos, las protuberancias semejantes nódulos y radios. Algo que no puede estar en la anatomía de una esponja de mar.
Además, de ser cierta esta teoría, todo el lugar debía estar repleto del mismo organismo, ya que se reproduce de forma asexual. La Antena de Eltanin se encontró totalmente sola. A esto también se le suma la profundidad donde se encontró; casi 5 kilómetros. A esa distancia la luz solar no llega. Esto provoca que sea prácticamente imposible la existencia de la esponjas de mar.
Esta teoría también fue mencionada por un biólogo marino, especializado en plancton, como lo es el reconocido Thomas Hopkins. Llegó, incluso, a declarar que nadie en la Tierra podría haber colocado dicha antena, porque sencillamente no existe la tecnología para alcanzar dicha profundidad.
Para aumentar aún más el enigma, en el Cañón Sego, de Utah, Estados Unidos, existe un petroglifo que data del año 6.000 a. C. con una imagen muy similar a la Antena de Eltanin.
Hasta la fecha, la Antena de Eltanin sigue siendo un misterio para la ciencia y la arqueología. Además de un tema de debate acalorado entre los investigadores ¿Se trató de una tecnología dejada por una civilización antigua? O, por el contrario ¿Es una prueba de vida extraterrestre?
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