Esta antigua reina de Palmira conquistó Egipto, capturó provincias romanas y casi transformó su reino en un imperio igual a Roma.
En el siglo III de nuestra era, la riqueza, la cultura y el poder resplandecían en la ciudad de Palmira. Esta capital cosmopolita de la provincia romana del mismo nombre se encontraba cerca de las fronteras orientales del imperio, facilitando un excelente escenario para el ambicioso juego de poder de la reina Zenobia.
El enfrentamiento había tardado décadas en prepararse. A mediados del siglo III d.C., el Imperio Romano estaba sumido en una crisis política y económica, sus fronteras estaban bajo constante ataque y su centro luchaba por mantenerse. La catastrófica derrota y captura del emperador Valeriano por los persas empujó al gobierno romano a un caos aún mayor. En Europa, el imperio rebelde galo comenzó a separarse de Roma. Debilitado y distraído, el imperio enfrentaba amenazas en todos los frentes. Como privilegiada testigo desde el este, Zenobia vio su oportunidad y supo que tenía un imperio que ganar.
Palmira tenía una historia de cooperación con el dominio romano, que se habían traducido en muchos beneficios para el reino del desierto. Situada en el centro de la actual Siria, Palmira había prosperado desde que estuvo bajo el control romano en el siglo I d.C. Al estar ubicada en la encrucijada entre el mundo mediterráneo gobernado por Roma y los grandes imperios de Asia, se convirtió en un centro de enorme importancia estratégica y económica.
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La Grandeza de Palmira
La ciudad era una parada obligada para las caravanas que atravesaban los desiertos. La riqueza que brotaba en Palmira dio a sus gobernantes los medios para embellecer su ciudad, así como la confianza para afirmarse regionalmente. Conocida como la “perla del desierto”, la ciudad oasis era famosa por sus magníficos edificios, como su Arco del Triunfo y un impresionante teatro. A mediados del siglo III, el imperio de Palmira ya disfrutaba de cierta independencia, aunque como un estado cliente dentro del Imperio Romano. Zenobia buscó cambiar eso.
La historia de la vida de Zenobia ha estado sujeta a una gran cantidad de especulaciones académicas. La Historia de Augusto, una colección de biografías de la época romana tardía afirma que Zenobia se asoció con los Ptolomeos de Egipto, incluida Cleopatra. Los historiadores orientales, como el persa al-Tabari del siglo IX, creían que Zenobia no era griega sino de ascendencia árabe. Los historiadores modernos concuerdan en que la reina de Palmira no descendió de los Ptolomeos y muy probablemente provenía de una influyente familia de Palmira en la que había recibido una buena educación.
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Existe muy poca información sobre su crianza y educación. Basándose en fuentes del Imperio Romano, el historiador británico del siglo XVIII Edward Gibbon escribió descripciones detalladas de ella en su clásico de seis volúmenes, La historia de la decadencia y caída del Imperio Romano:
“La Europa moderna ha producido varias mujeres ilustres que han sostenido con gloria el peso del imperio; ni nuestra propia época está desprovista de personajes tan distinguidos… Zenobia es quizás la única mujer cuyo genio superior rompió la indolencia servil impuesta a su género… Zenobia era estimada como la más hermosa y heroica de su sexo… Su entendimiento varonil fue fortalecido y adornado por el estudio. No ignoraba la lengua latina, pero poseía con igual perfección las lenguas griega, siríaca y egipcia”.
El Complot contra Odaenathus
Zenobia contrajo matrimonio con Odaenathus, un árabe romanizado y gobernante de Palmira. Odaenathus defendió con éxito a Palmira de los persas, que estaban en lo alto después de su humillante derrota del emperador Valeriano. Siendo leal a Roma, al menos aparentemente, Odaenathus logró romper las líneas persas y obligarlas a retirarse a su territorio.
Odaenathus, rey de Palmira.
Desde el inicio, Odaenathus afirmó estar actuando en nombre de Roma, pero pronto quedó claro que quería establecerse como “monarca de Oriente”. Debido a la precaria posición de Roma, el nuevo emperador —el hijo de Valeriano, Galieno— no tuvo más remedio que reconocer el poderoso estatus de Odaenathus. Además de ostentar varios títulos otorgados por Roma, Odaenathus también fue coronado “rey de reyes” por su propio pueblo. Palmira podría haberse convertido en la capital de un nuevo imperio, pero no fue así. Las ambiciones de Odaenathus se vieron frustradas por una intriga palaciega en 267. Al regresar de una campaña contra los godos en Capadocia (Turquía central), un pariente lo asesinó en su palacio.
