Algunos testigos de encuentros cercanos con el fenómeno y víctimas de abducción refieren haber encontrado tras estos eventos extraños elementos de pequeño tamaño implantados en su cuerpo y al respecto, son conocidas las investigaciones del Dr. Roger Leir pero en esta ocasión vamos a ver el caso de una persona que simplemente descubrió unos extraños implantes al hacerse una radiografía.
Un testigo fiable
Se trata del caso de Terry Lovelace quien, cuando tuvo lugar el evento que a continuación se referirá, trabajaba como técnico médico de emergencias en la Base Whiteman de la fuerza aérea, es decir, que su labor consistía en estar preparado con la ambulancia por si ocurría un accidente. Además, tiempo después, se licenciaría en derecho llegando a ejercer en la Fiscalía General del Estado.
Este currículum hace que algunos investigadores apunten a que este testigo que muestra seriedad ya sólo en su perfil profesional, sea considerado como fiable, pues tenía demasiado que perder al hacer públicas sus aseveraciones.
La Guarida del Diablo
Resulta que en 1977, su compañero de guardia nocturna le propuso hacer una excursión y acampar en un parque nacional no demasiado lejano para ver las estrellas. A Lovelace la idea le agradó pues podría aprovechar su nueva cámara fotográfica para practicar tomando imágenes del lugar.
El destino escogido fue “Devil’s Den”, nombre que podríamos traducir como “La Guarida del Diablo” así que sin más, se dirigieron al emplazamiento en coche y durante el camino Lovelace se dio cuenta de que se había olvidado la cámara en casa, en la encimera de la cocina. Este detalle será de importancia más adelante en la historia de este testigo.
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Luces en el cielo
Cuando llegaron, en lugar de acampar en una de las zonas designadas para ello, los dos compañeros decidieron dirigirse a una meseta totalmente salvaje en la que no estaba permitido acampar, pero eso no les importó y una de las noches, unas luces en el cielo, que adoptaban la forma de un triángulo se dirigieron hacia ellos. Se acercaban cada vez más y ya, cuando la distancia se fue reduciendo, se dieron cuenta de que no se trataba de luces no, sino de un enorme objeto, del tamaño de un edificio de cinco plantas, con forma triangular que tenía en la parte de abajo, bajo cada vértice, una luz.
En ese momento entró en escena el “Factor Oz” o la “campana de irrealidad”, de pronto, todo el bosque se quedó en silencio y el aire dejó de mover ramas y arbustos, no parecía la realidad sino otra cosa… Lovelace y su compañero se pusieron muy nerviosos, tenían miedo y como si nada, en un segundo, todo cambió y comenzaron a sentir una extraña apatía y dejó de importarles aquel objeto que casi tenían encima para simplemente echarse a dormir sintiéndose algo mareados.
Pequeños seres correteando
Cuando hubieron pasado unas 3 horas los testigos se despertaron para comprobar que el enorme objeto seguía ahí, flotando cerca del suelo a no mucha distancia de la tienda de campaña y figuras humanoides de pequeño tamaño corrían de un lado para otro sin alejarse mucho.
Los compañeros entonces pudieron observar como del objeto partía un haz de luz blanca y aquellas pequeñas figuras, de una en una, se internaban en la luz y desaparecían. Se quedaron viendo la inexplicable escena hasta que la última figura hizo lo propio y el objeto simplemente se marchó.
Entonces fue cuando los testigos tuvieron una reacción más… natural. Muertos de miedo, reunieron sus enseres (dejándose olvidados algunos por cierto) y salieron de allí a toda velocidad.
¿Implantes en una pierna?
Lovelace relató que tiempo después, en el año 2012, comenzó a salir a correr por hobby pero que siempre que llegaba a la marca de 3 km, se le entumecía una pequeña zona sobre su rodilla derecha y acabó por hacerse una radiografía en esa zona pero lo que mostró la imagen era increíble:
En la vista lateral aparecía un elemento de aspecto metálico con forma de pétalos y en la vista frontal, arriba a la derecha, podía observarse un pequeño cuerpo, con forma cuadrada y dos filamentos ascendentes que recuerdan a cables. Nadie sabía cómo tales cosas podían haber llegado hasta allí teniendo en cuenta que el testigo no presentaba marca ni cicatriz alguna y que tampoco había pasado por ninguna cirugía.
Nuestra compañera Sonia Gupta del canal AEnigma, presenta más datos y una interesante visita que el testigo recibió por dos hombres vestidos de traje negro en el siguiente video:
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