La Biblioteca de Alejandría fue una de las bibliotecas más importantes del mundo antiguo y uno de los centros de difusión del conocimiento más prestigiosos. En su mejor momento, llegó a albergar la asombrosa cantidad de 900.000 manuscritos. Evidentemente, toda esa información escrita provenía de diversos lugares. ¿En dónde se producían estos registros y cómo llegaban a la Biblioteca de Alejandría?
La Gran Biblioteca de Alejandría
Es posible que la idea de crear la Gran Biblioteca de Alejandría haya sido propuesta por Demetrio de Fálero, un estadista ateniense exiliado. El encargado de materializar dicha idea fue el sátrapa de Egipto y fundador de la dinastía ptolemaica, Ptolomeo I Sóter. Al igual que su predecesor, Alejandro Magno, Sóter estaba muy interesado en promover la cultura helénica.
La fundación de este centro de erudición se llevó a cabo a comienzos del siglo III a.C., en el complejo palaciego de la ciudad de Alejandría, durante el periodo helenístico del antiguo Egipto. Formaba parte de una institución de investigación mayor conocida como Museion, dedicada a las nueve diosas de las artes, las Musas.
La Biblioteca de Alejandría no solo sirvió para que los reyes ptolemaicos exhibieran su poderío, sino también para desarrollar la supremacía de Alejandría como sucesora de Atenas en la promoción de la cultura griega. En esta enorme y prestigiosa biblioteca trabajaron numerosos eruditos destacados e influyentes, como Zenódoto de Éfeso, Calímaco, Apolonio de Rodas, Arquímedes y Euclides.
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Escritores y copistas
Estos y otros personajes se dedicaban a la investigación y la docencia, además de realizar copias y traducciones de los manuscritos que llegaban a Alejandría. Igualmente, escribían nuevos estudios originales que iban añadiendo a la colección, haciendo que la Biblioteca de Alejandría contara con su propia producción de ejemplares.
¿Cómo llegaban los libros a la Biblioteca de Alejandría?
Para alcanzar un surtido tan extenso y variado de manuscritos, era necesario que las autoridades de la Biblioteca de Alejandría contaran con una política de obtención de textos bien financiada y definida. De hecho, según cuenta Lionel Casson en su obra Bibliotecas del mundo antiguo, los ptolomeos desarrollaron un agresivo sistema de compra de libros.
Varios agentes debidamente autorizados eran enviados a lugares lejanos con el único fin de que compraran cualquier libro que encontrasen. Se les suministraba una gran cantidad de dinero y cualquier otra facilidad que necesitaran durante sus travesías. Debían adquirir los libros y escritos sin importar cuál fuese su temática, y era muy importante que eligieran las copias más antiguas.
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En la antigüedad se creía que, mientras más viejo fuera un libro, menos veces habría sido copiado y más fiel al original sería. Por esta razón, los compradores de libros enviados por el emperador se esmeraban por reunir los ejemplares más viejos que fueran legibles y pudieran ser transportados.
Un nuevo trabajo lucrativo: la falsificación de libros
Sabiendo que los compradores de libros buscaban los ejemplares más viejos, algunas personas desarrollaron un negocio lucrativo. Usando distintos métodos, lograban envejecer los papiros y pergaminos para entonces pedir más dinero por ellos. Quienes estuvieran interesados en comprar libros antiguos, debían examinar con cuidado cada copia para no caer en la trampa.
Otra manera de obtener libros para la Biblioteca de Alejandría
Además de organizar la compra de libros para surtir la Biblioteca de Alejandría, los ptolomeos se valieron de otro medio para obtener más publicaciones. Ordenaron que todo barco que entrase a Alejandría debía ser cuidadosamente inspeccionado. Si se encontraban libros a bordo, estos eran confiscados y llevados a la biblioteca.
Allí, los escribas se encargaban de hacer copias de los libros hallados, para entonces dejar los originales en la biblioteca y devolver al barco las copias. Para su buena fortuna, los ptolomeos tenían en Egipto una abundante cantidad de papiro para hacer papel y así copiar casi sin límites.
Los libros eran comprados a familias e individuos que, por décadas, habían coleccionados libros o los habían heredado. Se cree que la venta y producción de libros se inició en Atenas hacia la segunda mitad del siglo V a.C. La sociedad ateniense era conocida por su ávida sed de nuevos conocimientos, y en sus calles era común encontrar pequeñas bibliotecas o puestos de venta de libros.
Artículo escrito por: Luisa Lugo, colaboradora de CodigoOculto.com
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muy interesante , gracias por esta info.
Aunque no soy experto en temas,aprecio un trabajo bien hecho y escrito.
Se agradece la difusión de estos temas,que humildemente creo son necesarios en
esta hora,para despertar y darle un giro de tuerca a esta historia mentirosa que nos
han infiltrado en nuestras conciencias,
Saludos.