El Ascenso de Zenobia
El momento de Zenobia había llegado. Su hijo de Odaenathus, Wahballat era el heredero, pero aún era un niño. Zenobia se declaró regente, una medida que le permitió hacerse con el control de los territorios del este, recientemente arrebatados a los persas. Ejecutó a las partes responsables de la muerte de su esposo y luego puso fin a la ficción de que Palmira y sus dominios estaban sumisos al Imperio Romano y su emperador. Zenobia supo aprovechar el momento de debilidad del Imperio Romano. Desdeñó al emperador Galieno y sus generales, que no pudieron detenerla.
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Cuando Zenobia llegó al poder, mantuvo las políticas de su difunto esposo. En el caos de Roma que caracterizó la crisis del siglo III, 26 hombres habían ido y venido como emperadores. Odaenthus pudo haber pensado que él podría ser el próximo demostrando ser valioso para Galieno y acumulando su propia riqueza saqueando las ciudades de los sasánidas. Después de su muerte, Zenobia pudo haber considerado que su hijo, o incluso ella misma, podría gobernar Roma y así continuó el reinado de su esposo como él lo había dirigido.
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Galieno fue asesinado en 268 y reemplazado por Claudio II, quien luego murió de fiebre y fue sucedido por Quintillus en 270 EC. A lo largo de este tiempo, las políticas de Zenobia cambiaron constantemente y, en 269 EC, al ver que Roma estaba demasiado ocupada con sus propios problemas para notarla, envió a su general Zabdas al frente de su ejército al Egipto romano y lo reclamó como suyo.
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Paulatinamente, con astucia y las sabias recomendaciones de sus consejeros, Zenobia amplió la ruptura con Roma. Manteniendo a raya a los persas hacia el este, anexó varios estados vecinos, incluida toda Siria y la mayor parte de Anatolia (la actual Turquía). En 269 envió sus fuerzas a Egipto y se apoderó de Alejandría. Para el 270, había tomado el control de todo Egipto, su riqueza y el grano que suministraba a Roma. Su imperio parecía imparable.
Una vez que tuvo Egipto, entró en negociaciones diplomáticas con las regiones del Levante y Asia Menor y las agregó a su creciente imperio. Con Roma en crisis, el creciente y rico Imperio Palmireno habría sido una opción atractiva para los gobernantes provinciales de estas regiones, y Roma seguía demasiado ocupada con luchas internas para hacer algo con respecto al imperio en expansión de Zenobia. Aunque está claro que estaba creando su propio imperio en oposición a Roma, todavía no hizo nada para justificar un conflicto abierto con el imperio.
El Asedio de Palmira
El siguiente emperador importante de Roma, Lucio Domicio Aureliano, era un tipo de adversario muy diferente. Tomando el poder en 270, Aureliano poseía una rígida disciplina militar forjada en la batalla en las fronteras imperiales. Su ferocidad en el frente fue legendaria. Durante los cuatro breves años de su reinado, este soldado endurecido ganó la guerra de sus predecesores con los godos, repelió una invasión bárbara del norte de Italia y restauró el dominio romano en las rebeldes provincias de Galia, Bretaña e Hispania.
La reina Zenobia ante el emperador Aureliano. Cortesía: panoramahenares.com
El creciente poder de Zenobia y su abierto desafío a la autoridad romana, especialmente después de la declaración de su propio hijo como César en 271, no pudieron evitar atraer la atención de Aureliano. El emperador romano tomó represalias, recuperando territorio de Zenobia mientras sus legiones avanzaban por Asia Menor. Cerca de Antioquía, su ejército de 70.000 hombres se opuso, pero después de que las fuerzas de Aureliano los derrotaran, los soldados restantes se retiraron a Palmira. Las legiones de Aureliano los persiguieron y llegaron a las murallas de la ciudad en 272.
Asediaron Palmira, pero Zenobia confiaba en que sus arqueros y su caballería podrían repelerlos. Si eso no funcionaba, tal vez los romanos sucumbieran al hambre y al despiadado clima del desierto. Según la Historia de Augusto, la reina lanzó un mensaje lleno de desafío característico:
“De Zenobia, reina de Oriente, a Aureliano Augusto… Exige mi rendición como si no supiera que Cleopatra prefería morir como reina antes que seguir viva, por muy alto que sea su rango.”
Herido por el rechazo de una mujer, Aureliano redobló sus esfuerzos para tomar la ciudad. Mientras Aureliano estaba en marcha, Zenobia había reunido a sus tropas y los dos ejércitos se encontraron fuera de la ciudad de Daphne en la Batalla de Immae en 272 a. C. Aureliano ganó el compromiso fingiendo retirarse y luego girando en formación de pinza una vez que las fuerzas palmirenas se cansaron de la persecución. Los palirios fueron derrotados y luego masacrados. La propia Zenobia, junto con su general Zabdas, huyó a la ciudad de Emesa donde tenía más hombres y, además, guardaba su tesoro.
