Científicos han descubierto un fósil increíblemente raro suspendido en ámbar de 16 millones de años: una especie nunca antes vista de tardígrado, una criatura acuática regordeta que rara vez aparece en el registro fósil.
El tardígrado fosilizado encontrado en ámbar dominicano constituye una rama rara del árbol genealógico de estas bestias extrañamente indestructibles.
El espécimen se remonta al Mioceno, hace unos 16 millones de años, y es solo el tercer tardígrado conservado en ámbar que se describe y nombra completamente. Los científicos dicen que esta escasez se debe a que son muy pequeños y sus cuerpos no producen minerales que sobrevivan a las edades … y no porque simplemente no mueran, pero ¿quién puede decirlo, de verdad?
En cualquier caso, la pequeña bestia, que representa una nueva especie, puede ayudarnos a completar la historia evolutiva de los tardígrados, un filo que de alguna manera logró sobrevivir a cada extinción masiva que conocemos. Sus descubridores lo llamaron Paradoryphoribius chronocaribbeus, y lo identificaron como miembro de la superfamilia tardígrada moderna, Isohypsibioidea.
Representación de un tardígrado.
Phil Barden, biólogo del New Jersey Institute of Technology, dijo en un comunicado:
“El descubrimiento de un tardígrado fósil es verdaderamente un evento único en una generación. Lo que es tan notable es que los tardígrados son un linaje antiguo omnipresente que lo ha visto todo en la Tierra, desde la caída de los dinosaurios hasta el surgimiento de la colonización terrestre de plantas. Sin embargo, son como un linaje fantasma para los paleontólogos sin casi ningún registro fósil. Encontrar restos fósiles tardígrados es un momento emocionante en el que podemos ver empíricamente su progresión a lo largo de la historia de la Tierra”.
Los tardígrados son supervivientes notables. Cuando las condiciones se vuelven desagradables, pueden secarse, reconfigurar sus cuerpos y entrar en animación suspendida, llamada desecación, durante años.
Puede arrojarles prácticamente cualquier cosa: temperaturas heladas , cero oxígeno, altas presiones, el vacío del espacio, radiación cósmica, ser hervidos e incluso ser disparados con un arma. Sin embargo, su historia evolutiva está envuelta en un misterio.
El diminuto tardígrado fosilizado. Crédito: Phillip Barden / Harvard / NJIT
El diminuto tardígrado conservado que se encuentra en el ámbar dominicano es microscópico y mide poco más de medio milímetro de longitud. Esto era demasiado pequeño para que los investigadores lo vieran con un microscopio de disección normal, por lo que recurrieron a la microscopía confocal.
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La composición quitinosa de la cutícula de un tardígrado se excita fácilmente con los láseres utilizados en la microscopía confocal, lo que significa que emite fluorescencia.
El resultado, dicen los investigadores, es el fósil tardígrado mejor fotografiado hasta la fecha. En las imágenes, pudieron ver claramente las pequeñas garras del tardígrado y su aparato bucal o intestino anterior. Esto reveló que estaban mirando algo desconocido.
Autofluorescencia de Paradoryphoribius chronocaribbeus bajo microscopía confocal. (Mapalo et al., Proc. R. Soc. B, 2021)
Marc Mapalo, tardigradólogo de la Harvard University, dijo en un comunicado:
“Aunque externamente parecía un tardígrado moderno, con la microscopía láser confocal pudimos ver que tenía esta organización única del intestino anterior que nos justificaba erigir un nuevo género dentro de este grupo existente de superfamilias de tardígrados. Paradoryphoribius es el único género que tiene este arreglo de carácter único específico en la superfamilia Isohypsibioidea”.
Esto también significa que los científicos pueden explorar mejor los cambios evolutivos que han experimentado los tardígrados durante un período de tiempo de millones de años.
Los científicos descubrieron una especie de tardígrado previamente desconocida atrapada en ámbar. Crédito: Harvard / NJIT, ilustración de Holly Sullivan
Paradoryphoribius representa el único fósil tardígrado de la era actual, el Cenozoico. Los otros dos son más antiguos: Milnesium swolenskyi, descrito en 2000, es de hace unos 90 millones de años, y Beorn leggi, descrito en 1964, es de hace unos 72 millones de años, ambos en el Mesozoico.
El descubrimiento también confirma que el ámbar puede servir como un recurso sin explotar para los fósiles tardígrados. Debido a que los animales tienden a habitar ambientes húmedos, donde se pueden encontrar árboles, y debido a que sus diminutos marcos no se fosilizan fácilmente (o simplemente viven para siempre, quién puede decirlo), el ámbar parece ser la mejor opción.
Sin embargo, debido a que son tan pequeños, es posible que se hayan pasado por alto los fósiles tardígrados en otros depósitos de ámbar.
Los investigadores esperan que su descubrimiento pueda inspirar a otros a observar más de cerca las muestras de ámbar, con la esperanza de aprender más sobre este enigmático y resistente filo de animales.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
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