Emperador Aureliano. Cortesía: caminandoporlahistoria.com
Aureliano la persiguió mientras ella se reagrupaba y reorganizaba sus fuerzas, y los ejércitos se volvieron a encontrar en batalla fuera de Emesa, donde los romanos volvieron a salir victoriosos utilizando precisamente la misma táctica que habían utilizado en Immae. Fingieron retirarse ante la caballería palmiriana, que los persiguió, y luego se volvieron y los atacaron desde una posición auspiciosa. Las fuerzas de Palmira fueron destruidas y Aureliano tomó la ciudad y, se supone, saqueó el tesoro. Sin embargo, Zenobia había vuelto a escapar.
Cuando Aureliano entró en Palmira y la encontró desaparecida, envió a la caballería para detenerla, y la tomaron prisionera mientras intentaba cruzar el río Éufrates. Fue devuelta a Aureliano encadenada, donde protestó por su inocencia y culpó de sus acciones a los malos consejos que le dieron sus asesores, principalmente Cassius Longinus, quien fue ejecutado de inmediato. Luego, Zenobia fue devuelta a Roma.
Los Ultimos días de Zenobia
Existen distintas versiones sobre el destino de Zenobia después de su captura. Según Zosimus, ella y su hijo se ahogaron en el Bósforo mientras eran transportados de regreso a Roma, pero también afirma que llegó a Roma, sin su hijo, fue juzgada y absuelta; después de lo cual vivió en una villa y finalmente se casó con un romano.
La Historia Augusta relata la historia de cómo la desfilaron por las calles de Roma con cadenas de oro y cargada de joyas durante el desfile del triunfo de Aureliano, después de lo cual fue liberada y se le dio un palacio cerca de Roma donde “pasó sus últimos días en paz y lujo”.
Zenobia encadenada. Cortesía: panoramahenares.com
Zonaras afirma que la llevaron de regreso a Roma, nunca la llevaron por las calles encadenada y se casó con un rico marido romano, mientras que Aureliano se casó con una de sus hijas.
Al-Tabari, como los otros escritores árabes, no menciona en absoluto a Aureliano ni a Roma en su narrativa. En el relato de Al-Tabari, Zenobia asesinó a un jefe tribal llamado Jadhima en su noche de bodas, y su sobrino buscó venganza. El sobrino la persigue hasta Palmira, donde escapa en un camello y huye al Éufrates. Anteriormente había ordenado que se cavara un túnel debajo del río en caso de que sus planes salieran mal y tuviera que escapar, a lo que, en la historia, apenas está entrando cuando la atrapan. Luego, o se suicida bebiendo veneno o, en otra versión de la historia, es ejecutada.
El legado de Zenobia
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Zenobia se convirtió en una de las figuras más populares del mundo antiguo en las leyendas de la Edad Media, y su legado como gran reina guerrera y gobernante inteligente, rodeada de los hombres más sabios de su tiempo, influyó en pintores, artistas, escritores y incluso monarcas posteriores como Catalina la Grande de Rusia (r. 1729-1796 EC), que se comparó a sí misma con Zenobia y su corte con la de Palmira. La historia de su vida se transmitió en gran parte a estas generaciones posteriores a través de la obra Historia Augusta y Gibbon que presentaba a la reina de Palmira como una adversaria honorable y digna de Roma y una gran heroína del mundo antiguo, y así es como todavía se la recuerda. en el día presente.
Bibliografía
Sitios web:
- Zenobia, la “reina guerrera” descendiente de Cleopatra que desafió al Imperio
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53343007 - Boudica y Zenobia. Dos Mujeres Guerreras Contra El Imperio Romano
https://encolombia.com/educacion-cultura/arte-cultura/notasdecienciayarte/boudica-y-zenobia-dos-mujeres-guerreras-contra-el-imperio-romano/ - Zenobia de Palmira, “la reina guerrera”
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/zenobia-de-palmira-la-reina-guerrera/20111209190142067260.html - Zenobia, la “Reina Guerrera” que desafió el Imperio Romano
http://www.sana.sy/es/?p=190356 - La Reina Zenobia de Palmira en la actual Siria
https://www.efemeridespedrobeltran.com/es/eventos/diciembre-1/la-reina-zenobia-de-palmira-en-la-actual-siria.-hoy-23-de-diciembre-de-245-nace-zenobia - Zenobia: Reina Guerrera de Palmyra
https://www.greelane.com/es/humanidades/historia-y-cultura/queen-zenobia-biography-3528385/
Artículo escrito por: Pedro Noguchi, colaborador de CodigoOculto.com
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